Los cabreros de la parte alta de El Rosario se mostraron este lunes dispuestos a que su ganado paste en las zonas de interfase. El Ayuntamiento acogió este lunes una reunión con ganaderos del sector caprino y ovino, concretamente de La Esperanza y Las Barreras, para trasladarles la propuesta municipal para que el ganado se alimente en los citados espacios y en barrancos, así como en aquellas fincas privadas en las que sus propietarios den permiso para ello. Se trata de una «fórmula para el mantenimiento de las zonas rurales ubicadas cerca del monte y prevenir las consecuencias más graves de un potencial incendio en zonas habitadas», precisó el Consistorio en una nota de prensa.

El alcalde de El Rosario, Escolástico Gil, acompañado de la primera teniente de alcalde, Fátima Gutiérrez, y del concejal de Transición Ecológica y Sector Primario, Fidel Vázquez, comunicó la iniciativa a los propietarios de unas 2.500 cabezas de ganado, entre cabras y ovejas, que se mostraron dispuestos a colaborar llevando a pastar a sus animales a aquellos entornos que se determinasen como más peligrosos ante un posible incendio forestal.

Zonas como La Montañeta, Vista la Huerta, Peñafiel, Las Erillas, Juan Fernández o El Poleo fueron las primeras puestas sobre la mesa en un encuentro en el que el regidor local expuso también que «les damos la opción a los dueños de los terrenos de abrir sus fincas a las labores de pastoreo o limpiarlas por sus propios medios, pero está claro que es algo que deben hacer por seguridad, como recordamos todos los meses de abril a través de un bando municipal, y como les ha dejado claro los efectos del pasado incendio».

De hecho, la pasada semana el alcalde rosariero firmó un segundo bando municipal en el que incidía en la necesidad de efectuar el correcto mantenimiento y limpieza de las parcelas ubicadas en las zonas de mayor peligro.

Se da la circunstancia de que días atrás, en el manifiesto por una prevención integral de los grandes incendios forestales en Canarias de los profesionales regionales de las ramas de ingeniería forestal, ingeniería agrícola, veterinaria, agricultura y ganadería, se advertía, entre otros elementos, de las citadas zonas. «Es un problema agrario, pues mucha de la acumulación de combustible que desata estos fuegos, sobre todo en las zonas de interfase urbano-forestal, las más peligrosas para las personas y sus bienes, es fruto de la terrible pérdida constante de nuestra agricultura y ganadería de medianías. Las políticas de los últimos 40 años no han conseguido frenar la destrucción de esta actividad, mantenida hoy día por personas clave para un futuro más resiliente», expone. Y añade: «Es imprescindible revertir esta situación, en la que solo las personas más comprometidas y vocacionales mantienen este tipo de explotaciones, a costa de sus propias economías en la mayoría de los casos, por otra situación en la que no solo frenemos la destrucción de explotaciones, sino que recuperemos buena parte de las que se han abandonado, convertidas en el caldo de cultivo para incendios por venir».