La Matanza de Acentejo | Educación

25 años de los libros gratis en La Matanza

El Ayuntamiento fue el primero de España que financió la gratuidad de los manuales escolares

Noticia de EL DÍA del 19 de septiembre de 1998.

Noticia de EL DÍA del 19 de septiembre de 1998. / El Día

Cuando Ignacio Rodríguez tomó en 1998 la decisión de que el Ayuntamiento pagaría los 3.700 libros de texto de los 1.200 estudiantes locales no era consciente de que crearía tendencia.

Hace 25 años, el Ayuntamiento de La Matanza de Acentejo tomó una decisión pionera en España: comprar los libros de texto a todos los alumnos de primaria y secundaria del municipio y repartirlos de forma gratuita. Se beneficiaron anualmente unos 1.200 estudiantes de los dos colegios y del instituto de la localidad, a los que llegaron 3.700 libros en los que el Consistorio invirtió unos 60.000 euros, diez millones de las antiguas pesetas. El alcalde, Ignacio Rodríguez (PSOE), tomó esta decisión sin ser consciente de que crearía tendencia y muchas más administraciones seguirían después aquel ejemplo.

Aquel proyecto se denominó Solidaridad y Progreso 1998-2002, y contó con el respaldo de la Federación Insular Tinerfeña de Asociaciones de Padres de Alumnos (Fitapa). La medida de entregar libros gratis a todos los estudiantes matanceros situó a La Matanza «en el mapa nacional de los hitos educativos», según destaca el Gobierno local. Ignacio Rodríguez ya era alcalde desde 1983 y cuando tomó aquella decisión «no se trataba de una aventura o golpe de efecto, sino de la manifestación de un compromiso real con la igualdad de oportunidades, para garantizar que el acceso a la educación no podía verse limitado ni condicionado por cuestiones económicas».

La entrega de los libros implicaba el compromiso de los escolares de cuidar del material, que pasaría a otros escolares en sucesivos cursos, «lo que suponía también un ejercicio de responsabilidad y respeto que fue desempeñado con diligencia por los pequeños curso tras curso». La medida se desarrolló a través de una asignación económica por alumno que fue entregada a los centros educativos, destinada posteriormente a la adquisición de otros materiales escolares y a la reposición de los libros que se fueran estropeando.

«El apoyo de las familias, comunidad educativa y sociedad fue unánime, desencadenando un proceso que paulatinamente haría que otras administraciones públicas fueran comprometiéndose también con la gratuidad de los libros», recuerdan desde el Gobierno socialista matancero.

En el año en el que se cumple el 25 aniversario de aquella iniciativa, el alcalde la valora como «tan atrevida como necesaria» y añade que «fue algo valiente que podía inquietar a quienes realmente tenían responsabilidades en la materia. Un reto que desde nuestra modesta posición teníamos muy claro. El tiempo nos dio la razón y demostramos que con voluntad y determinación se podía hacer, como ahora sucede también con el transporte público gratuito. Esa iniciativa, junto a otras que fuimos adoptando con los años, allanó el camino a muchas familias y estudiantes, haciendo recaer el peso de sus logros en su esfuerzo y capacidades, y no exclusivamente en los recursos económicos».

Esta ha sido la medida estrella de las políticas educativas de La Matanza desde 1998, lo que ha beneficiado a varias generaciones de alumnos de los CEIP Acentejo y Atalaya y del IES La Matanza, junto a otras subvenciones anuales adicionales para la reposición de material educativo. Esta implicación municipal ha requerido un importante esfuerzo inversor, con años en los que el Consistorio norteño asumió en solitario la compra de más de 1.100 ejemplares de diferentes libros de texto.

Fuentes de Fitapa también recuerdan la gestión realizada para lograr que los libros de texto llegaran a todos los escolares de manera gratuita y destaca que La presidenta Grete Mollo, recientemente fallecida, fue una de las presidentas más vanguardistas de nuestra federación. La excelente gestión del todavía hoy alcalde propició que la enseñanza fuera más universal que nunca. Cuando hoy se empieza a aplaudir esta medida por parte de algunas corporaciones, el municipio de La Matanza de Acentejo, lo tuvo claro desde el minuto uno y hasta hoy».

Fitapa, presidida actualmente por Manuel Delgado, «apuesta por la filosofía de hacer por y para la calidad educativa de nuestros hijos e hijas. Siendo generadores de acciones y proyectos, participativos y de apoyo al estudio en todos sus ámbitos. Creyendo en el consenso de toda la comunidad educativa y apoyando donde se necesite nuestra participación. El único patrimonio en alza, es la educación y por ello estamos trabajando. Desde el respeto y concienciando que las Ampas son necesarias en todos los centros educativos, fomentando su gestión y apoyándolas de una manera cercana y profesional».

La Matanza, con apenas 9.000 habitantes y un presupuesto municipal que ronda los 12 millones de euros anuales, ha sido capaz de mantenerse desde finales de los años 90 del siglo XX en una posición de vanguardia en el apoyo a la educación pública y gratuita. Desde la guardería hasta la universidad. Hace 25 años se convirtió en el primer Ayuntamiento de España que entregó los libros gratis a todos los alumnos de sus centros públicos. Estrenó la primera escuela infantil de la comarca, hace ya 25 años; premia los mejores expedientes académicos desde 2011; financia el transporte de los estudiantes universitarios y de postgrado; ofrece apoyo escolar gratuito a más de 220 niños y niñas cada curso, y no ha dejado de invertir en instalaciones educativas modélicas como el Centro de Estudios y Biblioteca o en el abastecimiento energético con placas solares de todos sus centros educativos.

La Matanza se ha convertido en las últimas décadas en un ejemplo a seguir en políticas educativas por otras iniciativas novedosas como los Centros de Atención Infantil (CAI), que trabajan en coordinación con los centros educativos de la localidad y ofrecen «educación en valores, socialización saludable y apoyo educativo gratuito». Se trata de otro servicio «pionero, gratuito, tutelado por profesionales y con presencia en todos los barrios», donde cada curso atienden a entre 200 y 250 niños y niñas. Los CAI facilitan la conciliación familiar y laboral en horario de tarde, además de ayudar a reducir las desigualdades en una cuestión clave como las clases de apoyo fuera del horario lectivo. Una herramienta para que «el desarrollo personal y éxito en los estudios esté en función de las capacidades intelectuales de cada uno y no de las condiciones y barreras económicas de las familias».

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