El Cabildo pone en marcha un nuevo recinto para la rehabilitación de las tortugas marinas en La Tahonilla e inaugura un mural que rodea el perímetro de la instalación. Este Centro de Recuperación de la Fauna y la Flora, un referente de la biodiversidad a nivel mundial, es un gran desconocido para la sociedad tinerfeña pese a que está «al lado de casa» en la carretera de La Esperanza, aunque dentro del municipio de San Cristóbal de La Laguna.
El presidente insular, Pedro Martín, y la consejera de Gestión del Medio Natural, Isabel García, que visitaron ayer este hospital de la naturaleza abandonada, destacan que el centro acoge cada año alrededor de 1.500 animales afectados por accidentes o diversas patologías, que se recuperan en las instalaciones y se devuelven a su hábitat tras ser curados.
Martín saluda a los trabajadores encabezados por el veterinario Alejandro Suárez, quien sigue a estela del histórico Santiago Mayans, y por el biólogo José Alberto Delgado, un veterano de La Tahonilla con enorme experiencia.
La ruta lleva a diversos espacios. Primero, la nueva charca de las tortugas, luego al jaulón, único en el estado, donde vuelan las aves convalecientes, pardelas o rapaces. En medio, los pasillos de tierra entre cultivos que se regeneran y luego se devuelven al lugar donde fueron recogidos. Los operarios los tratan con mimo. El final de la ruta es recorrer las entrañas donde residen clásicos como el cuervo Paco, cernícalos convalecientes o aguilillas golpeadas. La galería de animales heridos en las salas Ifonche, Abama, Ucanca, Rasca... Una manera muy isleña de identificar los distintos espacios hasta terminar en la despensa: los ratones. Todo este entorno circular es ideal para cumplir la segunda premisa de este centro: la educación ambiental y la vocación divulgativa. Ha servido con la mayoría de los miembros de la comitiva, incluidos administrativos que pertenecen a la misma plantilla que biólogos o veterinarios, quienes expresan su sorpresa por conocer un recinto del que poco o nada sabían.
Junto al acto oficial de inauguración de las nuevas instalaciones, en paralelo se han presentado tres nuevos murales realizados por el artista gráfico Erik_Air. Se ha basado en la diversidad y las especies propias que se suelen atender en el centro, una superficie pintada de más de 400 metros cuadrados en los que se hace un recorrido por los diferentes pisos de vegetación y hábitats de la Isla. Erik expresa de entrada que «no conocía esto, aunque había pasado muchas veces». Desde diciembre trabaja en una instalación artística que resume la geografía de la Isla. Desde la tortuga y su hábitat submarino al pinar pasando por el guincho, cardones y tabaibas, la lechuza, la palmera canaria... El bosque termófilo y sus distintos pisos climáticos ante los ojos del sorprendido visitante. Erik se ha vuelto un poco biólogo.
Antes, Alejandro Suárez explica que las nuevas instalaciones para las tortugas se componen de varios grandes tanques de agua salada y un canal de nado contracorriente utilizado para la readaptación antes de devolverlas al mar.
La contaminación del plástico
«La Tahonilla ofrece una alternativa para recuperar ejemplares pertenecientes a la fauna propia de la Isla», explica Pedro Martín. Por ejemplo, las tortugas que llegan con problemas derivados de enredarse en el mar en redes o en nylon, o tras haber consumido plástico. Porque «la presencia de plásticos en el mar es una de las razones más habituales de ingresos de tortugas», señala la consejera.
Los políticos recuerdan que «el servicio ayuda a que, a través de acciones de educación ambiental, la población de Tenerife sea consciente del trabajo que se realiza con la fauna silvestre». Martín y García firman el Libro de Honor de las visitas antes de dejar una instalación que sorprende por desconocida. Sus trabajadores tienen claro los dos principios básicos: conservación de la fauna silvestre y educación ambiental de la biodiversidad insular. Es La Tahonilla.