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Pedro Domingo Hernández Martín Exoficial jefe de la Policía Local de La Orotava

«Ayudar a salvar una vida es lo más grande que te puede pasar»

«Recuerdo ir de servicio a los barrios en guagua y volver caminando desde La Perdoma»

Pedro Domingo Hernández Martín Carsten W. Lauritsen

Pedro Domingo Hernández Martín nació en el barrio orotavense de Los Poyos, en la barriada de San Isidro, y desde 1983 hasta 2022 ha formado parte de la plantilla de la Policía Local, los últimos 12 años como su máximo responsable. Fue portero en la UD Orotava, el Atlético Orotava, Los Pinos y la UD Matanza, y abandona la labor policial con la satisfacción del deber cumplido, como cuando dejaba la portería a cero. 

¿Por qué se convierte en Policía Local de La Orotava?

Todo empezó a finales del año 1981, acababa de salir del cuartel y estaba sin trabajo. Mi madre se entera de que iban a salir plazas de Policía Local en La Orotava y me lo comenta. Yo no quería, le dije que no me iba a preparar y así estuvimos un tiempo de debate. Hasta que poco después me dijo que había puesto la solicitud en mi nombre. Discutimos, pero fui sin prepararme porque mi intención era buscar otra cosa. Me presenté en la época en la que estaba de alcalde Francisco Sánchez. Por supuesto no aprobé porque no me lo había preparado. Pero en el verano, después de las fiestas de La Orotava, llamaron a un grupo de chicos que no habíamos aprobado para ofrecernos ocupar las plazas libres que habían quedado, como interinos. No se podía decir que no y así llegué, el 3 de agosto de 1983. En mi primer día de trabajo, salí de la casa de mis padres en Los Poyos, y al pasar por enfrente del antiguo Bar Parada, donde solía reunirme con mis amigos, agaché la cabeza y pasé casi a escondidas para que nadie me viera. Una vez que estuve dentro, ya me empezó a gustar, empecé a estar cómodo y decidí prepararme de nuevo las oposiciones, que salieron en 1986. Entonces sí que logré aprobar la plaza en propiedad, junto a 11 compañeros más. Fue la mayor incorporación de golpe de nuevos policías en la historia de La Orotava. Y justo ese día, mientras estaba de celebración, de nuevo en el Bar Parada, mi mujer me anunció que estaba embarazada de nuestro primer hijo. Fueron momentos inolvidables.

¿Cómo llega a la jefatura de la Policía Local de La Orotava?

En 1996 me presentó a las plazas de cabo de aquella época, actualmente de oficiales. Fue justo en el año en el que se inauguraron las nuevas dependencias de la Policía Local de La Orotava, donde ejercí como cabo hasta octubre de 2010. Entonces estaba de viaje en Zaragoza, con mi mujer, cuando recibo una llamada de la jefa y del concejal, que me citan para una reunión urgente en el despacho del alcalde. En cuanto regreso a la isla, me dicen que la jefa se marcha a otro destino y que quieren que ocupe la plaza de oficial jefe de forma provisional. No pude decir que no. Era una cosa temporal y al final duró casi 12 años, entre 2010 y 2022. Como ya ejercía de mando, tenía experiencia, aunque la jefatura general no tiene nada que ver. He tenido la gran suerte de contar con un equipo humano increíble, que conmigo siempre se han portado de maravilla. Han respondido siempre y me han ofrecido su ayuda en todo momento.

¿Cómo ha cambiado la Policía Local desde su incorporación en los años 80 del siglo XX hasta la actualidad?

¡Uf! No tiene nada que ver. Y no sólo la Policía Local, sino la vida en general. Cuando yo entré, mi primera semana de servicio fue de noche y en aquel entonces entrabas a las doce de la noche y salías a las siete de la mañana. Trabajabas seis días seguidos y descansabas uno. Prácticamente no tenías tiempo para hacer otra cosa que trabajar y dormir. Recuerdo, por ejemplo, ir de servicio a los barrios en la guagua. Nos dejaba en La Perdoma, en el límite de La Orotava, y veníamos caminando hasta el casco. Faltaban medios, prácticamente sólo teníamos una máquina de escribir, y las primeras emisoras parecían una defensa, pesaban más de dos kilos. Ahora todo es distinto: la forma de intervenir de la policía, el trato al ciudadano, los medios técnicos, la uniformidad, los vehículos, las instalaciones de la jefatura, la coordinación, las competencias... No tiene nada que ver.

¿Qué consejo le daría a alguien que ahora empieza o quiere convertirse en Policía Local?

Lo más importante es saber atender a los ciudadanos, saber tratarlos. Somos policías de municipio, los primeros a los que el ciudadano acude en caso de problemas. Y lo primero que le decía a los nuevos policías, siempre, es que la prioridad debe ser atender al ciudadano de buenas maneras. Aunque eso no quiere decir que siempre tenga la razón. Saber tratar a la gente es clave. Cuando la Policía Nacional empezó a hablar de la policía de proximidad, siempre pensé que la policía de proximidad de toda la vida es la Policía Local. En mi caso siempre tuve muy presente lo importante que es acercarte a las plazas a hablar con la gente, sobre todo los mayores que están sentados en los bancos. Ellos te contaban todo lo que sucedía, el día a día. Los mayores lo saben casi todo. Y siempre lo repetía: los vecinos son nuestra mejor fuente de información.

¿Cuáles han sido los peores momentos de estos 40 años?

Hemos pasado momento muy complicados, como incendios, temporales, robos, entradas a domicilios... pero para mí lo peor, lo que me dejó marcado, fueron las intervenciones con menores fallecidos. Recuerdo que a finales de los 80 o principios de los 90 tuvimos tres o cuatro casos de ahogamientos de niños pequeños, de entre 3 y 11 años, y lo pasaba muy mal. Mis hijos tenían esas edades y yo me preguntaba qué se le podía decir a esos padres en momentos tan duros.

¿Y los mejores momentos?

Hemos vivido momentos muy importantes y felices, como cuando los rescates, los incendios o los accidentes terminan de forma satisfactoria y se saca a las personas adelante. Cuando hay vidas humanas en juego y se salvan, eso es inolvidable. Ayudar a salvar una vida es lo más grande que te puede pasar.

Le ha tocado marcharse después de casi dos años complicadísimos por la pandemia del coronavirus...

Sí, han sido casi dos años muy duros. Sobre todo los primeros meses, en los que no sabíamos muy bien a qué nos estábamos enfrentando. Todo era miedo entonces y fue muy complicado.

Y la plantilla de la Policía Local de La Orotava ha sufrido directamente y de forma dramática el impacto del Covid-19...

Desgraciadamente uno de nuestros compañeros ya no está por este maldito virus, y tenemos a otro compañero que logró superarlo tras muchísimo sufrimiento, pero que lo sigue pasando muy mal por las secuelas que le ha dejado.

¿De quién se acuerda en esta despedida?

De la familia; de todos los compañeros que han trabajado a mi lado en todos estos años; del concejal de Seguridad, Narciso Pérez, al que tengo que agradecer públicamente todo su apoyo en momentos muy complicados y su predisposición siempre a ayudar y a colaborar. Considero que hemos formado una muy buen pareja de trabajo, lo que nos ha permitido sacar muchas cosas adelante. Puedo decir que, después de cientos de intervenciones y de miles de horas en esta jefatura, ha sido un amigo. También de los tres alcaldes que he tenido, que han confiado en mi labor. Y, por supuesto, del nuevo oficial jefe de la Policía Local Ignacio Sánchez Marrero, al que deseo toda la suerte del mundo en esta nueva etapa.

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