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Cuaresma | Pregón de Semana Santa

El obispo tiende puentes

El cronista oficial de la capital tinerfeña, José Manuel Ledesma, pronuncia el pregón de la Semana Santa en la parroquia matriz, punto de encuentro del alcalde y el obispo

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Pregón de la Semana Santa de Santa Cruz de Tenerife María Pisaca

El pregonero de la Semana Santa pone en valor la presencia religiosa en Santa Cruz de Tenerife desde la conquista, en 1494, para hacer énfasis en la historia de la primera cofradía, del Santísimo Sacramento (1549) o la primera imagen que procesiona desde La Concepción, El Nazareno (1666). Antes de finalizar el acto, el prelado invitó a «querer ver a Jesús», como ocurrió el Domingo de Ramos en Jerusalén.

El obispo de la Diócesis de Tenerife, Bernardo Álvarez, aprovechó el pregón de la Semana Santa que pronunció anoche el cronista oficial de la capital tinerfeña, José Manuel Ledesma, para tender puentes sobre aguas turbulentas. Cuando el acto tocaba a su fin, después de la presentación del pregonero de parte del vicario episcopal de Santa Cruz, Juan Manuel Yanes, que dio paso a la intervención del propio Ledesma y la nota musical que aportó la agrupación lírica Gran Tinerfe, salió al ambón el prelado.

Después de destacar la importancia del regreso a la nueva normalidad, se refirió al reciente concierto celebrado en Turquía en recuerdo de las víctimas de la guerra de Ucrania en donde un grupo musical interpretó dos canciones: «En qué puedo ayudar» y «Puentes sobre aguas turbulentas», composición esta última de Paul Simon que data de enero de 1970. Fue el pie de romance que utilizó Bernardo Álvarez para invitar a pasar por la tribulación, en referencia al conflicto bélico, la pandemia o el volcán de La Palma, unas palabras que sonaron a tender la mano y dejar atrás palabras que alimentaron la polémica.

Santa Cruz, capital de Canarias

Previamente, el cronista oficial de Santa Cruz, en su condición de pregonero de la Semana Santa que arranca el próximo domingo, recordó que la cruz ya estuvo presente en la playa de Añazo desde la fundación de la ciudad, en 1494.

A partir de ahí, cuatro momentos que marcan la historia de la ciudad. La primera cofradía que existió en la ciudad, y que precisamente tiene su sede en la parroquia matriz de Nuestra Señora de La Concepción –la del Santísimo Sacramento–, así como la primera imagen que procesionaría por las calles de la entonces villa, la de Jesús Nazareno, desde 1666, talla que perteneció al antiguo convento dominico de La Consolación, donde hoy se levanta la antigua recova vieja y el teatro Guimerá.

José Manuel Ledesma también vincula con el ADN chicharrero dos procesiones de la Semana Santa, la del Señor de las Tribulaciones, que recorrerá el barrio de El Toscal desde la parroquia de San Francisco el próximo Martes Santo, y la que recorrerá el mediodía del Viernes Santo con el paso de la Virgen de las Angustias.

Sobre el Señor de las Tribulaciones –del que luego el obispo tomaría el pie de romance para tender puentes–, José Manuel Ledesma recordó el milagro del sudor que se le atribuye después de que José de Carta se llevara a su casa, en la actual plaza de La Candelaria, para pedirle el favor de la recuperación de su esposa, María Nicolasa Eduardo, como así ocurrió el 22 de julio de 1765, cuando se asegura que la talla parecía sudar y esa sustancia se empapó para pasarlo por el rostro de la enferma, que recobró su salud. También recordó otro hecho extraordinario que vinculará al Señor de las Tribulaciones que en su origen se veneró en el antiguo convento franciscano de San Pedro Alcántara –donde hoy está el Tribunal Superior de Justicia, la propia parroquia de San Francisco y hasta la plaza del Príncipe–. Ledesma se refirió a la pandemia de cólera morbo asiática que contagió la tripulación del vapor Remo y que, gracias a la intercesión de la imagen, no se cebó con el barrio de El Toscal, que había pedido su protección. Por ello, la entonces calle de Oriente tomó nombre del Señor de las Tribulaciones y se le recuerda además con una imagen en hornacina.

El cronista de Santa Cruz, y pregonero de la Semana Santa, también recordó el episodio que protagonizó el alcalde republicano Emilio Calzadilla, que decidió pagar de su bolsillo en 1931 a la banda de música para que acompañara la procesión de Las Angustias, frente a la negativa de los concejales de la época. En agradecimiento, los músicos decidieron interpretar la obra que más le agradaba al regidor municipal, «Adiós a la vida», como todavía tiene lugar en la actualidad en donde estuviera la antigua librería La Católica, a su paso frente a San Francisco.

Especialmente curiosa fue la referencia que incluyó Ledesma a dos obispos que fueron destinados a la Diócesis de Canarias y que decidieron establecer la capital en Santa Cruz de Tenerife. El primero, Bartolomé García Ximénez Rabadán, que llegó a tierra después de un viaje que lo tuvo en alta mar dando tumbos 168 días y llegó extenuado a Tenerife. No fue el único capítulo que a punto estuvo de costarle la vida, pues el 1 de noviembre de 1667 sorteó el intento de un sacerdote que intentó envenenarlo dos años después de iniciar su episcopado que se prolongó un cuarto de siglo. Menos abrupto fue el paso de otro obispo, Lucas Conejero de Molina, que también estableció la capital de la Diócesis de Canarias en Tenerife en 1714, protagonizando un gran impulso a la Semana Santa durante los diez años que estuvo al frente.

El pregonero no pasó inadvertida la impronta en la imaginería que dejaron artistas como Lázaro González, Sebastián Fernández Suárez o José Luján Pérez –este último autor de la Dolorosa que se custodia en La Concepción–, o la rica orfebrería que distingue a los templos chicharreros elaborada con plata que se trajo desde América.

A mitad de camino entre las palabras del cronista y la reflexión final del obispo, actuación de la agrupación lírico-musical Gran Tinerfe, que estrena director, Juan Carlos Castro, también solista en la malagueña que interpretaron después junto a la canción a la tribulación, Cantemos al amor de os amores o hasta la saeta Al Cristo de los gitanos, precisamente en La Concepción, donde este año no procesiona La Macarena.

El domingo, Ramos; y el lunes, primera procesión con imagen en el arranque de la Semana Santa.

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