Sin perder el norte

Tiempo de descuento para el nuevo Centro de Deportes Acuáticos del Norte de Tenerife

Ahora que se acerca su reapertura conviene recordar las vicisitudes de una piscina que es historia en Puerto de la Cruz

Imagen que tendrá el Centro de Deportes Acuáticos de Puerto de la Cruz

Imagen que tendrá el Centro de Deportes Acuáticos de Puerto de la Cruz / El Día

Marta Casanova

Queda muy poco para ver culminada una de las infraestructuras deportivas más importantes del Norte y me atrevería a decir que de la Isla. Pocas obras nuevas nacen con tanta historia a sus espaldas como es el caso de la piscina de Puerto de la Cruz, ahora denominada Centro Insular de Deportes Acuáticos. Previsiblemente asistirán al acto de inauguración numerosas autoridades locales, insulares y regionales, de todos los colores políticos y un largo etcétera de personalidades que se sacarán la correspondiente foto institucional. Pero antes de ese ansiado día me gustaría rebobinar y tratar de hacer una breve crónica de un renacimiento anunciado que se ha demorado quizás más de lo debido, aunque sin duda la dicha es buena. Resulta lógico que los políticos deban estar en ese acto, cómo no, pero hoy quisiera poner el foco en la sociedad portuense y su empuje cuando cree en algo y le mueven los sentimientos porque en esta ocasión, como en otras muchas, «si la gente se mueve, se consiguen cosas positivas» como me dijo Helena González, impulsora de la página de Facebook Colectivo de Usuarios-Afectados Piscina Municipal Puerto de la Cruz, creada hace hoy ocho años.

En julio de 1975 se inauguraba la denominada Piscina Olímpica y Foso de Saltos, homologada como tal en aquella época por la Federación Española de Natación. Un hito histórico sobre todo para quienes hasta ese momento tenían que entrenar en la piscina del Lido de San Telmo, de 33 metros. Este fue sin duda el comienzo de una serie de acontecimientos deportivos que colocaron a Tenerife en referente en esta práctica deportiva. Juan Carlos Marrero, exconcejal del Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, creció en esas instalaciones de la mano de su padre, José Antonio Marrero, presidente del Club de Natación Martiánez en dos épocas diferentes a partir de 1961 y desde 1995, presidente de honor del citado club, con más de 30 años en la junta directiva.

Tiempo de descuento para el nuevo Centro de  Deportes Acuáticos

Tiempo de descuento para el nuevo Centro de Deportes Acuáticos / Marta Casanova

Marrero recuerda sus primeros entrenamientos con Pedro Martínez o Manuel González Galindo, a las siete de la mañana, a mediodía y después del colegio, junto a más de 25 nadadores y con una temperatura del agua que no superaba los 20 grados. Posteriormente llegaría Miguel Pedarrodona, primer entrenador peninsular que introdujo el waterpolo en Tenerife. En el año 80 fue cuando se unió Pedro Lucas que, junto a su mujer, María Teresa Nogués, incorporó el salvamento acuático, el socorrismo y la natación sincronizada.

Esta instalación acogió certámenes internacionales destacados como el campeonato absoluto de natación, celebrado en 1981, que fue un hito importante puesto que en aquella época era muy difícil llevar estos eventos fuera de Madrid o Barcelona, sin olvidar el Torneo Internacional del Atlántico que se celebró durante quince años en estas instalaciones y que congregaba cada Semana Santa a los mejores nadadores del mundo con selecciones procedentes de China, Israel, Italia, Alemania, Francia y un largo etcétera. Otro de los acontecimientos que se recuerdan de aquella época dorada era la celebración de las 24 horas ininterrumpidas de natación en las que participaban entre 12 y 14 deportistas.

La piscina, derruida en marzo de 2020 por encontrarse en un estado lamentable, era en definitiva el hogar y epicentro de más de 400 nadadores de todas las categorías, sin contar los casi mil niños y niñas e incluso adultos que venían desde El Sauzal a Buenavista a los cursillos de verano.

