JOYAS DEL PATRIMONIO | Los BIC de la capital (XXXVII)

Zona arqueológica Barranco del Muerto

Grabado en forma de barco.

Grabado en forma de barco. / José Manuel Ledesma Alonso

José Manuel Ledesma Alonso

La estación de grabados rupestres en afloramiento rocoso que se encuentra en la margen derecha del Barranco del Muerto, en la línea divisoria con el municipio de La Laguna, a 100 metros al sur de la autopista TF-1, está conformado por una adscripción cronológica que arranca desde el período prehistórico hasta fechas posteriores a la conquista de la Isla. Consta de una treintena de paneles con inscripciones rupestres, ejecutadas mediante técnicas de incisión gruesa y fina, escasos ejemplos de piqueteado, con o sin abrasión, y una estación de cazoletas y canales en el interior de una oquedad natural.

Su temática se clasifica en motivos geométricos, que incluyen formas cuadrangulares, cruciformes, ovaloides, reticulares, ovaloides, triangulares y rectilíneas; motivos figurativos, que representan barcos con detalles del casco y del velamen; y grafitis con inscripciones modernas, realizadas por visitantes expoliadores. El primer sector se localiza en la margen derecha del barranco del Muerto, sobre un afloramiento rocoso de naturaleza basáltica que forma parte del interfluvio del citado cauce, abarcando una superficie de 2.600 metros cuadrados. El terreno donde se encuentra, caracterizado por un tabaibal-cardonal, está muy transformado por la mano del hombre, debido a la existencia de bancales de las antiguas fincas agrícolas, así como la construcción de la autopista, vertido de escombros, conducciones de agua, etc. El sector inferior de este ámbito está constituido por una estación de grabados rupestres que tiene como soporte un pequeño afloramiento basáltico, integrado en coladas pleistocénicas de composición petrológica augítico-olivínica y sometido a un proceso de disyunción prismática que determina la existencia de superficies más o menos planas en los bloques pétreos que integran el conjunto.

El sector superior se localiza en el curso medio del Barranco del Muerto, por encima de la citada autopista, cerca del barrio de El Draguillo, donde se ha socavado la misma formación geológica mostrando un cierto grado de encajamiento, con paredes verticales de 10-15 m de altura, en la que los procesos de disyunción columnar han propiciado numerosos derrumbes, cuyos derrubios forman auténticos taludes en la base de los escarpes. Esta zona está muy degradada por vertido de escombros y basuras. En la margen derecha del cauce del barranco se abre una oquedad, resultado de la actuación de procesos de erosión diferencial sobre materiales de naturaleza tobácea de alta erosionabilidad. En el suelo se documentan cuatro cazoletas de grandes dimensiones y otras dos más pequeñas, conectadas mediante canales. Una de las cazoletas presenta una orla exterior concéntrica, que genera una superficie rebajada en cuyo centro se localiza el hueco.

En este mismo lado del citado barranco, a escasos metros en dirección Norte, existe una cueva natural de grandes dimensiones (6.70 metros de largo por 13 de ancho y 2.40 de alto) con divertículos que en la etapa prehispánica debió tener un uso habitacional, pues en la superficie se detecta la existencia de cerámica obsidiana. En su interior se encuentra restos de un muro que separa el interior de la cueva de una covacha adyacente, que también presenta relleno estratigráfico. La intensa reutilización que esta cueva ha sufrido a lo largo de los años ha dado lugar a que las condiciones de conservación impidan una valoración global de las partes y que su potencial arqueológico pueda ser aprovechado con perspectiva de aprovechamiento científico o patrimonial.

A los pies de la pequeña cascada que existe aguas arriba del barranco se configuró una gran hoya o eres que permitía la acumulación de agua durante un largo periodo de tiempo, consideramos que en la época aborigen debió constituir un elemento esencial en el aprovisionamiento hídrico del grupo asentado en este barranco.

En mayo de 2021, el Cabildo de Tenerife inauguró el Centro de Interpretación del Barranco del Muerto en el IES San Matías, ubicado en el entorno del mismo. En su montaje colaboraron la dirección, profesorado y alumnado del IES San Matías, el personal del servicio técnico de Patrimonio Histórico y las asociaciones de vecinos La Montaña, San Jerónimo e Ibergara.

A través de las nuevas tecnologías, paneles y maquetas, podremos hacer un recorrido virtual por el espacio donde se encuentran los grabados rupestres encontrados de la etapa prehispánica, conociendo sus valores arqueológicos, etnográficos y medioambientales.

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