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María Pisaca
Ver galería >Los estudiantes de menor edad del instituto Cabrera Pinto pudieron conocer este lunes de primera mano la fuga de San Diego en sus más puras esencias. Después de haber recibido charlas con carácter previo, este lunes asistieron a una representación sobre los orígenes de esta tradición y, posteriormente, se desplazaron a pie hasta la ermita de San Diego. Les esperaba ahí otro acto teatral y el momento más esperado: contarle los botones a la estatua de mármol de Juan de Ayala, el fundador del convento franciscano que albergó el lugar.
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Los estudiantes de menor edad del instituto Cabrera Pinto pudieron conocer este lunes de primera mano la fuga de San Diego en sus más puras esencias. Después de haber recibido charlas con carácter previo, este lunes asistieron a una representación sobre los orígenes de esta tradición y, posteriormente, se desplazaron a pie hasta la ermita de San Diego. Les esperaba ahí otro acto teatral y el momento más esperado: contarle los botones a la estatua de mármol de Juan de Ayala, el fundador del convento franciscano que albergó el lugar.
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Los estudiantes de menor edad del instituto Cabrera Pinto pudieron conocer este lunes de primera mano la fuga de San Diego en sus más puras esencias. Después de haber recibido charlas con carácter previo, este lunes asistieron a una representación sobre los orígenes de esta tradición y, posteriormente, se desplazaron a pie hasta la ermita de San Diego. Les esperaba ahí otro acto teatral y el momento más esperado: contarle los botones a la estatua de mármol de Juan de Ayala, el fundador del convento franciscano que albergó el lugar.
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