Pedro Hernández fue nadador y waterpolista del primer equipo del Club Martiánez que ascendió a la categoría nacional en 1990. Convivir casi en familia con deportistas de élite que procedentes de todas las partes del mundo fue una de las mejores situaciones que recuerda hasta que «también nosotros llegamos a serlo con mucho esfuerzo participando en la selección española de salvamento, en campeonatos de España absoluto y en natación». «Pero sin duda lo más destacable fue convertirnos en equipo de división de honor de Waterpolo, el mayor logro que se consiguió en los años de esa piscina», detalla.

Pedro pasa por las obras de construcción de la nueva piscina casi a diario y se siente feliz y esperanzado porque allí se puedan recuperar esos logros de antaño sin perder la idiosincrasia que un día tuvo. Otro waterpolista, Juan Pablo Sánchez, también entrenador, coincide en recordar esta etapa como única en un equipo referente en Canarias y España en waterpolo. «Ahora me gustaría formar parte de la historia que comienza con la nueva infraestructura y que nos tuviesen en cuenta», concluye.

Angy Ortiz llegó a recibir el título de mejor deportista de Tenerife. Recuerda cómo junto a su hermana Rosi, subcampeona del mundo en salvamento, comenzó a entrenar y participar en competiciones regionales y nacionales de natación sincronizada, quedando sexta de España en la modalidad de figuras. Más adelante comenzó a competir en salvamento, cosechando innumerables éxitos como campeona de España y segunda del mundo con la selección española. «Sin duda algo que contribuyó a generar ese espíritu deportivo y competitivo era el ambiente de éxito que se respiraba y se contagiaba allí. Aspiro a que la piscina vuelva a recuperar esa magia que tuvo en su día y podamos ver salir nuevos deportistas de éxito».

La exnadadora Beatriz Gutiérrez nos habla en similares términos sobre una experiencia vital vinculada a la natación que la ha definido como persona. Podría seguir citando a innumerables personas con anécdotas y vivencias en una instalación que originariamente era municipal hasta que en febrero de 2016, el Cabildo decidió meter las narices donde no le llamaban para comenzar a escribir la nueva historia del Centro Insular de Deportes Acuáticos y parte de esa culpa se debe a este periódico. Para eso sirve en definitiva el periodismo, para denunciar lo que está mal y hacer reflexionar a quienes tienen el deber de buscar soluciones para que finalmente las cosas ocurran.

Fue en febrero de 2016 cuando el entonces corresponsal del EL DÍA en el Norte, Raúl Sánchez, publicó una imagen de las niñas de natación sincronizada entrenando en el muelle. La foto iba acompañada del siguiente titular: «Entrenan en el muelle por el cierre de la piscina municipal del Puerto de la Cruz». Esta situación se producía tras una grave avería que se sumaba a las continuas deficiencias de una infraestructura obsoleta y descuidada que ha obligado a sus usuarios a buscarse la vida hasta hoy. Algo parecido, por cierto, a lo que ahora está ocurriendo con el parking de la Plaza de Europa, del que otro día hablaremos.

Tiempo de descuento para el nuevo Centro de  Deportes Acuáticos

Tiempo de descuento para el nuevo Centro de Deportes Acuáticos / Marta Casanova

Esta noticia tuvo una rápida reacción por parte del entonces presidente del Cabildo, Carlos Alonso, quien publicó en su perfil de Facebook la imagen del periódico con el comentario: «¡Esto sí que no puede ser! Hay que ponerle solución». Fue entonces cuando comenzaron los trámites para el convenio entre la Corporación insular y el Ayuntamiento, liderado entonces por Lope Afonso, que daría lugar a la cesión de competencias para poder acometer este ambicioso proyecto como Centro Insular de Deportes Acuáticos. Se procedió a iniciar los trámites para la redacción de un proyecto de estas características, autorización por parte de Costas para la disponibilidad de los terrenos y un tedioso proceso que incluyó el desalojo de ocupas que habían tomado las instalaciones como suyas.

