Los vecinos que residen en los 162 apartamentos de la comunidad de propietarios Eureka advierten del riesgo serio de volver a quedarse sin abastecimiento eléctrico a partir de mañana. Tienen dificultades para disponer de los 4.000 euros que deben abonar cada semana (16.000 euros al mes) en concepto de alquiler y gasoil para que funcionen los grupos electrógenos de los que obtienen la luz desde la una de la madrugada del pasado 30 de diciembre.
Diez horas antes, más de 1.500 familias (más de 4.000 personas) se quedaron sin luz en las seis comunidades que forman Ten-Bel: Primavera, Bellavista, Drago, Carabela y Palia don Pedro, así como el apartahotel Alborada. El corte del servicio lo materializó la compañía Endesa por la deuda de casi millón y medio de euros que la sociedad que gestiona este complejo de titularidad privada mantiene con la eléctrica. Deuda y corte del suministro «que no comunicó a las comunidades».
Con la mediación y gestión del Ayuntamiento de Arona, incompetente en este ámbito al tratarse de una urbanización aún no recepcionada por la Administración municipal, la medida de emergencia y provisional aplicada fue la instalación de generadores. «Una solución muy costosa y que deben pagar las comunidades. Sin contar el daño medioambiental que esto significa. Comunidades que siempre pagaron el consumo a Ten-Bel, titular del contrato de suministro a todas las urbanizaciones», recuerda Luca Mastrantonio, presidente de uno de los bloques de viviendas.
«Todas las comunidades quieren pagar sus facturas» por el consumo eléctrico «y piden con fuerza que se restablezca el suministro», expone quien también entiende que en la situación actual «miles de propietarios se ven en la condición de deterioro de la dignidad personal y de su única propiedad en la que vivir».
Tasas e impuestos, más el agua
Mastrantonio explica que casi todos los propietarios de las comunidades de apartamentos «han pagado las facturas de la luz» a la gestora de Ten-Bel, por lo que siguen esperando explicaciones acerca del destino de las cantidades abonadas hasta ahora. Asimismo, los vecinos de esta urbanización de Costa del Silencio «pagamos las tasas e impuestos municipales al Ayuntamiento de Arona y el agua a la empresa Canaragua», adjudicataria del servicio de abastecimiento. Aspecto que lleva a los afectados a recabar la implicación de la Administración municipal en la resolución definitiva de esta problemática.
En esa línea, los vecinos también valoran emprender las acciones que consideren oportunas contra el Consistorio «como corresponsable de esta inaceptable situación» que se produce «en el corazón de la más antigua área turística de Arona».
Se da la circunstancia de que el Ayuntamiento de Arona intervino, a pesar de no tener competencias para actuar en una urbanización completamente privada, el 29 de diciembre (fecha del corte del suministro eléctrico) para garantizar la seguridad en Ten-Bel, regular el tráfico y colaborar en la búsqueda de una solución urgente. El alcalde aronero, José Julián Mena, y algunos de sus concejales colaboraron con los afectados. Incluso, los servicios sociales municipales ofrecieron ayuda para los casos de las personas vulnerables que se ajusten a las condiciones de los protocolos de actuación.
El penúltimo intento
A mediados de 2018, y después de múltiples encuentros y negociaciones mantenidas entre la propiedad de la urbanización y responsables del área de Urbanismo, el gobierno municipal anunció que «ambas partes» establecían la «hoja de ruta» a seguir durante los meses siguientes «para regenerar íntegramente este ámbito y que pueda ser recepcionado por el Ayuntamiento de Arona».
Las claves para ello fueron la elaboración de un mapa topográfico de Ten-Bel por parte de la propiedad. Un documento necesario porque la construcción no se ajustó a lo proyectado en la década de los años sesenta del siglo XX. La propiedad de la urbanización optó por realizar una modificación sustancial del proyecto. Pero lo que entonces parecía una solución, no se ha materializado hasta ahora y desde el gobierno municipal se ha explicado, de forma reiterada, que esperan a que la propiedad «haga lo que tiene que hacer» para hacer posible la recepción de Ten-Bel.
La empresa que gestiona el lugar, Ten Bel Turismo SL, entró en concurso de acreedores el 23 de febrero de 2014 hasta el 21 de abril de 2020, fecha en la que se dictó el cese del administrador concursal. En ese periodo fueron varias las empresas que realizaron la explotación del complejo.