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La Orotava

Tras la huella del Escorial de Canarias

Un equipo de arqueólogos busca junto a la iglesia orotavense de San Francisco los vestigios del convento franciscano de San Lorenzo, destruido por un incendio en 1801

Una de las excavaciones en el antiguo convento franciscano conocido como El Escorial de Canarias El Día

Los frailes huyeron del fuego como pudieron, saltando desde las ventanas de un edificio que tenía tres plantas de altura o descolgándose con la ayuda de cuerdas. En apenas 8 horas, «ardió como si estuviera lleno de pólvora», recuerdan testimonios de principios del siglo XIX. Durante la noche del 19 al 20 de abril de 1801, en La Orotava, las llamas acabaron con casi tres siglos de historia. Aquella noche de hace 221 años, se perdió el convento franciscano de San Lorenzo, calificado por el sacerdote e historiador realejero José de Viera y Clavijo como «El Escorial de Canarias». Ahora la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno regional, en colaboración con la Concejalía de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento de La Orotava, financia y ejecuta sondeos arqueológicos en un patio junto a la Iglesia de San Francisco para tratar de encontrar nuevas huellas de un centro religioso, fundado en 1519, que marcó la historia de la Villa.

Este antiguo convento franciscano estuvo habitado por hasta 60 frailes y fue sede de todos los capítulos provinciales de su tiempo, además de ser una destacada escuela de filosofía y teología. Tras el incendio, apenas se salvaron pedazos de lo que fue: algunos muros, la portada de cantería de la iglesia y varias tallas de gran valor, como su San Lorenzo original, del siglo XVI, uno de las más antiguos que se conservan en Canarias. En sus manos lleva una hoja de palma, que recuerda su martirio, y una parrilla, que evoca su muerte asado vivo. Aún puede verse en la Iglesia de San Juan.

Excavaciones arqueológicas en busca de vestigios del Escorial de Canarias, en La Orotava El Día

En la casa de Eugenio Amador, en la misma calle San Francisco, cada 10 de agosto, si la pandemia lo permite, se puede visitar un San Lorenzo de piedra, escoltado por los retratos pétreos de Bartolomé Benítez de Lugo, sobrino del adelantado Alonso Fernández de Lugo, y su esposa Mencía, fundadores del convento en el año 1519. El antiguo hospital de la Santísima Trinidad, convertido ahora en el velatorio municipal, se edificó sobre el llamado Escorial de Canarias y aún conserva parte de sus muros y accesos, así como una porción de la que fue su gran iglesia. Lo que se mantiene como templo se cree que es apenas una quinta parte del original. Allí pueden verse varias imágenes que salvaron los monjes del fuego: un cristo del huerto del siglo XVII; la Virgen de la Soledad, del siglo XVII, y la más importante, la Virgen de la Caridad que presidía el altar mayor y que, según Viera y Clavijo, atraía la devoción vecinal. El San Francisco original del retablo mayor y su Virgen Difunta del convento también se resguardan en el Museo de Arte Sacro El Tesoro de La Concepción.

Bajo el actual edificio del velatorio, o en su entorno, se cree que aún podría encontrarse la cripta de Bartolomé Benítez de Lugo. Los sondeos realizados en una zona anexa a la iglesia de San Francisco tratan de corroborar su potencial arqueológico. Esta investigación, dirigida por el equipo de Prored, pretende «evidenciar arqueológicamente si el antiguo monasterio continuaba su orientación hacia el Sur e identificar cuál podría haber sido el suelo original del edificio desaparecido», explica Hacomar Ruiz, codirector del proyecto.

Excavaciones arqueológicas en busca de vestigios del Escorial de Canarias, en La Orotava El Día

La directora general de Patrimonio Cultural, Nona Perera, añade que «el establecimiento de templos y órdenes religiosas sustentaron un modelo de conquista que necesitamos conocer para que el pasado de Canarias tenga menos sombras y para ello es imprescindible estudiar estos enclaves». La edil de Patrimonio Cultural de La Orotava, Delia Escobar, entiende que «con esta primera fase se hace justicia histórica en un enclave que fue fundamental para el desarrollo del municipio. Para nosotros fue una gran noticia que la Dirección General de Patrimonio apoyara y respaldara la propuesta presentada y nos alegra además saber que la intención es continuar trabajando con una segunda fase que se podría desarrollar a lo largo de 2022».

