Religión | El fin del obispado de Bernardo Álvarez
El Papa acepta la marcha del obispo, que acelera la sucesión por su estado de salud
Bernardo Álvarez podía haber seguido como prelado hasta la elección de su sustituto pero ha preferido renunciar porque, como él mismo admitió, «estoy delicado de salud»

A la izquierda, último acto oficial de Bernardo Álvarez como obispo de Tenerife el pasado sábado en la Catedral de La Laguna en el día grande de las Fiestas del Cristo. Arriba, en el Descendimiento del Cristo de La Laguna del pasado lunes día 9. A la derecha, en unas Fiestas del Cristo del año 2018. Debajo, durante una visita a las obras en la iglesia de La Concepción de Santa Cruz en 2018 y a la iglesia de San Marcos de Icod de los Vinos en 2019. | arturo jiménez-e.d.

Bernardo Álvarez Afonso (29 de julio de 1949, Breña Baja, La Palma) deja de ser oficialmente obispo de la provincia de Santa Cruz de Tenerife. En un comunicado, la Conferencia Episcopal Española anunció ayer que el papa Francisco acepta la marcha de Bernardo Álvarez. El religioso palmero presentó su renuncia el pasado 29 de julio, justo el día que cumplió 75 años. Álvarez se ajustaba así al Código de Derecho Canónico, es decir, a las normas que regulan la organización de la Iglesia católica latina. En el artículo 401.1 se recoge: «Al obispo diocesano que haya cumplido setenta y cinco años de edad se le ruega que presente la renuncia de su oficio al Sumo Pontífice, el cual proveerá teniendo en cuenta todas las circunstancias».
Bernardo Álvarez abandona el liderazgo de la Diócesis Nivariense tras 19 años de trayectoria. Fue nombrado obispo el 29 de junio de 2005, recibió la ordenación episcopal el 4 de septiembre de ese mismo año en la Catedral de La Laguna y ese mismo día tomó posesión canónica de la Diócesis Nivariense. Se abre ahora un proceso de sucesión para el que Álvarez ha elegido el protocolo más rápido con el fin de que haya nuevo prelado antes de la próxima Navidad. La razón: la enfermedad que padece, que le imposibilita seguir ejerciendo como obispo de forma provisional. De hecho, Bernardo Álvarez podía haber permanecido en el puesto hasta la designación de su sucesor pero ha preferido acelerar el proceso y abandonar el cargo.

El Papa acepta la marcha del obispo, que acelera la sucesión por su estado de salud
Disolución de todos los cargos
La vía elegida supone no solo la marcha del obispo, sino también la disolución de los principales cargos y órganos de la Diócesis Nivariense: cesan los vicarios generales y episcopales –los siguientes cargos de máxima responsabilidad tras el del prelado– y quedan disueltos el Consejo Presbiteral –que es como una especie de senado– y el Consejo Diocesano de Pastoral –un órgano de máxima representación en el que se incluyen personas laicas–. Es otro organismo de la jerarquía de la Iglesia tinerfeña, el Colegio de Consultores, el que asume el gobierno de la Diócesis Nivariense hasta que nombre al administrador diocesano, quien suplirá en este periodo de transición al obispo.
Según Nivariense Digital, el periódico de la Diócesis, el Colegio de Consultores ha sido convocado para hoy mismo. Se trata de un grupo de sacerdotes al que el Derecho Canónico encomienda la misión de asesorar al obispo en los temas de mayor importancia. Cuando el cargo queda vacante le corresponde elegir al administrador diocesano que regirá la diócesis hasta la toma de posesión del nuevo obispo. El Colegio de Consultores está formado por los siguientes religiosos: Antonio Manuel Pérez (vicario general, mano derecha y número dos de Bernardo Álvarez), Víctor Manuel Álvarez (también vicario general), Juan Antonio Guedes (vicario episcopal de la Vicaría Territorial nº 1 de La Laguna), Rubén José Fagundo (vicario episcopal de la Vicaría Territorial nº 3 de Tenerife Norte), Agalac Alonso (vicario episcopal de la Vicaría Territorial nº 4 de Tenerife Sur), Víctor Manuel Oliva (ecónomo diocesano), Juan Pedro Rivero (presidente del Cabildo Catedral), Eduardo Rodríguez (delegado para la Promoción de la Nueva Evangelización), Quinidio Guerra (secretario del Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias), Julio Ribot (arcipreste de Tegueste), Domingo Miguel González (arcipreste de Güímar) y Juan José Bello (vicearcipreste de Guía de Isora).

El Papa acepta la marcha del obispo, que acelera la sucesión por su estado de salud
La enfermedad del prelado
El propio órgano de información de la Diócesis admite que la fórmula elegida se debe a la enfermedad que sufre el prelado. «El ahora obispo emérito Bernardo Álvarez había pedido que este proceso de su renuncia se realizara lo antes posible debido a su estado de salud». Ya al final de la misa del pasado día 4, en el decimonoveno aniversario como obispo nivariense, señaló: «Damos gracias a Dios por estos 19 años al frente de esta diócesis. Espero que pronto el Papa nombre a otro obispo porque estoy delicado de salud. Un obispo que sea capaz de pastorear esta diócesis con espíritu de servicio y de amor a todas las personas. Les invito a rezar por mí para que el Señor me dé fortaleza y paciencia para afrontar la situación que estoy viviendo. También oremos los unos por los otros, por esta diócesis, para que el Señor nos mande un buen pastor».

El Papa acepta la marcha del obispo, que acelera la sucesión por su estado de salud
Será el Papa el que elija al sucesor de Bernardo Álvarez, en un procedimiento regulado por el Vaticano que comienza con el encargo por parte de Francisco al nuncio en España –que vendría a ser su embajador– para que inicie las gestiones con el fin de proponer a tres candidatos. El nuncio español del Papa se llama precisamente Bernardito Auza. Este elevará la lista al Dicasterio para los Obispos de Roma, órgano que realiza la selección de los nuevos obispos antes de la aprobación papal. Puede que el Dicasterio acepte los nombres propuestos por Bernardito Auza, puede que elija otros que vea más convenientes o puede que realice una lista con sus opciones y las del nuncio.
Los requisitos de los candidatos
El Dicasterio elevará las ternas definitivas a Francisco y será este el que adopte la decisión final. ¿Qué requisitos deberán cumplir los religiosos que opten a sustituir a Bernardo Álvarez? Esto dice el Código de Derecho Canónico en su artículo 378.1: «Insigne por la firmeza de su fe, buenas costumbres, piedad, celo por las almas, sabiduría, prudencia y virtudes humanas, y dotado de las demás cualidades que le hacen apto para ejercer el oficio. De buena fama. De al menos treinta y cinco años. Ordenado presbítero desde hace al menos cinco años. Doctor o al menos licenciado en Sagrada Escritura, Teología o Derecho Canónico por un instituto de estudios superiores aprobado por la Sede Apostólica o al menos verdaderamente experto en esas disciplinas».
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