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"Nos van a decir que somos maltratadores", dice el director del Hogar Santa Rita sobre el proceso judicial al centro

Tomás Villar aseguró en un reciente discurso ante su plantilla que “vamos a ir todos a declarar al juzgado en calidad de investigados. Todos. Absolutamente todos. Y daré la cara por ustedes"

Tomas Villar, director del Hogar Santa Rita Delia Padrón

Tomás Villar, director gerente del Hogar Santa Rita, la mayor residencia geriátrica de Canarias, está citado a título personal para declarar en la mañana de este viernes 11 de marzo en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 de Puerto de la Cruz como investigado por la denuncia interpuesta por la Fiscalía por presuntas irregularidades detectadas por el personal del Servicio Canario de Salud (SCS) que se hizo cargo de la gestión de este geriátrico en los peores momentos de la pandemia. Villar tendrá que responder a cuestiones relacionadas con brotes de Covid-19 y sarna, casos de desnutrición y deshidratación y escasez y descontrol en las comidas, hechos que podrían ser constitutivos de delitos de malos tratos e, incluso, de homicidio imprudente. Sin embargo, en un reciente discurso de 40 minutos ante muchos de los casi 427 trabajadores de este centro, cuya grabación ha trascendido, Villar considera que no acude a declarar en solitario ni de forma personal sino en representación de toda la plantilla. Literalmente asegura que “vamos a ir todos a declarar al juzgado en calidad de investigados. Todos. Absolutamente todos. Y nos van a decir que somos maltratadores, que matamos de hambre a los residentes y que están desnutridos. De que permitimos la sarna. Vamos a ir todos a pesar de que la persona que estará allí soy yo. Y daré la cara por ustedes”.

Villar defendió en esta intervención pública del pasado 23 de febrero, según ha desvelado la Ser, la gestión del Hogar Santa Rita, al que volvió a calificar de “hotel de lujo para pobres”, desde los tiempos del padre Antonio. Pidió más unidad a los trabajadores en defensa de sus puestos de trabajo, que considera amenazados por una posible reducción del número de plazas residenciales: “Si somos 500 residentes, necesitaremos 450 trabajadores; si somos 600, necesitaremos 500, pero si somos 300, sólo harán falta 250. Ese es el menoscabo y la pena que nos inunda, pero vamos a luchar contra eso”. Y les pidió que vayan “todos juntos, como en Fuenteovejuna”, que se impliquen en la defensa del centro “para consolidarlo” e impedir “los ataques desaforados sin sentido de organismos oficiales y de otros organismos. O de personas que amparados en el anonimato se comportan como pirañas que hacen daño poquito a poco”.

El Hogar Santa Rita, ubicado en la zona de Las Dehesas, en el Puerto de la Cruz. Cartsen W. Lauritsen

El máximo responsable del Hogar Santa Rita achacó la intervención sanitaria a “un error del hospital general” cuando “dijeron a un compañero, con nombres y apellidos, que era negativo y estaba positivo. Se confundieron y ese compañero estaba en una zona de influencia. Eso tuvo especial relevancia y conllevó la intervención sanitaria famosa del 8 de diciembre”. Además, justificó varias de las irregularidades detectadas por la propia intervención sanitaria de la residencia: “Nos dijeron que todos los compañeros debían abandonar el edificio de Fray Leopoldo y eso conllevó que salieron 90 y vinieron 30, lo que generó un jaleo muy grande en el atendimiento, en el trabajo de dar la alimentación y en todo lo demás. Se envió personal, pero no fue suficiente. La confusión fue enorme y qué salió de ahí, pues que los pacientes estaban mal, desnutridos, deshidratados y que todos tenían sarna. Craso error. Si nos hubieran preguntado, les hubiéramos dicho las cosas. Tuvieron la poca deferencia hacia esta dirección y este patronato que sólo se dirigieron al presidente del comité de empresa, que lo veo bien. Pero ni siquiera preguntaron por el director para hablar con él”.

