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Los ecologistas anteponen en el Teide la conservación al disfrute

La Fundación Telesforo Bravo critica a los colectivos que «no paran de reclamar derechos cuando el Parque está en peligro»

Dos personas en un mirador contemplan el Teide al fondo. Carsten W. Lauritsen

«Sin valores naturales no hay Parque Nacional del Teide». Lo asegura con rotundidad Jaime Coello, director de la Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello, ecologista y defensor de una conservación que pone por delante del uso y disfrute que son la bandera de otros sectores de la sociedad. En plena discusión sobre el borrador del Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del principal espacio natural protegido de Canarias, Coello es una voz autorizada para opinar.

El conservacionista tinerfeño hace hincapié en la propia declaración como Parque Nacional en 1954 o en la de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 2007 como hitos que, señala, «solo son posibles por el alto valor natural de este entono». Critica a los colectivos que «no paran estos días de reclamar sus derechos cuando el Parque está en peligro por el exceso de uso y por una presión a la que se le somete desde el factor humano cada vez más elevada».

El Gran Cañón.

Jaime Coello pone un ejemplo: «Las Cañadas del Teide recibe cada año 4,3 millones de visitantes y el Gran Cañón del Colorado una cifra parecida, 4,5, pero mientras aquel tiene 190 kilómetros cuadrados este es diez veces más grande que toda la Isla de Tenerife con 4.900». En el parque estadounidense, subraya Coello, «existe la posibilidad de espaciar a los visitantes que en el Teide se concentran en los mismos lugares y en idénticas franjas horarias». Considera al respecto que «es necesario restringir las visitas y regularlas para preservar la imprescindible conservación».

Respecto a la movilidad, cuyo plan debe elaborar el Cabildo en paralelo al desarrollo del PRUG, el director de la Fundación que recuerda a dos grandes figuras de la ciencia y defensores de la biodiversidad isleña está de acuerdo en que «algo hay que hacer y las guaguas lanzaderas pueden ser una buena solución». La única discrepancia con la institución, que busca equilibrar conservación y disfrute, es el área de servicios de El Portillo, porque, subraya, «atraerá a las puertas del Parque a 500.000 personas desde el Área Metropolitana la comarca de Acentejo. Pensamos que deberían partir desde La Orotava o La Esperanza. Y más todavía con otros dos centros previstos en Chío y Vilaflor».

«El interés general no lo marcan determinados grupos sino los valores naturales del Teide»

Jaime Coello - Fundación Telesforo Bravo

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Zonas de reserva.

Jaime Coello, un experto conocedor del Parque Nacional del Teide, recuerda que «hay zonas de reserva porque son extremadamente frágiles y es necesario preservarlas del contacto humano, además de prohibir determinadas actividades».

Sostén económico y ocio.

Coello hace referencia a viejos oficios como los de carbonero, arriero o pastor que «tuvieron que salir del Parque Nacional cuando se declaró como tal porque se entendió que eran actividades dañinas allí». En este sentido, añade que «si ellos debieron cumplir la normativa y del oficio dependía su vida ahora no entiendo cómo se pone el grito en el cielo por el ocio». Concluye con una frase: «El interés general no lo marcan determinados colectivos sino los valores naturales del Parque Nacional».

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