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Arona

La luz vuelve a Ten-Bel tras la instalación urgente de generadores

Los afectados piden una solución al limbo en

el que se encuentra esta urbanización privada

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Cortes de luz en Ten-Bel Delia Padrón

La luz ha vuelto a las viviendas de las 1.500 familias afectadas el miércoles por el corte del suministro eléctrico en Ten-Bel, urbanización privada del municipio de Arona. El servicio se repuso gracias a la colocación de generadores en los diferentes complejos residenciales después de que Endesa cortara el suministro por impagos acumulados y la falta de respuesta por parte de los responsables de la instalación de suministro.

La luz regresó pasada la una de la madrugada después de más de 10 horas sin electricidad en gran parte de la urbanización. Los residentes afectados que sí han pagado sus cuotas de la luz quieren saber ahora qué ha hecho la sociedad responsable de la instalación eléctrica con su dinero, pues lleva meses sin abonar las facturas a Endesa, según fuentes de la empresa. Asimismo, los vecinos exigen que se busque una solución al limbo en el que se encuentra Ten-Bel y que está detrás de este apagón.

La luz vuelve a Ten-Bel tras la instalación urgente de generadores

El problema va mucho más allá de los impagos. Ten-Bel, estrenado en 1963 como un gran complejo de apartamentos turísticos, se ha quedado en una zona de nadie, lo que explica el aspecto fantasmal de muchas de sus zonas comunes. Casi 60 años después de la inauguración de los primeros conjuntos de bungalós, gran parte de estos complejos no han sido recepcionados por el Ayuntamiento de Arona, hecho que debía haber ocurrido desde que se terminaron las obras. Es decir, las calles y las zonas comunes no han pasado a la gestión municipal, sino que permanecen en un limbo administrativo, bajo tutela privada.

El Consistorio no tiene pues ninguna competencia para mantener y mejorar las zonas comunes y darles los servicios correspondientes. Al mismo tiempo, Ten-Bel ha dejado de ser una zona puramente turística. Muchos pisos fueron vendidos y revendidos de tal manera que han dejado de ser hoteles o complejos de apartamentos para convertirse en zonas residenciales, donde además prolifera la ocupación ilegal. Su gestión se ha descabezado, lo que afecta a unos espacios comunes que presentan unas condiciones deplorables. El Ayuntamiento aronero tuvo que intervenir para regular el tráfico y garantizar la seguridad mientras llegaban los generadores.

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