La Pasión de Adeje reúne a más de 5.000 personas

Más de 300 actores y actrices han hecho posible esta tradicional representación en el sur de Tenerife

Representación de la Pasión de Adeje.

Representación de la Pasión de Adeje.

El casco histórico de Adeje ha reunido este viernes a más de 5.000 personas en la representación de 'La Pasión de Adeje' que en su vigésimo sexta edición ha incorporado nuevas escenas, personajes y elenco.

Este año han intervenido alrededor de 300 actores y actrices amateurs y algunos profesionales a los que se suma el personal técnico y logístico que contribuye a que esta representación tenga lugar año tras año.

'La Pasión' supone uno de los encuentros culturales más singulares e identificativos del municipio, además de ser uno de los actos en los que más personas participan y uno de los más complejos a nivel técnico, y se ha convertido en una "seña de identidad y de convivencia pacífica" entre los adejeros y adejeras, subraya el Ayuntamiento en una nota.

La dirección de la representación de 'La Pasión' estuvo a cargo, en esta vigésima sexta edición, de Abraham Gómez, la coordinación y producción de Alberto Álvarez y la dirección artística fue obra de Freya Jaén.

Casi dos horas de duración

La puesta en marcha de esta gran obra teatral de casi dos horas de duración tiene lugar en la Calle Grande y Plaza de España.

'La Pasión' se inicia con la entrada mesiánica de Jesús, lo que se conoce como el Domingo de Ramos, donde tiene lugar el diálogo "Dejad que los niños se acerquen a mí porque de ellos será el reino de Dios".

Este año, la novedad más significativa ha sido la incorporación de una nueva escena, la expulsión de los mercaderes del templo, la cual tuvo lugar tras la entrada mesiánica.

En esta escena, se observó a un Jesús diferente, más intenso y preocupado por la pureza propia de fe y se pudo escuchar la frase "mi casa será llamada casa de oración", motivo por el cual Jesucristo expulsaba a los mercaderes del templo, porque a juicio del mesías, con sus compras y ventas, deshonraron al Padre exactamente en el lugar donde él debía ser más honrado.

Seguidamente tuvo lugar la última cena, donde Jesús advirtió a sus apóstoles que debían respetarse unos a otros de la misma forma en la que él les había amado.

El pan y el vino simbolizan la vida eterna, el cuerpo y sangre de Jesucristo que fue ofrecido a sus discípulos en la 'Última Cena'.

A lo largo de la Calle Grande se fueron sucediendo las escenas que representan los últimos momentos de la vida de Jesús y entre las más significativas destacan el juicio de Poncio Pilatos, Herodes, el encuentro con Judas, la oración en el Huerto de Los Olivos, el encuentro con la madre hasta llegar a la culminación de la obra, en la Plaza España, donde se levantaban ya dos cruces ante un escenario excepcional con el barranco del Infierno como telón de fondo.