"El gran error de ese servicio sanitario fue confinar durante dos meses a los residentes"

Tomás Villar - Director del Hogar Santa Rita

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Eso ha derivado en que somos maltratadores, matamos a la gente de hambre, no les damos de beber y consentimos la sarna, la escabiosis. Y eso tenemos que tragárnoslo y estamos pendientes de qué forma vamos a contrarrestarlo. El gran error de ese servicio sanitario fue confinar durante dos meses a los residentes, a pesar de la solicitud de nuestros supervisores de que al menos los dejaran salir al pasillo. Del sillón a la cama o de la cama a la cama. Eso generó escaras, perjuicio cognitivo y falta de movilidad. Y eso tienen que saberlo. Nosotros no somos un hospital. Y esa situación también alarmó a las familias cuando veían a sus familiares por videollamadas. Y en vez de pedirnos opinión, fueron a degüello contra nosotros”, sentenció Villar.

Achacó la situación judicial de la cúpula directiva del Hogar Santa Rita a “intereses espurios que no sabemos de dónde salen”, aunque insinuó que puede haber "empresas privadas detrás", y “hostilidad política”. Aseguró sentirse atacado “a través de la vía de emisoras de radio, periódicos afines y connivencia política de quienes afirman que los macrocentros como el nuestro no tienen futuro. Si esto es así, ninguno de nosotros tiene futuro”. Villar advirtió a la plantilla de que “posiblemente aquí dentro haya algún enemigo, porque la información que sale no es del todo exacta”.

“No vamos a cerrar gratis, eso no va a suceder nunca. Esta fundación, este paraíso de trozos de cielo que pertenece a tanta gente que está y que ya no está, no se va a conformar ni vamos a regalar esta institución a nadie"

Tomás Villar - Director del Hogar Santa Rita

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Pese a las críticas e informes negativos sobre la gestión del centro, Villar insistió ante la plantilla, en ese discurso que se produjo el pasado 23 de febrero, en que el Hogar Santa Rita “es un ejemplo y fuimos precursores en la aplicación de medidas contra el coronavirus”. Defendió que “quien diga que en 2020 no mantuvimos contacto continuo con las autoridades sanitarias por el Covid, miente. Sea de fuera o de dentro”.

Tomás Villar reconoció que ha sufrido “la amenaza de que se van a reducir las plazas concertadas de Santa Rita”, lo que tildó de incongruencia y “trato injusto”: “Hay una necesidad en las islas, con más de 8.000 personas esperando por una plaza residencial y en Santa Rita hay más de 200 que no se ocupan. ¿Qué es lo que hay detrás de toda esta historia?”. Ante una posible intervención definitiva del Hogar Santa Rita, Villar advirtió ante sus trabajadores que la residencia “no la vamos a cerrar gratis, eso no va a suceder nunca. Esta fundación, este paraíso de trozos de cielo que pertenece a tanta gente que está y que ya no está, no se va a conformar ni vamos a regalar esta institución a nadie. Que los organismos oficiales vayan pensándose que mientras tengamos la acreditación vigente, vamos a seguir gestionando el Hogar Santa Rita de la mejor forma posible”. Y ante la posibilidad de que se pierdan empleos a raíz de este proceso judicial, Villar lanzó una advertencia a su plantilla: “Ahí fuera hace mucho frío, hay mucho Erte”.

Para el máximo responsable del Hogar Santa Rita, "por el que han pasado más de 5.100 mayores y unos 2.100 trabajadores", su comparecencia judicial de este viernes 11 de marzo de 2022 no es a título personal, aunque sea investigado por su responsabilidad como director, sino que acude, según dijo a su plantilla: “En representación de todos los trabajadores a los juzgados, donde intentaré defender vuestro trabajo, vuestra honorabilidad y, sobre todo, vuestro amor a este centro”.

El Hogar Santa Rita se enfrenta a una investigación judicial por posibles delitos de maltrato e, incluso, de homicidio imprudente. Un demoledor informe emitido por personal del Hospital Universitario de Nuestra Señora de la Candelaria a finales de 2020, que hablaba de brotes de sarna y de casos de desnutrición y deshidratación, derivó en la denuncia de la Fiscalía que marca el inicio de este caso. Fue admitida a trámite el 17 de noviembre de 2021 y dio lugar a la apertura de diligencias en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 de Puerto de la Cruz, que debe aclarar ahora si ha existido delito o no en la gestión del macrocentro de mayores que fundó el Padre Antonio en 1981.

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