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Buenavista del Norte | El caserío de Las Palmas y las cuevas del barranco del Ereconde II

Un rincón para viajar por la historia de Canarias

El Cabildo de Tenerife trabaja en el proyecto de un parque arqueo-etnográfico en un caserío de El Palmar

El caserío de Las Palmas, donde se quiere crear un parque arqueo-etnográfico. Carsten W. Lauritsen

El Valle de El Palmar, en Buenavista del Norte, esconde un rincón privilegiado para viajar por más de cinco siglos de historia de Canarias. Las cuevas del barranco del Ereconde II, también conocido como el barranco de Las Palmas o del Salto del Alube, estuvieron habitadas por los aborígenes guanches y, a partir de la conquista, fueron el origen del actual caserío de Las Palmas. La huella de esa progresiva transformación cultural y social, del mundo aborigen a la realidad actual, es el origen de un ambicioso proyecto que pretende crear allí un parque arqueo-etnográfico. El Cabildo de Tenerife ya trabaja en el proyecto, impulsado por Sí se Puede desde el Ayuntamiento buenavistero.

La propuesta, que desde 2014 se aborda con el asesoramiento técnico de los arqueólogos de Prored, es crear un espacio para interpretar la evolución histórica de este rincón del noroeste de Tenerife «desde el poblamiento de los antiguos canarios en el barranco del Ereconde II hasta la actualidad del caserío, pasando por el asentamiento y reutilización de las cuevas tras la conquista de Tenerife». Aparte del caserío de Las Palmas, la joya de este lugar son el conjunto de cuevas de uso etnográfico como pajero y corral de ganado, que además presentan una conexión a través de escaleras talladas en la roca. Cuevas en las que, en 2014, se detectaron restos materiales de origen guanche.

Ahora con el apoyo del Cabildo se pretende acondicionar el yacimiento con caminos, paseos, escaleras accesibles y dos espectaculares miradores. La propuesta inicial plantea el uso de materiales del lugar y otros que se integren en el entorno, «como la piedra basáltica para pavimentos y muros perimetrales, el acero cortén para barandillas y señalética, y la madera para mobiliario y pérgolas».

Un rincón para viajar por la historia de Canarias

El primer mirador estará en la zona del caserío y el segundo, el más llamativo, será un mirador circular flotante, ubicado dentro del barranco para poder observar todas las cuevas. El concejal de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento buenavistero, Esteban Lorenzo (SSP), es uno de los impulsores de este proyecto que pretende revitalizar el caserío «con la Cueva Pintada de Gáldar, en Gran Canaria, como modelo a seguir y con la idea de que se puedan contemplar también los trabajos arqueológicos que se desarrollarán en la zona en el futuro».

La mayor parte de los trabajos previos han sido elaborados Ithaisa Abreu Hernández, Efraín Marrero Salas y Hacomar Ruiz González, del equipo de Prored, que han tenido que hacer frente a «una falta notable de recursos históricos documentales», por lo que los recuerdos y las vivencias de los vecinos son los que han proporcionado muchos de los datos necesarios para reconstruir la historia de la zona. La revisión bibliográfica encontró también dificultades añadidas, «ya que la producción académica acerca de la zona de Buenavista, y más concretamente del Valle de El Palmar, es realmente escasa».

La información archivística sobre El Palmar también escasea, «pues muchos documentos se han perdido, muchos hitos no se han registrado, o forman parte de archivos privados», detallan desde Prored. La información acerca del caserío de Las Palmas es aún más escasa, «limitándose a información administrativa muy concreta». En el archivo del Ayuntamiento de Buenavista se localizaron una serie de fichas de propietarios del catastro rústico de 1956, lo que permite conocer a quien pertenecían los terrenos, y algunas de las cuevas, así como los diferentes usos del suelo.

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En el Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife se localizó un mapa de 1765 en el que se informa sobre la cesión de unos terrenos en El Palmar que lindan con el cauce de un barranco. «Nos proporcionó información acerca del aspecto que tenía la zona y sobre la compra y venta de parcelas rurales de pequeño y mediano tamaño durante el siglo XVIII. En este mapa podemos reconocer nombres como Talavera, Camino de Buenavista a El Palmar o Barranco de Canarios, gracias a los cuales nos situamos», detallan.

