Danka Savic (Zenica, Bosnia, 1969) es la embajadora de Bosnia-Herzegovina en España desde hace dos años y medio. Profesional del periodismo, cambió los medios de comunicación por la diplomacia. Cuando se le pregunta por la Guerra de los Balcanes, que sufrió, reconoce la labor de los soldados españoles en su país, pero quiere hablar de su futuro con vocación europeísta. Lo hizo hace unos días en La Laguna.


¿Cuáles han sido el mejor y el peor momento desde que es embajadora en España?

Estoy agradecida por la oportunidad de servir a mi país en otro precioso, tan grande e importante, además de amigo, como es España. La pandemia fue un periodo muy duro porque tuvimos que ayudar a los compatriotas que residen aquí, unos 3.500 con dobles nacionalidades y 1.200 únicamente con la bosnia.

Fue periodista. ¿Le ha servido la profesión en su tarea?

Ha sido muy útil. Por ejemplo, en cuanto a la curiosidad. Quería saber antes y ahora mi intención es conocerlo todo. Pero es diferente trabajar para los medios que para el Estado como hago ahora.

Habló en La Laguna sobre La perspectiva europea de Bosnia y 30 años de relaciones bilaterales. Haga un resumen.

Bosnia tiene una única perspectiva, la europea. Europa es la solución y el futuro. Hay un consenso total en mi país sobre esta idea. Expliqué el proceso al que nos enfrentamos con muchos retos que conllevan cambios y avances. No es una ruta fácil, pero sí totalmente necesaria.

¿Le ha traído recuerdos la visita a la exposición sobre la guerra en su país que ha estado estos días en la Económica?

Me ha gustado la exposición, pero prefiero hablar de Bosnia después de la guerra. Claro que me ha traído recuerdos, pero es importante saber que tenemos otras cosas. Quiero mostrar el rostro de Bosnia como mezcla de culturas. Una tradición de crisol de gentes y razas. Un pueblo amable y abierto. Una pequeña Europa en el corazón de Europa.

¿Cómo valora la misión del Ejército español en su país durante más de una década?

Jugó un papel fundamental y es muy respetado por el pueblo. Estuvieron casi veinte años con distintos desarrollos de la misión. Desde miles de soldados a la pequeña dotación actual para labores de apoyo. Hay una relación profunda que va más allá de la protección militar o la reconstrucción con amistad y otros vínculos muy fuertes. Muchos militares han vuelto a Bosnia después de acabar su misión allí. Mi primer acto oficial como embajadora fue rendir tributo a los 22 soldados que dejaron la vida en acto de servicio. Después de la guerra permanece el apoyo al desarrollo en el que España juega un papel importante. El Ejército puso la semilla y ha crecido la relación. Estamos muy agradecidos por la reconstrucción de símbolos destruidos como la Biblioteca de Sarajevo o el Puente de Mostar.

Somos mezcla de culturas, una pequeña Europa justo en el corazón de Europa

La figura de Laura Papo centró la muestra institucional, que aportó la embajada en La Laguna. ¿Por qué ella? Resulta curioso que una sefardí sea homenajeada por un país musulmán. ¿O no es tan curioso?

No lo es tanto porque el mío es un país donde cabe de todo. Es muy abierto y multicultural con las religiones musulmana, judía, ortodoxa y cristiana conviviendo juntas. Laura Papo es una figura importante, vínculada a España, ya que proviene de los sefardíes que fueron expulsados. Mantuvo su cultura, su lengua y sus tradiciones, pero también es parte de la historia de Bosnia. Un ejemplo de la mezcla de mi país.

En Tenerife, sobre todo en el norte, en Garachico o Los Silos, se refugiaron en su día muchos niños bosnios que vinieron gracias al trabajo de la ONG Amigos de la Paz. ¿Lo sabía? ¿Cómo valora aquello? ¿Quedaron algunos compatriotas en la Isla?

No tenía constancia y lo siento, aunque voy a visitar Los Silos (así lo hizo con posterioridad a la entrevista). En España no tenemos una asociación de la diáspora y deberíamos tenerla. La embajada no puede mantener el contacto que desearía. Sabemos que hay grupos organizados en Madrid, Cataluña o Valencia. Me gustaría una relación más directa como en Chequia cuando era embajadora.

¿Cuál es el momento actual que atraviesa su país?

La voluntad de pertenecer a Europa es evidente y con absoluto consenso social, pero no es fácil tanto por la situación interna como externa en el momento actual de la geopolítica del continente. Tuvimos un acuerdo de paz que incluye la participación de extranjeros en todos los procesos de estabilización postbélica. Bosnia tiene hoy catorce condiciones para ganar un estatus de candidato a la Unión Europea. Un proceso lleno de desafíos como el de la obligación de cambiar nuestra constitución. Es algo muy complejo, pero estamos en ello para establecer una solución. Es necesario modificar para encontrar el encaje en un modelo específico para Bosnia.

Bosnia parece tener un alto potencial turístico. ¿Desaprovechado todavía?

Tenemos tres millones de habitantes dentro de nuestras fronteras, pero entre uno y dos fuera, aunque no sabemos la cifra exacta. En la UE, Estados Unidos, Canadá o Australia. Respecto al turismo, íbamos muy bien antes de la pandemia del Covid-19, con un aumento del número de turistas cada año, pero el desarrollo del coronavirus frenó esta tendencia. Estamos en pleno proceso de reparación y de vuelta de los turistas. Por ejemplo, al santuario cristiano de Medjugorje que está entre los más visitados de Europa. También hay un peso del sector primario y ese es el sentido de los contactos que hemos mantenido aquí para integrar el Consejo Internacional del Aceite. Tenemos mucho potencial para el sector de los olivos y los productos derivados. Cada año recibimos premios por ello y espero en el futuro la colaboración con España también en este ámbito.

¿Esperaba ver otra guerra convencional en Europa a estas alturas como la actual entre Rusia y Ucrania? ¿Ha sido un fracaso de la diplomacia?

El fracaso es de toda sociedad, pero de la diplomacia también. No lo esperaba y por supuesto que me preocupa como a todo el mundo. Esta guerra nos cambiará. En Bosnia hay un aspecto emocional por lo que vivimos hace treinta años. Las imágenes de Ucrania nos traen a la memoria momentos muy duros. Siento una vuelta al tiempo de la guerra en Sarajevo, donde yo la pasé. Pero hay otras consecuencias que trae el conflicto bélico como la creciente presencia rusa en los Balcanes y en Europa, en general. Es una situación bastante seria y espero sinceramente que vaya a mejor.