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servicio esencial | Situación del agua en Tenerife

La Isla esquiva la sequía con las balsas a la mitad gracias al agua regenerada

El almacenamiento desciende un 5% respecto al año pasado | El Cabildo solicita precaución en el consumo aunque garantiza el suministro «con total normalidad»

Balsa de La Cruz Santa, en Los Realejos, con el miradero Montaña Los Frailes al fondo en una imagen tomada hace unos meses. Carsten W. Lauritsen

Tenerife resiste el avance de la sequía que azota de forma terrible a la Península pese a que las 21 balsas de la Isla están llenas a la mitad de su capacidad, exactamente en el 45% a fecha del pasado 1 de agosto. El Cabildo asegura, en palabras del consejero del sector primario, Javier Parrilla, que la Isla esquiva por ahora la sequía «gracias a la apuesta por el agua regenerada». Pide «precaución» en el consumo a la hora del riego ante el descenso progresivo de las lluvias, pero mantiene la garantía del suministro «con total normalidad» en los próximos meses.

El sector agrícola depende del agua para el riego, pero ya no solo de la lluvia. De los 5 millones de metros cúbicos de capacidad de los embalses tinerfeños, 3,5 están en el Norte y 1,5 en el Sur, aproximadamente. Modelos distintos, pero con tendencia a la unificación, a través el agua depurada como eje de la planificación. Tenerife aguanta la sequía gracias al impulso de los últimos años a este sistema. El Hierro, La Gomera y Fuerteventura han declarado la emergencia hídrica por distintos motivos, mientras aquí se resiste «razonablemente bien», pero, insiste el consejero, «hay que estar expectantes». Los datos de elevadas temperaturas en julio, las más altas registradas en la serie desde 1991, y las escasas precipitaciones aconsejan prudencia.

Poco significativo

Parrilla resume: «Se ha perdido un 5% del almacenamiento global de un año a otro, pero en el Sur el agua regenerada ha aumentado hasta llegar a un 70%». Subraya:_«Esa pérdida es un dato poco significativo». El consejero señala que el 90% del riego agrícola en la denominada por la empresa pública Balten Zona 5 (Valle de Guerra, Tejina, Tegueste y parte de Tacoronte) ya se lleva a cabo con agua regenerada. Parrilla apunta a fenómenos singulares como que Santa Úrsula o El Sauzal hayan recibido más lluvias este julio que en los dos últimos años. Tacoronte o El Ravelo, donde no pasaban de 50 litros por metro cuadrado han llegado a los 80. La humedad de los alisios, apunta Parrilla, «ha afectado a la viña, aunque en el lado positivo no ha habido necesidad de regar».

El Cabildo insiste en «un cambio de modelo, que deja atrás la , de septiembre-octube hasta abril-mayo». Eso suponía que desde mayo dejaba de entrar agua y las balsas sufrían una curva descendente. El agua regenerada ha cambiado la tendencia. «Es muy importante mantener el almacenamiento incluso desde un punto de vista psicológico» apostilla el consejero. Como ejemplo, en la balsa de Valle Molina la lámina de agua tiene apenas un metro de altura a día de hoy, con de 10.000 a 15.000 metros cúbicos. Pero no se vacía porque siempre entra y se reduce la que sale.

El consejero Javier Parrilla valora que «la Isla resiste bien pero hay que mantenerse expectantes»

Impermeabilización

El Cabildo, a través de Balsas de Tenerife (Baltendependencia exclusiva del periodo de lluvias), afronta ahora la impermeabilización de la Balsa de Montaña de Taco, en Buenavista del Norte, por casi 1,7 millones de euros. Se trata del mayor depósito de agua de regadío de la Isla, con 821.739 metros cúbicos –a 1 de agosto con el 43% lleno, 352.008–. Supone la quinta actuación de calado en mantenimiento tras la de Valle Molina, en Tegueste; El Saltadero, en Granadilla; Llanos de Mesa, en San Juan de la Rambla y Benijos, en La Orotava, esta en ejecución actualmente.

El Norte y la lluvia

El modelo no desaparecerá del todo en el Norte donde siempre habrá una dependencia de la lluvia en mayor o menor medida. El futuro, sin embargo, también pasa allí por el agua regenerada. Sobre todo a partir del aumento de la depuración y la desalinización en las depuradora de Santa Cruz y Adeje-Arona. En el Noreste. Incluso ha habido que reducir la aportación de este agua. Los cálculos son bimestrales y de la subida del 160% en relación al año anterior de los dos primeros meses de este año se pasó al 190%, en el segundo y se redujo al 160% en el tercero. En el periodo agosto-septiembre ya solo se inyectará como máximo lo mismo que en 2021. Cuestión de equilibrio. Se debe a factores como la aparición del aguacate, que llevan mucha agua, entre viñas y en detrimento de esta última. La recuperación de 1.100 hectáreas de tierras cultivadas en la Isla en los últimos tres años cambia el concepto en la distribución del agua.

Déficit hídrico

El año hidrológico acabará en septiembre tras comenzar en octubre del año pasado. Se puede considerar normal hasta ahora aunque el déficit en precipitaciones respecto al anterior ejercicio es hoy de un llamativo -39%. Otros factores son la bajada de producción de los pozos y la subida de los costes. Parrilla recuerda que Balten mantiene una gran relación calidad-precio y de ahí que «muchos agricultores nos compren al agua». A ello se añade el compromiso de que «los sobrecostes no lo afronten los productores sino el Cabildo».

Parrilla resalta que «hay que seguir mirando al celo». Hace un llamamiento «a la sensatez y al consumo con moderación». Incluso en el agua de abasto, en las casas, no solo en el campo. Concluye:_«El agua regenerada permite que se dediquen las reservas al consumo humano como ya ocurre en La Matanza o La Laguna».

Un cambio de modelo

Ana Sánchez Espadas, gerente de Balsas de Tenerife (Balten), valora que «tradicionalmente, el Norte se nutre de agua de lluvia y el Sur desde hace 30 años de regenerada con tratamiento para su uso en el riego». Este aporte, señala, «ha sido fundamental para poder mantener un nivel de suministro adecuado». Recuerda que «los datos pluviométricos de los últimos años muestran un descenso y cada vez llueve menos». La solución alternativa pasa por extender el agua regenerada. Este ejercicio se ha comenzado en el Noreste con la depuradora comarcal de Valle de Guerra como eje y elevándola por primera vez a la balsa de Valle Molina, en Tegueste. «El futuro está en más caudales que suplan ese déficit de agua de lluvia. El cambio climático nos lleva a veranos más secos y más prolongados» concluye. 

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