Ante la carencia de fuentes documentales, los profesionales de Prored han tenido que recurrir a las fuentes orales, para lo que se entrevistó a personas de entre 49 y 88 años de edad que viven o vivieron en el caserío de Las Palmas o en El Palmar. Esto ha servido para rescatar información acerca de la vida allí; los usos del barranco y de las cuevas en las diferentes épocas del año; las formas de propiedad; los accesos; los animales y plantas presentes en el barranco; anécdotas sobre personas que habitasen en esas cuevas; el hallazgo de algún material guanche; la galería del Salto; la casa del motor, o las historias y leyendas vinculadas con la zona.

En una de estas entrevistas, uno de los vecinos recuerda los usos principales de las cuevas: «En invierno metían allí a las cabras (...). Y la hierba seca se segaba en verano y se guardaba allí para el invierno. Se secaba y después de secar se guardaba. Y de ahí se sacaba cuando en invierno no se podía salir a lo mejor porque llovía mucho, pues le echaban hierba seca a los animales». En ocasiones también tuvieron otros usos particulares, como cuartos de aperos o lugar de reuniones.

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Este barranco de Ereconde II tiene en sus lindes varias viviendas pertenecientes al caserío que, según advierten los investigadores, «en la actualidad se encuentra en estado de progresivo abandono», debido al envejecimiento de su población y al abandono de la residencia habitual, ya que muchas de las viviendas han sido restauradas para la explotación del turismo rural. Por los testimonios recabados ha quedado clara la estrecha relación entre los habitantes del caserío y el barranco y sus cuevas. La galería del salto, se usaba para extraer agua para consumo humano y, una vez que se abandonó, sus instalaciones fueron lugar de recreo, no exento de peligros, para los niño de la zona.

El proyecto que se pretende desarrollar tendrá un enfoque etnográfico e historiográfico, puesto que se trata de una revisión documental y de una recuperación de la historia oral y la memoria de los vecinos en la zona. Sin olvidar el pasado aborigen que no quedó absolutamente borrado, «ya que los conquistadores consideraban que la cultura aborigen era susceptible de ser reinterpretada por ellos, produciéndose así los procesos de evangelización y reeducación de la población prehispánica. Sin embargo, esta coexistencia en el territorio hace que, a su vez, los conquistadores integren una serie de conocimientos locales, como el trato de la tierra, los cultivos, los espacios de trashumancia», tal y como señalan desde Prored, citando a Baucells Mesa.

El espacio de desarrollo del proyecto pertenecía al Menceyato de Daute, que comprendía lo que en la actualidad es Garachico, Los Silos, Buenavista, El Tanque y Santiago del Teide. Se han hallado diferentes cuevas habitacionales y espacios funerarios situados en el municipio de Buenavista, como los intervenidos e identificados por Bertila Galván Santos en 1999. La revisión del inventario arqueológico patrimonial de El Palmar ha permitido señalar al menos 35 hitos de carácter patrimonial arqueológico, la mayoría cuevas de habitación.

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El estudio previo de Prored destaca que «los procesos de aculturación supusieron el abandono de las prácticas aborígenes y dieron como resultado un mestizaje cultural muy marcado: por un lado, la población guanche quedó relegada a los trabajos agrícolas y ganaderos, pues conocían el mejor el territorio y cómo hacer un correcto uso de los recursos (Rodríguez Acevedo, 2009), convirtiéndose así en medianeros de los europeos que se asentaban en zonas donde el agua tuviese una presencia importante, conformando así caseríos, como el de Las Palmas. Se produjeron cambios en la organización social y los sistemas de propiedad, y algunos guanches se convirtieron en dueños de terrenos y ganado; otros fueron esclavizados, y otros se mantuvieron alzados».

Mientras se desarrolla el proyecto que aspira a convertir en visitable e interpretable para el gran público este rincón privilegiado de la historia de Canarias, queda pendiente un diagnóstico arqueológico en profundidad, que durará años y que permitirá reconstruir con mayor exactitud el devenir histórico del sitio antes y después de la conquista.

La importancia de las fuentes orales

El desarrollo del proyecto del futuro parque arqueo-etnográfico del Caserío de Las Palmas ha incluido estudios previos en los que ha jugado un papel clave la información oral obtenida de personas que habitaron este caserío, «aunque muchos de ellos han trasladado su residencia a otros municipios». Entre los participantes en la investigación de Prored, aparecen «sobre todo adultos que eran niños en el momento en el que hicieron un uso activo de las cuevas, y en menor medida mayores que utilizaron el espacio siendo ya adultos». Asimismo, se consultó a personas que desarrollaron actividades profesionales, como el profesor José Velázquez Méndez. Desde Prored destacan que «aunque la documentación bibliográfica y archivística es escasa, la memoria oral sigue presente».

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