Más de 77.000 personas piden que Canarias esté "libre de niños cazadores"

Los menores pueden acudir a las cacerías como espectadores y portar armas de fuego desde los 16 años

Conejos frente a la madriguera.

Conejos frente a la madriguera. / E. D.

Más de 77.000 personas han firmado una petición en internet organizada por la Fundación Franz Weber en la que se reclama que Canarias esté "libre de niños cazadores", pues en el archipiélago los menores pueden acudir como espectadores a las cacerías y, desde los 16 años, portar armas de fuego.

La entidad de defensa del medio ambiente ha informado este domingo en un comunicado que la situación es "muy clara" en España y, por ende en Canarias, pues los niños de cualquier edad pueden acompañar o participar como espectadores durante las cacerías, estando expuestos a idénticos riesgos que los adultos.

En el caso de las islas la normativa autonómica permite que a partir de los 16 años puedan optar a la Autorización Especial para Menores (AEM) que les permite portar y emplear armas de fuego, que es de 14 años en el resto del país.

Con el panorama actual, en el conjunto del Estado español y según las estadísticas de la Guardia Civil, al menos 21 menores sufrieron lesiones o fallecieron durante las batidas en el periodo 2007-2020, afirma la Fundación Franz Weber.

Añade que en los últimos años el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas ha advertido acerca de la exposición a la violencia, recomendando intervenir desde los poderes públicos para evitar contextos de peligro.

El hecho de que un niño de cuatro años fallezca en una cacería, como sucedió en Andalucía en 2019, es un ejemplo de las nefastas consecuencias y por ello los naturalistas entienden que la única posibilidad de prevenir esto es prohibiendo la participación de cualquier menor, porte o no armas, apuntando a la corresponsabilidad del Gobierno central, comunidades autónomas y familias en una reforma legislativa.

La Fundación reclama cambios normativos urgentes para impedir "que un solo menor más resulte lesionado como consecuencia del interés de padres, hermanos o abuelos de apuntalar un supuesto relevo generacional" en la caza por encima de la integridad de los niños.

Con la temporada de caza en marcha y niños acompañando a adultos, los naturalistas insisten en denunciar que las administraciones públicas ignoran deliberadamente el consumo de bebidas alcohólicas que se da en estos contextos, y señalan que la única tasa aceptable mientras se portan armas debería ser cero.

Al respecto alude a un informe del Senado de Francia que defiende prohibir el consumo de alcohol a los cazadores alertando debido al número de víctimas y heridos que provoca la actividad.

La Fundación Franz Weber señala que la caza en estas condiciones es un peligro para la Naturaleza, para la biodiversidad y para cualquier persona que participe en las batidas o que sea ajena a las mismas.

Así, pone como ejemplo las víctimas "causadas por escopeteros que afirman haberse confundido" al disparar.

"Si un individuo es incapaz de reconocer a un jabalí, corzo o zorro con sus capacidades volitivas supuestamente adecuadas, estando bebido o drogado los riesgos se multiplican de manera exponencial", advierte la entidad naturalista.