seguridad | Problemas con algunos empleados en las empresas turísticas

Varios empresarios del sur de Tenerife se quejan de robos de sus empleados

Tres trabajadores fueron despedidos en Adeje tras descubrirse que escondían artículos en un contenedor de basura al acabar su turno y después los recogían para revenderlos

Panorámica de la playa de Las Vistas, en Arona

Panorámica de la playa de Las Vistas, en Arona / Carsten W. Lauritsen

Santa Cruz de Tenerife

Empresarios con comercios en la zona turística del sur de Tenerife no sólo tienen que hacer frente a los hurtos o los atracos que padecen con cierta frecuencia. Otra de sus preocupaciones es que sus propios empleados puedan robarles durante un periodo largo de tiempo sin que nadie de la propiedad se percate de ello. Las sustracciones pueden ser de dinero, pero también de mercancía, que es solicitada por encargo por otros vendedores con pocos escrúpulos.

Uno de estos casos se produjo en una nave comercial situada en polígono industrial de La Atalaya y Barranco Las Torres, en el municipio de Adeje. Un día, personal de la empresa detectó que en el interior de un contenedor ubicado en el cuarto de la basura habían botellas de bebidas alcohólicas que no habían sido consumidas y que eran aptas para el consumo.

Ese circunstancia levantó las sospechas de los responsables del negocio y decidieron revisar las imágenes de su sistema de videovigilancia de esa y de otras jornadas. Descubrieron que los hechos ocurrían en el turno de noche. Varios trabajadores tiraban mercancía en buen estado en un depósito de residuos al acabar su jornada laboral. Y, posteriormente, eran esos mismos individuos quienes pasaban a recogerla para entregarla a quien se las pagara a buen precio.

Después de llevar a cabo las pesquisas internas, la empresa identificó a tres trabajadores como presuntos autores de los hurtos. Todos son canarios y fueron despedidos de forma inmediata.

Reparar el daño

Según explican las fuentes consultadas, los protagonistas devolvieron mucha de la mercancía robada a los agentes de la Guardia Civil que investigaban el caso. Y, además, como vía para reparar el daño ocasionado a la sociedad mercantil para la que trabajaban, también realizaron ingresos de dinero en efectivo en una cuenta de dicha empresa. Supuestamente, su objetivo era vender parte de los productos a un establecimiento comercial situado en San Isidro, en el municipio de Granadilla. El juicio por este procedimiento todavía no se ha celebrado.

Según manifiesta uno de los propietarios de comercios afectados, ese tipo de sustracción de mercancía ha llevado a que en establecimientos de distribución de comida y bebida al por mayor y de ámbito internacional se haya optado por cerrar con llave los cuartos de la basura, con el objetivo de controlar la hora de acceso a los mismos y las personas que pueden hacerlo.

En otro comercio, un empresario explica que, a veces, los robos de dinero ocurren cuando el personal todavía se encuentra en periodo de pruebas. Uno de los procedimientos utilizados por quienes delinquen de esta manera y tienen acceso a trabajar en una caja consiste en cobrar al cliente por varios artículos. Si el comprador no exige el recibo, algunos empleados tienen la opción de introducirse el dinero en el bolsillo. Y, después, cuando llega el siguiente cliente para adquirir uno o varios productos, anulan el importe correspondiente a la compra anterior como si hubiera habido un error.

Para afrontar este último modus operandi, sencillo y muy habitual entre trabajadores desleales, algunas firmas aplican los cajeros para la introducción de monedas y que devuelven el cambio. Otra de las personas consultadas señala que los sistemas para robar por parte del personal pueden ser muchos y «resulta muy difícil localizarlos», por lo que «uno termina agotado y agobiado» de intentar hacer frente a «estos fraudes». Señala que si el hurto «ha sido de pequeñas cantidades de dinero resulta muy difícil ganar el juicio por el despido» de la persona que presuntamente ha cometido el robo al descuido.

En una tienda de la zona turística de Adeje, el propietario observó que, cada día, una empleada, de nacionalidad argentina, le podía sustraer entre cuarenta y cincuenta euros en efectivo de la caja. La mencionada acción delictiva fue grabada por la cámara de seguridad del establecimiento comercial. Sin embargo, en esa ocasión, el responsable decidió esperar para tener suficientes elementos de prueba. Y, de esa manera, se pudo demostrar, gracias a las imágenes, que la citada trabajadora cometió hurtos a lo largo de unos quince días seguidos.

Más de 400 euros

Debido a la cantidad de dinero hurtada de la caja, que superó ampliamente los 400 euros, un juzgado del partido de Arona condenó a la mencionada mujer a unos nueve meses de prisión. Sin embargo, la autoridad judicial decidió suspenderle la pena privativa de libertad, ya que era la primera vez que era condenada. Lo último que se supo en la sociedad mercantil afectada es que la citada trabajadora se fue a vivir a la Península.

Sin embargo, varios dueños de tiendas son conscientes de que, por el currículum o la trayectoria de las personas a las que contratan, existe una cifra elevada de ciudadanos, «tal vez miles», que salen de unas empresas y entran en otras de forma casi continua. Y no les supone ningún problema la posibilidad de perder su empleo, pues saben que otras mercantiles requieren de personal de forma constante. Y, de manera paralela, tampoco tienen muchos reparos para tratar de sustraer dinero o mercancía que se pueda revender.

Y es que, como ya han planteado en multitud de ocasiones varias organizaciones empresariales, a pesar de la importante población que reside en el sur de Tenerife en la actualidad, a muchos empresarios les cuesta encontrar a trabajadores para cubrir los diferentes turnos de trabajo. De hecho, algunos restaurantes o bares han optado por reducir los días que abren al público e, incluso, los turnos diarios.

Pero, si la falta de empleados es uno de los obstáculos, la actual carencia de viviendas de alquiler para trabajadores y los elevados precios de las existentes es otro problema que no ayuda. Y un tercer factor que resulta difícil de abordar es el porcentaje de bajas médicas en diferentes actividades económicas, entre ellas la hotelera. Hay mercantiles que pueden tener entre un diez y un veinte por ciento de empleados de baja.

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