La principal hipótesis con la que trabaja este equipo de investigadores es que el convento de San Lorenzo se ubicara en el espacio que hoy ocupan el antiguo Hospital de la Santísima Trinidad y la Iglesia de San Francisco, «pero su extensión sería mucho mayor, ya que ocupaba unos 2600 metros cuadrados aproximadamente». Al tratarse de una superficie tan amplia, se realizaron cuatro sondeos en un espacio no construido anexo a la iglesia, donde se encuentran vestigios que podrían formar parte de la construcción original.

Material hallado en las excavaciones arqueológicas en La Orotava El Día

«La documentación nos dice que en esta zona se encontraba el antiguo convento y con la intervención arqueológica se está siguiendo la estela de unos elementos constructivos que ya indican la importancia arquitectónica de este espacio, como una columna de orden corintio o un arco de piedra», informa Ruiz, quien añade que «a través de la arqueología de la arquitectura y del registro fotogramétrico se pueden reconocer muros y elementos constructivos que nos explican cuál fue la evolución arquitectónica de este espacio, así como derrumbes, remodelaciones, construcciones posteriores, reocupaciones o rastros de combustión, entre otros».

El Ayuntamiento villero espera lograr el apoyo regional para continuar este año con una segunda fase del estudio

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El estudio de los sedimentos también contribuye a descifrar el comportamiento humano en relación con ese lugar, ya que cada estrato arqueológico conserva diferentes eventos históricos superpuestos entre sí. Cada uno alberga variada información acerca de la funcionalidad del convento. Todo el sedimento recuperado ha sido cribado para procurar la máxima recuperación del material arqueológico: fragmentos de vasijas, elementos de vidrio y metal, diversos fragmentos de fauna, pero también deshechos de la época en la que el hospital funcionaba.

Tras esta primera fase de investigación, se ha planteado una posible segunda intervención arqueológica, respaldada por el Ayuntamiento villero, «ya en extensión, para poder relacionar las diferentes unidades estratigráficas localizadas y los elementos constructivos registrados». Además, el equipo de trabajo propone la posibilidad de desarrollar actividades de divulgación, que engloben este espacio dentro del rico patrimonio cultural y artístico que ya atesora la Villa de La Orotava.

José de Viera y Clavijo describió en el capítulo X del libro XVIII de su Historia de Canarias este convento villero, que un equipo de arqueólogos, el Gobierno de Canarias y el Ayuntamiento orotavense tratan de rescatar para el presente: «La amenidad del sitio, las huertas, aguas y extensión de la casa; las rentas de casi 24.000 reales de capellanías y memorias perpetuas; la numerosa comunidad de más de 60 religiosos; la grave escuela de filosofía y teología con muchas cátedras; la cualidad de convento capitular donde se celebran ordinariamente las elecciones con gran concurso y esplendidez; la residencia que suelen hacer en él los padres más condecorados de la provincia; la imagen de Nuestra Señora de la Caridad, que atrae la devoción de los vecindarios, y finalmente, el noviciado, el nombre de sus claros hijos, la orden tercera, la aura popular del instituto... todo contribuye a hacerle el San Lorenzo de los conventos de las Canarias y el Escorial de sus padres más dignos».

Fundado por un sobrino del adelantado Alonso Fernández de Lugo

Fundado en 1519 por el conquistador Bartolomé Benítez de Lugo, sobrino del adelantado Alonso Fernández de Lugo, y encomendado posteriormente a la orden franciscana, este centro religioso villero se convirtió en el convento más importante del Archipiélago: durante casi tres siglos fue hogar de hasta 60 frailes, sirvió de sede de los capítulos provinciales y fue una destacada escuela de filosofía y teología.

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