Pero esta tramitación, supuestamente encaminada, se tuerce de nuevo el 22 de octubre de 2019. Tres meses después de la moción de censura al presidente Carlos Alonso, el nuevo equipo de gobierno decide dejar sobre la mesa el expediente de licitación de las obras alegando una serie de argumentos que encendieron de nuevo las alarmas entre los portuenses y los que destacaban un «excesivo coste» para el uso pretendido.

La respuesta social fue inmediata, sobre todo a través del grupo de Facebook Colectivo de Usuarios-Afectados Piscina Municipal Puerto de la Cruz. Helena Sánchez había creado este grupo en 2016 cuando les dijeron que ya no podían usar las instalaciones. «En ese momento yo entrenaba con el grupo máster del Martiánez, reenganchados a esta afición y allí nos preparábamos para las travesías denominadas Quien Dijo Miedo. Fue un verdadero impacto porque no podía creer que aquella instalación emblemática en la que medio Puerto y parte del Valle habíamos aprendido a nadar podía quedarse en la situación de abandono que llevaba arrastrando desde hacía algunos años hasta el punto de tener que cerrar», explica Helena, para añadir: «Decidimos entonces abrir este grupo dirigido al corazón. Queríamos despertar la emoción con anécdotas, fotos, historias sobre ese lugar que tanto ha significado para muchos de nosotros, sin pretender crear algún tipo de polémica. Aspirábamos también a tener un respaldo unánime por parte de colectivos, clubes, nadadores, pero es cierto que había cierta reticencia a aparecer públicamente, aunque sentimos un gran apoyo también anónimo. Y así decidí personalmente y a través de unos vídeos, que siguen colgados, hablar desde el corazón sobre lo que para mí había significado pertenecer a ese colectivo a través de la natación sincronizada que me permitió, con 9 años, salir a competir fuera de la Isla y compartir vivencias únicas. Eso es lo que le pedía a la gente: aportar recuerdos y emociones».

Más tarde, otra portuense, Yanira Pérez, al ver la paralización del proyecto por parte del Cabildo contactó de inmediato con el grupo de Facebook de Helena y junto a Rebeca Iannaccone, se pusieron manos a la obra con el movimiento Mueveteporlapiscina. «Hicimos varias reuniones en la cafetería Ebano con tormenta de ideas, mucho entusiasmo y ganas de cambiar las cosas. Iniciamos así la campaña de recogida de firmas a través de la plataforma change.org, diseño de camisetas y otra serie de acciones que no llegamos a culminar porque el ruido mediático y de redes sociales, sobre todo en la página de Facebook, fue tal que las autoridades de aquel momento desistieron en su intento por detener un proyecto que ya contaba con presupuesto y todos los avales necesarios para su culminación», nos comenta Yanira. «Estoy convencida de que sin nos hubiéramos mantenido en silencio, nos hubieran dado gato por liebre o quizás no hubiésemos tenido ni el gato. Lamentablemente Rebeca nos dejó de manera prematura y no verá la obra culminada pero allí donde esté se sentirá orgullosa del logro alcanzado», concluye Yanira.

A partir de ahora queda por definir un aspecto importante sobre la futura gestión de las instalaciones que han supuesto una inversión por parte de la administración insular de 13 millones de euros y que contará con una piscina olímpica de 50 metros, otra de 25, salas de entrenamiento, vestuarios, oficinas, enfermería, cafetería, y sala polivalente con una capacidad de aforo para 600 personas, aunque se podrá ampliar hasta alcanzar las mil localidades.

En este sentido, la consejera insular de deportes, Yolanda Moliné señala que desde el Cabildo se ha encargado un estudio que estará listo en los próximos meses para «así decidir el modelo de gestión más viable para unas infraestructuras de estas características que deberá conjugar los diferentes usos en unas instalaciones de alto nivel». «Desde la Corporación insular apostaremos por el mejor modelo para garantizar un funcionamiento eficaz de la instalación deportiva», concluye.

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