Valle de Güímar

Las aguas negras no llegan

La depuradora del Valle de Güímar necesita que a sus instalaciones lleguen 1.750 metros cúbicos para activarla

Estación Depuradora de Aguas Industriales (Edari) del Valle de Güímar en construcción.

Estación Depuradora de Aguas Industriales (Edari) del Valle de Güímar en construcción. / María Pisaca

Candelaria, Arafo y Güímar están a punto de resolver el grave problema de los vertidos de aguas residuales al mar y, de paso, evitar nuevas sanciones de la Unión Europea (UE) por ello. Esa solución pasa por la construcción de dos depuradoras, ya realizadas; una, para tratar las aguas industriales que proceden del Polígono Valle de Güímar; otra, para procesar las aguas negras que genera la población de los tres municipios de la comarca. Mientras la primera se encuentra a pleno funcionamiento, la depuradora de aguas urbanas permanece en desuso debido a que necesita recibir un mínimo de 1.750 metros cúbicos para su puesta en funcionamiento.

El consejero de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático del Cabildo de Tenerife, Javier Rodríguez, explica que «no la hemos podido poner en funcionamiento porque no llega el caudal suficiente». La Estación Depuradora de Aguas Residuales Urbanas (Edaru) está dimensionada para tratar 3.000 metros cúbicos de aguas negras al día «en una primera fase» –ampliables hasta 7.000 metros cúbicos–. «Para que pueda empezar a funcionar necesita 1.750 metros cúbicos al día, volumen que no llega ahora a la depuradora».

Para resolver ese handicap, que afecta a una infraestructura con más de 13 millones de euros de inversión, es preciso avanzar en el desarrollo de las redes de saneamiento de los municipios del Valle de Güímar y de su conexión. Para ello, «hacemos un trabajo intenso y de colaboración» para alcanzar «la cifra determinante de 1.750 metros cúbicos diarios».

Dinero para saneamiento

El apoyo de la Corporación insular, a través del Consejo Insular de Aguas de Tenerife (Ciatf), consiste en una aportación específica de cinco millones de euros a Güímar para construir la estación de bombeo de Los Tarajales, «que elevaría las aguas residuales del Puertito de Güímar hasta la depuradora», apunta el consejero insular Javier Rodríguez Medina.

A dos millones de euros asciende otra «aportación específica» al municipio de Candelaria, con la finalidad de que desarrolle el sistema de saneamiento desde San Blas (junto a la Basílica), donde se encuentra la estación de bombeo, hasta el núcleo de Punta Larga, uno de los que reúne la mayor concentración demográfica de la Villa Mariana.

En el caso de Arafo, la actuación que cuenta con el apoyo económico del Cabildo debe desarrollarse en el núcleo costero de Playa de Lima, junto al Polígono Industrial Valle de Güímar. La red de saneamiento y la elevación del agua a la depuradora urbana cuenta con 450.000 euros insulares.

En el caso de que estos trabajos que financia el Cabildo de Tenerife se desarrollen sin contratiempo, el consejero insular espera que esta depuradora comarcal entre en funcionamiento en 2024.

La relevancia de la Edaru construida en Lomo del Caballo (Arafo) la marca, además, el hecho de que «permite acabar con los vertidos, está construida con un terciario, mecanismo que transforma las aguas residuales en aguas regeneradas». Rodríguez Medina enfatiza que con ello, el agua obtenida se utilizará para el riego por el sector primario de la comarca.

La industrial, cumple

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea sancionó a España por los vertidos del Valle de Güímar (entre otros) en julio de 2018, con una multa de 32,7 millones de euros, inicialmente de 12 millones de euros y 10,35 millones cada seis meses. Esta sanción se abonará mientras persista el problema que origina la contamainación a razón de 600.000 euros cada medio año. El problema está parcialmente resuelto.

«El 100% de las aguas residuales industriales del Polígono Valle de Güímar son tratadas con todas las garantías desde el pasado mes de mayo». Lo asegura el consejero insular de Desarrollo Sostenible, Javier Rodríguez. Aunque la recepción oficial de la infraestructura no se ha producido, la depuradora industrial (Edari) –cuya construcción costó más de siete millones de euros– está funcionando a plenitud. «Está dotada de un reactor biológico que elimina la carga contaminante y ahora la estamos dotando del equipamiento para un proceso añadido: el tratamiento físico-químico», explica. Asegura que «puede que nunca se utilice», pero se activará cuando el agua industrial llega con elementos altamente contaminantes.

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