Inversión de 6,4 millones en una planta para reutilizar líquidos de los residuos
El Complejo Ambiental de Tenerife, ubicado en Arico, alberga la nueva infraestructura que transforma los lixiviados de vertederos en recursos para el riego o la construcción

Un momento de la visita que llevó a cabo ayer a la nueva planta del Complejo Ambiental de Arico la consejera de Medio Natural y Sostenibilidad, Blanca Pérez. / ED
El Cabildo de Tenerife invierte 6,4 millones de euros con un plazo de ejecución de seis meses en una nueva planta de tratamiento de lixiviados –los líquidos de los residuos de los vertederos– en nuevos recursos. La infraestructura, ubicada en el Complejo Ambiental de Arico. permitirá que esos elementos puedan ser procesados para baldeo, riego, la construcción o la protección contra incendios, entre otros usos. Las obras de reforma y mejora comenzaron ayer y con el motivo de comprobar cómo marchan los trabajos la visitaron la consejera de Medio Natural, Sostenibilidad y Seguridad y Emergencias, Blanca Pérez, y el director insular de Residuos, Alejandro Molowny.
Una vez concluida la actuación, la Planta de Tratamiento de Lixiviados permitirá transformar todos los líquidos que se generan en la gestión de los residuos en agua como recurso para los ya mencionados usos urbanos o agrícolas.
Contrato de gestión
Blanca Pérez explica que «seguimos avanzando según la hoja de ruta que nos hemos marcado en la gestión de los residuos en Tenerife». El contrato de su gestión, añade, «contempla una serie de obras e infraestructuras a desarrollar con el objeto de mejorar la prestación del servicio». Subraya que «esta planta de lixiviados es una infraestructura necesaria para tratar los líquidos que provienen de los residuos para transformarlos en agua que se pueda reutilizar».
Dos fases
El director insular de Residuos, Alejandro Molowny, indica que «la planta va a gestionar toda la parte líquida del residuo en dos fases». Aclara que «en una primera etapa de ósmosis y una segunda de deshidratación de los concentrados resultantes». De la fase de ósmosis, señala, «vamos a obtener agua que podemos utilizar». Esta agua se denomina permeado y puede aplicarse para baldeos, obras de construcción dentro del propio complejo, sistemas de protección contra incendios o riegos. Molowny resume: «Es importante porque un 90% del lixiviado lo vamos a poder convertir en agua reutilizable».
En cuanto a la parte del concentrado, indica, «lo vamos a deshidratar y ese producto obtenido lo utilizaremos, tras el análisis y conclusiones de un proyecto de investigación, para mezclar con áridos y cementos a emplear en la construcción, convirtiéndolo así en un recurso». El proceso para hacer realidad el deshidratado subraya el director insular que «lo haremos con energías sobrantes del Complejo Ambiental de Tenerife». El calor generado en los gases de escape de los grupos de valorización energética del biogás «posibilitará que desarrollemos el sistema de deshidratación», concluye Molowny.
Los lixiviados
Los lixiviados son sustancias líquidas que circulan entre los residuos que se encuentran principalmente en los vertederos. Su aspecto suele ser bastante desagradable, de color negro o amarillo. Se trata de una materia densa y que produce muy mal olor. A veces, también puede presentar restos de espuma. Suelen formarse durante los procesos de fermentación y descomposición de la materia orgánica acumulada. La filtración del agua procedente de la lluvia circula entre los residuos y arrastra compuestos químicos y materiales biológicos, lo cual genera un efluente –liquido de plantas industriales– muy contaminante. Para evitar o minimizar la aparición de los lixiviados es fundamental un correcto tratamiento de las basuras. Hoy en día, los sistemas de tratamiento más habituales se desarrollan en el mismo lugar en el que se encuentran los lixiviados.
Segunda vida
El Cabildo anunciaba en febrero pasado que se adhería al proyecto para darle una segunda vida a los microplásticos y utilizarlos para tratar residuos líquidos. La Corporación insular dotó con 950.000 euros la iniciativa de la Universidad de La Laguna (ULL), liderada por el catedrático de Química Analítica Javier Hernández Borges, sobre economía circular, a través del uso del plástico para la conversión en compost de fluidos de los vertederos. En esta segunda vida son claves para tratar y convertir en compost los fluidos que emanan de los vertederos, los lixiviados. El estudio demuestra la capacidad que tienen de absorber los contaminantes de los fluidos derivados de la filtración y descomposición de la materia orgánica.
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