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La Orotava | Un establecimiento con historia

El nacimiento del Añepa

Nicolás González Lemus fue uno de sus creadores y lo recuerda en primera persona

La casa de la calle Rosales número 13, que albergó durante más de 40 años el Pub Añepa, un referente para la cultura y el ocio en La Orotava. E. D.

Este emblemático pub y sala de arte de La Orotava cerró sus puertas el 31 de octubre de 2020, después de más de 40 años de ocio y

cultura en el número 13 de la calle Rosales.


El recordado pub y sala de arte Añepa, de La Orotava, cerró sus puertas el 31 de octubre de 2020, después de más de 40 años de ocio y cultura en el número 13 de la calle Rosales. Este establecimiento, que recibió la Medalla de Plata de la Villa en 2005, nació oficialmente en 1979 y el historiador Nicolás González Lemus fue protagonista de aquellos primeros pasos en forma de «café literario, piano-bar y centro cultural y musical». Este autor de más de una treintena de libros y de un centenar de artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras fue uno de los fundadores del Añepa y lo recuerda para EL DÍA en primera persona.

«Pocos meses después de las primeras elecciones municipales democráticas, en 1979, en una acalorada noche veraniega, José Ramón Carrillo, Modesto García, Adolfo Travieso y yo nos encontrábamos sentados alrededor de una mesa del kiosco, tomándonos unas cervezas y unos refrescos. Allí salió la conversación de lo aburrido que era el pueblo por la noche. Durante el día tenía una gran actividad, mucha gente de los pueblos limítrofes se acercaban para realizar compras, pero al anochecer se convertía en un centro poblacional triste, silencioso, aburrido y oscuro. Comentamos la necesidad de un club o bar musical nocturno», recuerda Lemus.

El primer logo del Bar Añepa, de La Orotava, en 1979, obra de Domingo Vega. | | E.D. Raúl Sánchez

Este doctor en Geografía e Historia por la Universidad de La Laguna y licenciado en Filosofía y Letras detalla que José Ramón Carrillo y él recordaron la existencia de «una casa vacía en el número 19 de la calle San Juan, esquina Cantillo, como un lugar ideal para establecerlo. Los dos fuimos a verla y hablamos con el propietario, que la vendía, pero muy cara. Entonces, a través de mis buenas amigas, las hermanas Tilde y Lucy, me comentaron que su padre estaba vendiendo su casa de dos plantas en la calle Los Rosales. El precio era razonable (750.000 pesetas, apenas 4.500 euros en la actualidad). Formé una sociedad con Teresa Expósito y Adolfo Travieso. Hablé con mi hermano Domingo para que la comprara con la condición de que la liquidaríamos cuando empezara a funcionar el negocio. Adolfo y Teresa discutieron y ella abandonó la entidad. El 7 de agosto de 1979 presenté al Ayuntamiento de La Orotava la solicitud de apertura del bar en la calle Los Rosales, número 13».

Una casa muy deteriorada

En aquella época la casa que albergó el Pub Añepa estaba habitada por «uno de los hermanos de Los Bebeaguas» y se encontraba muy deteriorada. Lemus indica que «un gran número de amigos nos ayudaron a limpiarla. Al llegar a la parte trasera, llena de entullo, cual fue nuestra sorpresa al descubrir que se trataba de un patio. Cuando se empezó a sacar la maleza se comprobó que había un patio con dos bancos de mampostería, una bajada y una escalera de piedras. Se respetaron. El amigo Chacho Vital diseñó el porche y los accesos a los servicios, y mi vecino Juan García, buen carpintero, reconstruyó la escalera de acceso a la parte alta de la casa. Domingo Vega hizo el cartel anunciador. El nombre del bar sería Añepa, en memoria al bastón de mando aborigen que se conserva en el Ayuntamiento, donado por Philip Barker Web durante se estancia en la isla con Sabin Berthelot entre los años 1827 y 1830».

Unos meses después, el Añepa abrió como café literario, piano bar y centro cultural y musical. «Los quesos brie, roquefort y camembert eran los protagonistas de la carta, junto a otros quesos locales. La buena música pop sonaba por el día. Y los domingos, de 12:00 a 16:00 horas, se ambientaba con los Beatles», cuenta Nicolás González Lemus.

La música siempre fue clave para el Añepa: «Macarena González, copropietaria del Real Musical, que me apreciaba mucho porque dos o tres veces al mes me trasladaba a Santa Cruz a comprar vinilos en su tienda, me facilitó un piano Petrof. Lo tocaba Carlos Arocha por la noche. En ocasiones aparecía Berto Rodríguez a tocar música de Louis Armstrong. Mensualmente la Añepa acogía eventos culturales: mesas redondas sobre diferentes temas de política, sociología y literatura. Por allí pasaron el senador Alfonso Soriano, el profesor Juan Manuel Castañeda, el antropólogo Alberto Galván, el doctor Isidro Fuentes o Juan del Castillo, entre otros». También se realizaban proyecciones de cine en la parte alta de la casa. Una labor para la que Lemus se dirigía a los consulados extranjeros establecidos en la isla para que le facilitaran películas en 16 milímetros, «así organicé semanas de cine francés, sueco, inglés, italiano y alemán, con el proyector Bolex de 16 milímetros, que se había comprado con los beneficios del Baile de Magos organizado en la calle».

Los Sabandeños hizo una oferta de dos millones de pesetas para comprar el pub

La apertura del Añepa fue un éxito desde el principio y pronto alcanzó mucha fama. Y comenzaron los problemas. Lemus recuerda que «La Orotava era una sociedad conservadora, de profunda cultura rural y aún más machista de lo que lo es hoy. Por eso, a los pocos meses después de que se inaugurara, empezaron a crearse bulos: que era un centro de consumo de drogas, que había una cama para la práctica del sexo libre y otras barbaridades negativas y falsas. Muchas mamás prohibían a sus hijas que asistieran a ese centro de perversidad».

Se empezó a crear una mala fama creciente e inmerecida que se agravó tras la fuga y desaparición de Adolfo y Magelia, una menor de edad que frecuentaba el pub. «La familia denunció su desaparición a la Guardia Civil, que activó el protocolo de su búsqueda. Tras el escándalo, esa fue la guinda para rematar la distorsionada opinión pública sobre este centro musical», lamenta Lemus. Aquella historia redujo la clientela y las cuentas dejaron de cuadrar. «Debíamos tres millones de pesetas y las cajas eran insuficientes. La solución era pedir un crédito o venderla. Decidimos la segunda opción. La Añepa se puso a la venta», detalla.

El grupo Los Sabandeños llegó a ofrecer 2 millones de pesetas por la compra del Bar Añepa, pero finalmente Nicolás González Lemus recurrió a sus hermanos para que adquirieran el negocio y lo explotaran a través de la Librería Lemus. En esa etapa se puso al frente Antonio Sosa, un barman del hotel Tenerife Playa, especialista en cócteles. El Añepa volvió a remontar y vivió «un tiempo esplendoroso durante el que siguió en venta o arrendamiento». Tras varias ofertas de alquiler, al final se le adjudicó a Francisco José González García, más conocido como Pepe «el del Añepa», que continuó con su explotación como bar musical, sala cultural con exposiciones y otros eventos de ocio hasta el 31 de octubre de 2020, «el final del único centro musical y cultural que marcó un hito histórico en La Orotava», según sentencia el historiador Nicolás González Lemus.

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