Jenifer Santos Cabrera. «Formada en Ingeniería, eterna estudiante de Antropología y 100% Ganadera Eco». Así se presenta en sus redes sociales esta joven ganadera tinerfeña que trabaja duro cada día para sacar adelante su rebaño de cabras en una explotación que al mismo tiempo es un proyecto personal, La Cabra Eco Quesos Aborigen, cuyo nombre ya es toda una declaración de intenciones y está ubicada en el municipio sureño de Arafo. Después de ver recompensado su esfuerzo con el Premio Agrojoven 2022 del Cabildo de Tenerife, recibió hace unos días otro galardón: un hueco entre los diez mejores productores ecológicos de España en la cuarta edición del certamen impulsado por por BBVA y El Celler de Can Roca, el templo gastronómico de los hermanos Roca. Jenifer dialoga con EL DÍA para expresar cómo se siente al recibir este premio, en qué consiste su trabajo y cómo afronta un futuro incierto para todo el sector primario.
La Cabra Eco está basada en la puesta en marcha de una ganadería ecológica con la elaboración de quesos artesanales. Jenifer Santos lleva seis años trabajando en este proyecto que pone una atención particular en la alimentación de su ganado, para lo que emplea forrajes 100% locales. Otro de sus pilares es el bienestar animal y, en este caso, realiza una producción limitada, ya que cada cabra es productiva solo siete meses al año y, el resto, se queda recuperándose.
Cuestionada sobre el secreto para recibir premios como Agrojoven 2022 y el de los productores sostenibles 2023 valora: «Creo que se trata de hacer las cosas con un compromiso total y absoluto hacia los valores que he decidido que representen al proyecto como son el bienestar animal y la producción sostenible». Añade entre risas: «Y también con muchísima voluntad para sacarlo adelante».
«Tengo un compromiso total con los valores del bienestar animal y la producción sostenible»
Confiesa que ha recibido el último galardón «sorprendida y, sobre todo, muy satisfecha de que grandes entidades como BBVA y El Celler de Can Roca reconozcan y patrocinen públicamente el trabajo que hacemos los pequeños productores locales». Explica asimismo que «eso demuestra que no tenemos nada que envidiar a las grandes empresas del sector en cuanto a calidad y servicio».
Jenifer atiende la llamada en plena faena del ordeño de sus cabras. Subraya: «No voy a mentir, este es un trabajo muy duro; además, en mi caso desarrollo completamente todas las actividades. Del reparto de raciones dos veces al día a realizar los ordeños, elaborar el queso y afinar. También me encargo de las ventas, limpio las instalaciones y en las épocas de parto atiendo a las cabras y cuido a los baifitos. Además de todo eso, voy cada día a recoger forrajes al monte para unos 100 animales, haga calor o esté lloviendo».
Insiste en la idea: «Definitivamente no es fácil porque la mayoría de actividades no puedo delegarlas en un trabajador y para las pocas que podría realizar alguien, me cuesta conseguir personal que quiera venir al monte a trabajar».
«Este es un trabajo duro y más para quien como yo desarrolla todas las actividades diarias»
Es escéptica respecto al repetido relevo generacional en el campo canario y tinerfeño: «Veo complicado que un joven encuentre atractiva una profesión que sólo para iniciarla necesita un gran desembolso de dinero en inversiones, y prácticamente ninguna entidad privada va a querer financiar. A esto, súmele que cada vez es más insostenible mantener una ganadería de manera convencional, dependiendo de suministros exteriores y de subvenciones para poder compensarlo».
Reflexiona en esa línea: «Creo que la única opción de futuro rentable para las nuevas ganaderías es que se dimensionen al territorio, a cada zona en particular; es decir, un número de cabezas de ganado acorde a donde se pueda producir, por un lado, su propia alimentación con la recuperación de terrenos de cultivo abandonados –existen muchísimos en las medianías– y por otro proponer y llegar a acuerdos con la administración para poder realizar pastoreo controlado en sitios donde determinada carga ganadera sea aceptada».
Considera la ganadera tinerfeña que «la mejor opción para llevar a cabo un proyecto de ganadería es diversificarla, crear una actividad y complementarla con otras o recursos que hagan sinergias y que al final sumen y den valor al producto. Las partes implicadas, tanto ganaderos como administración, deben tener la iniciativa de querer estudiarlo y valorarlo. Pero eso es ya otro cantar…». A Jenifer Santos no le ha afectado tanto como a otros productores la subida de los precios de la alimentación del ganado porque, apostilla, «las cabras tienen asegurada su propia producción de forraje local. Sólo puntualmente se les suministra una mezcla de cereales durante las semanas del preparto y el posparto, recurriendo a productores locales y si hay escasez pues a nacionales porque son demandas muy pequeñas». A Jenifer le encantaría «desarrollar varios proyectos innovadores en la granja pero aún tengo que centrarme en mejorar las instalaciones actuales, ya que se necesitan muchos recursos para que la granja esté en las mejores condiciones posibles».
«La única opción de futuro rentable es relacionar cabezas de ganado y ámbito local»
La ganadera acaba con una referencia personal a las subvenciones públicas: «El pasado octubre fui subvencionada por el Gobierno de Canarias para la mejora de las instalaciones en explotaciones ganaderas con 75.000 euros, pero por motivos ajenos a mí y por un error humano de apenas un día que llevó a confusión, no se pudo aceptar en el plazo la ayuda ya concedida». Detalla que «rápidamente presenté un recurso de alzada ante la Consejería para valorar la posibilidad de que se me concediera a subvención, ya que era la segunda fase –absolutamente necesaria– de otra concedida meses antes con fondos europeos para la nueva instalación de jóvenes ganaderos. Ocho meses después no me han contestado. Se que no existe obligación de hacerlo con los recursos de alzada cuando se desestiman, pero me hubiese gustado que por lo menos, la administración que está para ayudarnos y facilitarnos los servicios, me respondiera».
Jenifer Santos es una tinerfeña reconocida como la mejor quesera de España. Un orgullo para el sector primario de la Isla.
Unión financiera y gastronómica
BBVA y El Celler de Can Roca reconocen por cuarto año consecutivo a los diez mejores productores sostenibles de España. Han destacado por sus buenas prácticas dentro del ámbito medioambiental, así como por el impulso del entorno rural, el relevo generacional y la inclusión social. Se presentaron cerca de 150 campesinos y ganaderos. Los productos ganadores entrarán en una receta elaborada por los hermanos Roca. Además del queso semicurado de cabra de Quesos Aborigen obtuvieron premio las setas hígado del bosque de Bolet Ben Fet, la hamburguesa de ternera ecológica de Ecológica de los Pirineos y la nectarina Honey Top de Explotacions Agricoles Mas De Baix (Cataluña); el queso de cabra moho blanco eco de Suerte Ampanera (Madrid); la frambuesa de Bosque Soria (Castilla y León); la cebolla negra ecológica de La abuela Carmen y el tomate rosa de Cortijo la Reina (Córdoba); el tomate de ramillete de Agromallorca (Baleares) y la fresa deshidratada de Trasdeza Natur (Galicia). | J. D. M.