El ITER lidera un proyecto para detectar la contaminación marina con drones

Cámaras de amplio espectro analizarán las aguas canarias con ayuda de la inteligencia artificial | Los algoritmos determinarán más tarde de forma automática la zona a tratar

Un operario utiliza un dron del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER) durante la erupción del volcán Tajogaite en La Palma. | | E.D.

Un operario utiliza un dron del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER) durante la erupción del volcán Tajogaite en La Palma. | | E.D. / José Domingo Méndez

El instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER), empresa del Cabildo de Tenerife, lidera un proyecto con drones e inteligencia artificial para monitorizar el ecosistema marino de Canarias y detectar posibles bolsas de contaminación, incluso las invisibles al ojo humano. Los aparatos incorporarán en sus vuelos cámaras multiespectrales para analizar las aguas canarias con ayuda de la inteligencia artificial. En una tercera y última fase, los algoritmos permitirán detectar de forma automática dónde está la contaminación y qué tipo de vertido es para poderlo tratar.

El proyecto Plataforma Aérea Autónoma Solar para la Monitorización de Eventos Contaminantes en el Ecosistema Marino, conocido como Perseo, está liderado por ITER junto a un consorcio público-privado multidisciplinar del ámbito de las ciencias y tecnologías marinas formado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), la Plataforma Oceánica de Canarias (PLOCAN) y la empresa Elittoral.

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  • El presupuesto total del proyecto, financiado por distintos organismos públicos, incluida la UE, e iniciativa privada, asciende a 654.779 euros. Su duración prevista es de 36 meses. 

La iniciativa está coordinado por la Unidad de Robótica del ITER, tiene una duración de 36 meses y lo financian el Ministerio de Ciencia e Innovación y la Agencia Estatal de Investigación, además de la Unión Europea en el marco de del Plan de Recuperación Next Generation posterior a la pandemia y del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de España (PRTR). Su presupuesto asciende a 654.779 euros.

Plataforma aérea.

El proceso persigue el desarrollo de una plataforma aérea autónoma para la monitorización de contaminantes en el océano. Esta plataforma, de cero emisiones gracias al uso de energía solar para potenciar su autonomía, estará equipada con diferentes sensores mutliespectrales y algoritmos basados en Inteligencia Artificial (IA) integrados en sistemas electrónicos capaces de ejecutar aplicaciones en tiempo real para monitorear las zonas marítimas de las islas. Además, incluirá un sistema de posicionamiento preciso que, junto con un planificador de misiones de vuelo, permitirán determinar la ubicación exacta de contaminantes o elementos anómalos en la superficie marina y predecir luego su evolución temporal.

Detectar e identificar.

El objetivo es detectar e identificar vertidos de hidrocarburos, contaminantes orgánicos de origen humano y residuos desde y hacia piscifactorías en el medio marino costero. Al mismo tiempo comprobar su calidad mediante el análisis continuo de parámetros ambientales e imágenes aéreas. Perseo es un proyecto multidisciplinar en el que los drones (UAV), la inteligencia artificial, los sensores y las ciencias marinas se unen con el mismo objetivo. La monitorización del ecosistema marino mediante el empleo de drones es una herramienta valiosa para recopilar datos meteorológicos, fotografiar la vida marina y la topografía del fondo del océano, y monitorear la calidad del agua, fundamental para conocer el estado del medio y ayudar en la toma de decisiones para su mejor conservación.

«Es un proyecto muy útil porque resulta aplicable a cualquier geografía costera»

Jorge Ballesteros

— Unidad de Robótica del ITER

Ventajas.

Las ventajas de utilizar drones en lugar de barcos o aviones para la monitorización del océano es que son más pequeños, más baratos y más fáciles de maniobrar. Esto implica que pueden cubrir áreas demasiado peligrosas o inaccesibles para otros medios. También vuelan durante más tiempo que los aviones, lo que les permite recopilar más datos en periodos más prolongados. Los drones pueden ir equipados con sensores y cámaras que recopilen datos como imágenes de alta resolución, mediciones de temperatura y salinidad, o lecturas de las concentraciones de gases.

Tres fases.

Jorge Ballesteros es el responsable de la Unidad de Robótica del ITER. Considera el proyecto «importante y muy útil porque es aplicable a cualquier geografía costera». Se desarrollará en tes fases. La primera detectará los contaminantes. La segunda consiste en experimentar primero en piscinas para luego hacerlo en el mar de forma controlada. En las zonas colindantes a las piscifactorías –la iniciativa está pensada para la acuicultura aunque es extensible a cualquier otro ámbito marino – y en un entorno portuario, probablemente el de Granadilla. Por último, en la tercera fase, los algoritmos permitirán saber de forma automática que zona está contaminada y sus características.

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