Falta de relevo generacional. Lo afirman los expertos cuando analizan la situación del campo de Tenerife. Un problema grave porque frena el crecimiento del sector primario. Nunca ha sido fácil dedicarse a a agricultura o la ganadería por la dureza y el sacrificio del trabajo en sí, junto a la poca rentabilidad, pero lo es más aún todavía en tiempos de crisis. Crisis eterna que hoy se materializa en los elevados costes de producción derivados de la guerra en Ucrania y las dificultades en transporte por la huelga en la Península. Crisis y precios de los insumos suponen obstáculos muy potentes para la tímida vuelta al agro, a partir del año 2020, derivada de la pandemia. La empresa pública Gestión y Planeamiento Territorial y Medioambiental (Gesplan) impulsa con un programa de ayudas a los jóvenes ese relevo generacional. Lo hace a través de ayudas directas para la gestión y la viabilidad de las explotaciones. Es una manera de garantizar desde la iniciativa institucional el futuro del sector y superar el abandono secular del campo isleño.
El consejero delegado de Gesplan, Agoney Piñero, explica que el proyecto, denominado Asesoramiento de las Subvenciones para la Creación de Empresas por Jóvenes Agricultores y Ganaderos, tiene como principal objetivo «ofrecer información sobre las ayudas para la puesta en marcha de empresas y su primera instalación». Un paso clave para «facilitar la incorporación de los jóvenes al campo».
La iniciativa nace de un encargo a la entidad por parte de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias. Arrancó en 2016 y hasta la fecha más de 600 personas han sido asesoradas, lo que ha permitido que 386 hayan podido recibir la ayuda. Así, valora Piñero, «han podido convertirse en empresarios dentro del sector agrario y ganadero». Ya son 386 esperanzas de encontrar un camino de vida en el campo. Los interesados pueden dirigir su petición para el asesoramiento al correo agricultura@gesplan.es.
Medida «estrella».
Augusto Hernández es el director general de Agricultura del Gobierno de Canarias desde septiembre de 2020. Considera este impulso al desarrollo profesional en el sector primario de jóvenes de entre 18 y 40 años una de las «medidas estrella» en este mandato junto a la modernización de las explotaciones y el regadío. En todas las líneas se puntúa más a los aspirantes de este abanico de edades. Toda la planificación está incluida en el Programa de Desarrollo Regional (PDR) de Canarias, Recuerda Hernández que «Gesplan posibilita la viabilidad de los proyectos con una subvención que va de la prima básica de 18.000 euros hasta un máximo de 70.000».
Subraya que «si no se ve un desarrollo del plan empresarial se rechaza. Hay quien prácticamente sale corriendo porque tampoco es tan fácil y hay que afinar para evitar que se deba devolver el dinero». Para ello se establece un baremo y se dan puntos. Los que estén por encima de ese límite son aprobados y los que no, pasan a una lista de reserva. Dentro de un sistema de libre concurrencia competencial. Valora Hernández que «se trata de favorecer ese relevo generacional tan necesario».
El director general detalla que «durante el confinamiento por la pandemia de la Covid-19, el sector primario, salvo excepciones como la flor cortada o los vinos, se mantuvo porque había que comer y se puso en valor la producción de alimentos». Además, añade, «cambió la mentalidad y se buscaron nuevas alternativas de futuro, entre ellas la dedicación o el retorno al campo para poner parcelas abandonadas en producción». A este respecto, sin datos exactos, las fuentes calculan en un 15% el aumento de superficie cultivada en la Isla los últimos dos años después de más de una década de tendencia a la baja con remontes puntuales. En los doce años que van de 2007 a 2019 el descenso ha sido de unas 7.000 hectáreas, 70 millones de metros cuadrados, el equivalente a unos 14.000 campos de fútbol.
La crisis actual, originada por el conflicto en Ucrania, ha elevado exponencialmente los costes energéticos que revierten en el precio de los insumos y del producto final que llega al consumidor. La línea de actuación pasa por prestigiar lo local, el kilómetro 0, para mejorar el entre 10% y 12% de autoabastecimiento actual.
Agricultura ecológica.
Miguel López es secretario de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) en Tenerife y un conocedor del campo isleño. Sentencia: «El futuro está en la agricultura ecológica y ahí hay que centrar el esfuerzo de los jóvenes». Advierte de que «tampoco me gustaría acercar a los chicos a un desfiladero porque este es un sector complicado». López entiende que «las ayudas deben ir, todavía en mayor medida que hasta ahora, a la agricultura ecológica». Aclara que «a día de hoy, el relevo generacional en una explotación convencional solo es rentable si ya lo era antes de ser heredada». Para la ecológica entiende que «hay más técnicas y sabiduría que en toda la historia, para sacarla adelante, pero hacen falta más ayudas y un marco normativo diferenciado».
López valora la estrategia europea «de la granja a la mesa». Para cumplirla considera clave «incentivar a los jóvenes con medidas adecuadas para que se dediquen a la agricultura ecológica». Entre ellas «dotar con más recursos al plan de tutorización de Gesplan».
El objetivo, «además de formar y tutorizar» es «hacer rentable la explotación más allá del periodo de ayudas. Cuando haya rentabilidad económica volverá la gente al campo». López reflexiona: «Hoy se siguen fijando los precios de arriba abajo y hay que fijarlos de abajo a arriba. Los costes de producción del agricultor y el ganadero deben marcar esos precios». El secretario de la COAG entiende que «siempre nos parecen poco los recursos para fomentar el relevo porque son muchos más los agricultores y ganaderos que se jubilan que los que se incorporan». Mantiene su esperanza en la Ley de la Cadena Alimentaria para primar la producción local pese al handicap de «unos insumos cada vez más caros».
Miguel López subraya: «No vamos a competir con las producciones continentales sino a primar la excelencia y la calidad, aunque la población debe tener acceso a nuestros productos». Pone de ejemplo los ecocomedores «que han funcionado muy bien». Considera para concluir que ha habido un cambio positivo en la percepción del agricultor por la sociedad. «Antes se pensaba que a esto se dedicaba el que no sabía hacer otra cosa», sentencia.
