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Granadilla de Abona

Los Abrigos revive el trabajo de sus mayores por el Día del Pescador

La Comisión de Fiestas organiza una muestra con diversas labores tradicionales

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Muestra de actividades tradicionales de los pescadores en Los Abrigos María Pisaca

Las fiestas que se celebran estos días en honor a Nuestra Señora del Carmen en el pueblo de Los Abrigos, en Granadilla, sirvieron de marco para celebrar ayer el Día del Pescador, en el que se revivieron algunos trabajos que realizaron los mayores de esta zona a lo largo de su vida laboral.

La iniciativa surgió de la Comisión de Fiestas, cuya presidenta es Maribel Marcelino, y en la que ejerce de vicepresidente Cándido Rodríguez Marcelino, con el objetivo de poner el valor la principal actividad económica de este núcleo de Abona hasta hace pocas décadas.

Uno de esos pescadores jubilados es Agustín Marcelino Ramos. Hace pocos días cumplió los 70 años y una de sus aficiones consiste en hacer tambores para la pesca de morenas. Aclara que las piezas «se hacen todas a mano». Los ejemplares de dicha especie entran por el «matadero», la boca circular de entrada, y después no pueden salir, gracias a las varillas metálicas enlazadas con hilos. Y también muestra la puerta por la que se sacan las capturas.

Agustín admite que estas piezas las envía para todas las islas del Archipiélago. E, incluso, ha llegado a mandar por paquetería alguna pieza a Cabo Verde. En pocos días, una persona recogerá un pedido de 40 elementos que irán para Lanzarote. Apunta que están los tambores pequeños, que se hunden a poca profundidad. Y después se hallan los más grandes, «los de 300, para echar a más profundidad, donde se pueden coger las morenas pintadas, de tres, cinco o seis kilos». Nacido en Los Abrigos, Agustín trabajó primero en un barco de su padre, que tenía siete metros de eslora. Después, se dedicó en solitario a la actividad, aunque con una embarcación más pequeña.

Graciliano Amaral Díaz se ocupa de arreglar redes, que se rompen por la acción de algunos delfines, por ejemplo. Hasta hace algunos años, esa actividad se desarrollaba por parte de diversos vecinos en algunas aceras del núcleo. Hoy, con limitaciones, dicho trabajo se efectúa en el muelle. «Con tantas leyes, no las dejan trabajar», comenta Graciliano. Él empezó a embarcarse para pescar con apenas cuatro o cinco años. Y, al igual que todos los de la zona, sus maestros fueron sus mayores. Explica que la reposición de las redes «es un trabajo costoso», que requiere tiempo.

Antonio Marcelino ha sido, durante buena parte de su vida, carpintero de barcos. Se dedicó a pescar hasta que se fue al servicio militar. Una vez que se casó, decidió independizarse y hacer su propia embarcación; «¡yo solo!», matiza. Y para ello se fijó en otras de la zona. Empezó a recibir encargos y a esa labor se dedicó hasta la jubilación. No solo hacía barcos, sino que también los reparaba. Estima que, a lo largo de su vida, habrá fabricado una veintena de «barcos grandes, de 12 o 12,20 metros». Evoca que, una vez, para sacar uno de ellos hasta el caletón conocido como El Puertito, estuvieron dos días, tanto él como varios vecinos. Pesaba unos 8.000 kilos, con motores, palos o el puente. En su juventud, eran pocos los barcos de la zona con motor. Su familia tenía dos embarcaciones, una de ellas de siete metros, que movían con cuatro remos.

Antonio Marcelino camina por el muelle junto a Sebastián Toledo Marcelino, quien, con alambre de color cobrizo, hace pandorgas a pequeña escala, que se utilizan como recreaciones de las verdaderas. Ya son pocas las pandorgas reales que se ven en el litoral para pescar con mirafondo, como reconoce Sebastián, de 82 años. Y Cándido Rodríguez, el vicepresidente, también explica a los jóvenes cómo se hacen nudos marineros.

El Ayuntamiento de Granadilla ofreció en la mañana de ayer una demostración de cocina para resaltar el sabor de algunos productos gastronómicos y vinos de la zona. Y, de forma paralela, también hubo una exposición del Plan de Formación y Alternancia con el Empleo para preparar a socorristas en playas, así como del proyecto de formación en agricultura de la Finca Las Crucitas.

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