Sube la cifra de mujeres sin techo en Tenerife: ya son más de 600

Cada vez más mujeres se ven abocadas a vivir sin techo en las calles de Tenerife. Lo denuncia Cáritas Diocesana, organización solidaria que advierte en un informe contundente sobre «el significativo aumento de la cifra de mujeres en situación de exclusión residencial extrema en los últimos cuatro años». Según el estudio Mujeres y Sinhograismo, este año la entidad acompañó a un total de 637 féminas sin hogar en la Isla, un 27,6% del total (2.308).

El informe elaborado por la institución católica constata la «cronificación» de esta problemática, ya que las mujeres sin hogar a menudo sufren una doble discriminación, por ser mujer y por carecer de vivienda. «Esto puede incluir la negación de servicios básicos, la falta de acceso a refugios seguros frente a la violencia de género, al contar con problemas de salud mental o adicciones y la falta de apoyo adecuado para salir de la situación de falta de vivienda», detalla Cáritas.

El 60% ha sufrido violencia machista o ha experimentado algún otro tipo de violencia sexual (agresiones, propuestas sexuales o de prostitución) o física (insultos, vejaciones, robos, agresiones). De igual modo, las mujeres duplican en porcentajes a los hombres en diagnósticos de ansiedad y depresión crónica, y la edad, la procedencia y la situación administrativa, incluso contar con una discapacidad, añaden un mayor riesgo a su situación de exclusión, precisa el informe.

Cáritas Diocesana de Tenerife subraya que «el perfil de la exclusión en Canarias es mayoritariamente femenino» y está caracterizado por «una situación de pobreza severa». Así lo refleja también el último informe Foessa, publicado en 2022, que revela que más de 320.000 personas se encontraban en exclusión en el Archipiélago, lo que representa el 14,8% del total de la población canaria.

El estudio, elaborado a partir de los datos recogidos por los equipos técnicos del proyecto de Unidades Móviles de Atención en Calle para personas sin hogar (UMAC), apunta también que solo un 20% de las mujeres atendidas confiesan que tuvieron una infancia y juventud normalizada. Otro 20% padece condiciones de exclusión social severa y el 60% restante ya se encontraba en contextos de exclusión social severa desde la infancia.

A partir de la juventud, todas las mujeres atendidas por Cáritas entraron en exclusión social severa, perdieron su red de apoyo y empezaron a sufrir violencia de género en sus relaciones, en el 100% de los casos. Además, el 70% venía desde la infancia de contextos de violencia intrafamiliar y violencia machista padecida de sus madres, y otro 20% provenían de un contexto de abandono de los progenitores. Incluso, un 30% de los casos aseguran haber sufrido abusos sexuales desde la infancia por parte de familiares o personas ajenas al núcleo familiar.

El análisis de Cáritas tilda de «problema especial» el que afecta a estas mujeres sin techo y defiende que «requiere un enfoque diferenciado». «Estas diferencias no solo están relacionadas con las barreras económicas y sociales, sino también con las múltiples formas de violencia de género y discriminación que afectan desproporcionadamente a las mujeres», deja claro.

La intersección entre género y sinhogarismo pone de manifiesto, según Cáritas, «cómo los roles sociales y las expectativas culturales perpetúan dinámicas de vulnerabilidad». Según el preocupante informe, muchas mujeres que se enfrentan al sinhogarismo han sido víctimas de violencia doméstica, abuso sexual o desigualdades laborales, «lo que agrava su situación y limita sus posibilidades de salir de este ciclo de exclusión». Además, avisa de «la invisibilización de las mujeres en situación de calle», debido a estrategias de supervivencia como ocultarse para evitar peligros, dificulta el diseño de políticas públicas inclusivas y efectivas hacia los más desfavorecidos.

Hay otro factor, que en este caso afecta indistintamente con mujeres y hombres sin techo de Tenerife: tres de cada cuatro han sufrido insultos o rechazo de la sociedad, «una actitud que contribuye a su deshumanización y refuerza su aislamiento». Este tipo de discriminación también se percibe en la negativa de algunos servicios básicos como el acceso al empadronamiento, a la atención sanitaria y el acceso al alquiler de vivienda.

A Cáritas le preocupan sobremanera los problemas crónicos de salud que padecen especialmente las mujeres sin hogar de la Isla. Tal y como expone el informe dado a conocer ayer, las mujeres duplican a los hombres en enfermedades vinculadas con la salud mental (ansiedad crónica, depresión crónica y trastornos mentales graves).

El informe concluye enfatizando que «las mujeres en situación de exclusión residencial extrema ven negado el ejercicio de su ciudadanía y son privadas del acceso a muchos de sus derechos básicos». Por ello, Cáritas reclama «políticas públicas reales de acceso a una vivienda digna, priorizando en los colectivos más vulnerables».

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