La cultura medioambiental en Canarias, la erupción de La Palma, el control de las emociones, el deporte base como herramienta para la educación en valores... La Universidad de Verano de Adeje (UVA) ha puesto fin a una nueva edición abordando asuntos de múltiples facetas y concitando un importante interés. La XXIX edición de la UVA se despide con un dato significativo: 328 personas han participado en los los ocho cursos y sendos talleres propuestos en este año, los cuales han contado con sesiones matutinas y vespertinas para posibilitar la conciliación familiar de las personas participantes.

Entre los profesionales que pasaron por sus talleres y cursos se encuentra el investigador de Botánica de la Universidad de La Laguna (ULL), Jonay Cubas, quien afirmó que «hace falta más educación ambiental en Canarias». «Es vital que la gente conozca los problemas que existen en torno al patrimonio natural para poder ofrecer soluciones adaptadas al medio», matizó Cubas. Los participantes del taller recorrieron con el profesor la Reserva Natural Especial del Barranco del Infierno. Cubas abogó por «hacer una gestión activa de toda la flora de Canarias, porque las olas de calor que estamos viviendo producen sequías prolongadas en el tiempo, no está llegando apenas agua para que la zona se recupere y, por lo tanto, es preciso buscar soluciones alternativas».

La Universidad de Verano de Adeje dedicó tres días a analizar la erupción del volcán Tajogaite de La Palma, del 19 de septiembre al 13 de diciembre de 2021. Contó para ello con especialistas de diferentes ámbitos, como María Candelaria Martín Luis, del Departamento de Biología Animal, Edafología y Geología de la Universidad de La Laguna. Para ella, «el volcán de La Palma ha demostrado que se ha mejorado mucho en coordinación y comunicación respecto a anteriores erupciones, tanto por los avances tecnológicos como por contar con unas estructuras organizativas e infraestructuras que no existían en el momento de otras grandes erupciones como la del Teneguía en 1971».

Martín Luis destacó que «ha sido la primera erupción en territorio nacional que se ha podido seguir exhaustivamente, lo cual aporta experiencia y también ha servido para comprobar la eficacia de los protocolos existentes». Detalló, ademas, el papel de los medios de comunicación, que en líneas generales ha sido ejemplar. «No han incurrido en el sensacionalismo», concluyó la profesora.

Antes de que se hablara del concepto de inteligencia emocional, en la tradición occidental ya existía la convicción de que las emociones eran como un caballo desbocado que había que controlar. Con el tiempo, la psicología ha permitido conocer mejor cómo funcionan esos impulsos y qué técnicas usar para reconocerlos y gestionarlos de una manera provechosa para la persona que los experimenta. Ese fue el objetivo del curso de la Universidad de Verano de Adeje Inteligencia emocional. Herramientas para el análisis de nuestras emociones y la de otros, dirigido por Christian Robert Rosales, del Departamento de Psicología Cognitiva, Social y Organizacional de la ULL. Durante el curso se propusieron numerosos ejercicios prácticos que demostraron cómo se pueden entrenar esas cuatro habilidades de la inteligencia emocional.