Rehabilitar la histórica Casona de La Gorvorana, en Los Realejos, costará más de 8,2 millones de euros. El Ayuntamiento realejero presentó este miércoles 28 de junio de 2023 el proyecto técnico que hará posible recuperar para uso cultural, y como atractivo turístico, una edificación cuyos orígenes se remontan al siglo XVI y que en la actualidad presenta un alto grado de deterioro, con zonas algunas derruidas y otras apuntaladas. El alcalde realejero, Adolfo González (PP), reconoció que evitar la desaparición de este inmueble y reabrirlo para uso público será uno de los grandes objetivos del mandato que comienza, para lo que tratará de lograr el imprescindible apoyo financiero tanto del Gobierno canario como del Cabildo insular.
Adolfo González retrasó la presentación de este proyecto unas semanas para que «no se relacionara con una promesa electoral», pero ya no quiere perder más tiempo y anuncia que trabajará para que el apoyo insular y regional se refleje en los presupuestos de 2024. Dijo que su gobierno ha sido discreto en la preparación del proyecto para «no crear falsas expectativas» ni dar fechas que luego no pudieran cumplirse.
González estuvo acompañado en la presentación por el arquitecto Fernando Arocha, que actuó como portavoz del equipo redactor de este proyecto de rehabilitación, conservación, consolidación y restauración. Los trabajos se adjudicaron por 101.650 euros, una cantidad cofinanciada entre Ayuntamiento de Los Realejos y Cabildo de Tenerife, lo que ha permitido realizar un estudio pormenorizado de la situación actual del inmueble. Incluso se elaboró un levantamiento topográfico «con estudio milimétrico al detalle de la hacienda y todos sus elementos, con tecnologías avanzadas como el escáner 3D», y una propuesta de intervención que adapta los usos planteados a las características de esta casona histórica, sin alterar su esencia.
El proyecto se articula alrededor de un gran patio multiusos de 750 metros cuadrados. En las dependencias de esta gran hacienda habrá dos grandes salas de exposiciones de 464 metros cuadrados; una sala de conferencias con capacidad para cien personas; aulas para cursos o talleres artísticos; tres habitaciones equipadas para la pernoctación de hasta seis invitados, docentes, artistas o ponentes; una cafetería en la antigua gañanía; oficinas; taquillas; almacenes, y un nuevo edificio, bajo un bancal existente, en el que se ubicarán los aseos, las instalaciones y servicios de toda la casona. Esta última edificación requerirá una inversión que alcanza 258.000 euros.
El equipo redactor ha estado integrado por Fernando Arocha Ferreiro, Carlos Arocha Isidro, Pedro Domínguez Anadón y Deiene González Uriarte, que son los autores de un documento con 2.400 páginas, en el que también han participado historiadores locales, expertos en madera, paisajistas, botánicos o restauradores especializados en pinturas, como los que ya trabajan en la recuperación de los frescos que un joven Francisco Bonnín pintó en una sala de esta casona. Estos frescos se han extraído de las paredes y se restaurarán en un taller especializado antes de volverse a colocar en su ubicación original. Algunas de las salas también rendirán homenaje a personas claves en la historia de esta hacienda, como Juana Grimón, Agustín de Bustamante o Matías de Gálvez, entre otros.
Su origen se remonta al siglo XVI
Los orígenes de la Hacienda de La Gorvorana se remontan a los primeros años después de la conquista de Tenerife, que finalizó en 1496. Su nombre se debe al capitán Francisco de Gorvalán, uno de los conquistadores que se benefició del reparto de tierras entre 1506 y 1509, aunque marchó pronto a la península y no fijó su residencia en la isla. Sus tierra pasaron a ser propiedad de la familia Grimón, encabezada por el conquistador Jorge El Borgoñón, al menos desde 1540. A lo largo de los siglos fue cambiando de manos y de cultivo, puesto que conoció los tres principales de la historia de Canarias: la caña de azúcar, con un ingenio azucarero reconocido en 1594; la viña, y finalmente la platanera, hasta su abandono en 1999. Desde 2001 pertenece al Ayuntamiento de Los Realejos.
Los autores del proyecto, que ya está listo para salir a licitación en cuanto se disponga de presupuesto, no partieron de cero, ya que el Ayuntamiento realejero había realizado previamente un proceso de participación ciudadana y recibió aportaciones de estudiantes y docentes de la Universidad Europea de Canarias (UEC) y del Colegio de Arquitectos de Tenerife. Sin embargo, encontraron importantes dificultades debido al mal estado de conservación del inmueble, con algunas zonas en riesgo de derrumbe que ya han sido apuntaladas.
El alcalde confía en que encontrará comprensión y apoyo tanto en el Cabildo tinerfeño como en el Gobierno de Canarias, donde el exalcalde realejero Manuel Domínguez (PP) será vicepresidente. Su objetivo es que este proyecto se pueda financiar «en tres anualidades» y confía en que tendrá ficha financiera compartida en las cuentas de 2024.
8,2 millones de euros
El presupuesto de ejecución mediante contrata se establece en el proyecto en 8.227.687 euros, de los 1.143.000 euros se destinarán únicamente a labores de restauración de elementos.