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La gestión de los residuos | Nueva tecnología con aprovechamiento energético para Tenerife

El Cabildo recurre al tratamiento térmicopara atajar el exceso de basura acumulada

Saca a concurso la cesión de 25.000 metros cuadrados del Complejo de Arico para una planta con tecnología novedosa que reduce el tamaño de los residuos y obtiene energía

Una pala acumula restos de neumáticos en el Complejo Ambiental de Tenerife, situado en el municipio de Arico. Carsten W. Lauritsen

El Cabildo de Tenerife introduce una novedad importante en el sistema de tratamiento de residuos para hacer frente al exceso de basura acumulada. La Corporación insular, consciente del problema y de la necesidad de cumplir con las exigencias nacionales y europeas, incorpora unos métodos novedosos para reducir el ingente volumen de residuos no reutilizables que acaban en las celdas del Complejo Ambiental de Tenerife para ser enterrados. Son los tratamientos térmicos, una serie de operaciones tecnológicas que reducen el tamaño de los desperdicios en más de un 95% y los descomponen aplicándoles grandes fuentes de calor, de entre 300 y 4.000 grados centígrados. El Complejo Ambiental, el gran centro del municipio sureño de Arico que gestiona todos los residuos de la Isla, recibió 542.320 toneladas en 2019, el mismo peso que 10 transatlánticos como el Titanic. Es una cantidad insostenible a medio plazo con los medios disponibles.

El área de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático del Cabildo acaba de sacar a concurso la explotación privada de una parcela pública de 25.000 metros cuadrados del Complejo Ambiental para la instalación de una planta con procesamientos de última generación. No hay ninguna de este tipo en Canarias y solo 11 en la Península. La empresa adjudicataria podrá ocupar esos terrenos durante 15 años –ampliables a 20– con una planta que, además del reciclaje convencional, podrá incorporar tres tratamientos térmicos novedosos: pirólisis, gasificación y plasma. El concurso excluye la incineración, uno de estos tratamientos a altas temperaturas que conforman la valorización energética al no estar contemplado en el Plan de Residuos de Canarias (Pircan).

El objetivo es reducir al máximo la gran cantidad de residuos acumulados que no se pueden reutilizar

¿Qué es la valorización energética? Es la nueva apuesta del Cabildo para afrontar un gran problema. Son métodos de descomposición de basura a través de procesos químicos y eléctricos en los que se obtiene un rendimiento energético. La energía se saca del propio calor generado por el tratamiento o del residuo resultante en sus diferentes formas: gas, líquido y sólido. Pero no todo el residuo crea energía ni todo el resultante se convierte en combustible. Una parte se desecha. Los que ahora permite el Cabildo por primera vez en el Complejo Ambiental se basan en calor en ausencia de oxígeno (pirólisis, con temperaturas de 300 a 800 grados), oxígeno para destruir la materia (gasificación, con temperaturas superiores a 750 grados) y un campo eléctrico (proceso de plasma, con temperaturas de 4.000 grados y superiores). Este último, a diferencia de los anteriores, permite tratar gases y residuos peligrosos.

La Unión Europea no da prioridad a la valorización energética en sus preferencias para la gestión de la basura. Estas pasan por la disminución de la generación de residuos y el reciclaje (valorización material). La valorización energética ocupa el tercer puesto y en el último está la solución que menos aconseja Europa pero a la que más ha venido recurriendo Tenerife: compactar y acumular los restos que no se pueden reutilizar en una celda. Precisamente la clave de esta apuesta está en el abuso de esta solución, la más insostenible. Lo expone el Cabildo en la documentación de las condiciones del concurso. Asegura que de las 542.320 toneladas que trató en 2019 el Complejo Ambiental, 226.756 procedían de los residuos domésticos que generan los municipios tinerfeños. Y de estas 226.756 toneladas, 150.756 «tienen como destino la eliminación en las celdas de vertido», el 60%. «El objeto de la licitación es precisamente fomentar la valorización de estos residuos con el fin de reducir la cantidad destinada a la eliminación», aparece en el pliego administrativo.

La instalación usará el reciclaje y métodos de altas temperaturas como la gasificación, la pirólisis y el plasma

El consejero de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático del Cabildo de Tenerife, Javier Rodríguez Medina, corrobora este objetivo. «El incremento de los porcentajes de reutilización, reciclaje o valorización de los residuos implica que la cantidad de los mismos a verter en celda disminuyan, lo que repercutirá de manera muy significativa en la duración de la vida útil de las celdas de vertido». Rodríguez Medina considera «importante» destacar que el objeto de la licitación «no se centra en tratar los residuos exclusivamente con esta tecnología, sino que incluye cualquier otro tipo de tecnología a excepción de la incineración». De hecho, asegura que «se prima el reciclaje frente a cualquier tipo de valorización», como se hace constar en el apartado 5 de las cláusulas del concurso: «En caso de empate entre dos o más ofertas, se adjudicará la concesión a la licitadora que haya propuesto una operación de reciclaje frente a otras formas de valorización».

La empresa ganadora del concurso tendrá el encargo de tratar a través del reciclaje o los tratamientos térmicos 76.000 toneladas al año de esas 150.000 sobrantes que acaban en las celdas. Deberá hacerse cargo de todas las instalaciones necesarias en esos 25.000 metros cuadrados del Complejo de Arico y del mantenimiento. Además, deberá pagar un canon mínimo de 81.500 euros al año. Amortizará la inversión a través de la explotación de la energía que obtenga en los diferentes procesos admitidos por el concurso. La materia a tratar estará compuesta por residuos no reutilizables, orgánicos, lodos de las depuradoras de aguas residuales, residuos voluminosos y los procedentes de la agricultura y la ganadería.

Esta planta tendrá un impacto por la utilización de energía para los diferentes procesos. El consejero de Lucha contra el Cambio Climático lo minimiza. «La cantidad de escorias generadas en la valorización energética de los residuos varía enormemente entre los proyectos que se han propuesto al Cabildo. En todo caso, examinando las propuestas ofertadas, se puede afirmar que las escorias generadas no se corresponden con residuos peligrosos y que no se generan en cantidades importantes dado el alto rendimiento de estos procesos industriales. En caso de que dicha escoria no tuviese otro aprovechamiento, éstas se destinarían a celda de vertido siempre en cantidades muy inferiores a las que se verterían si no se tratasen previamente», aclara Rodríguez Medina. Añade que los proyectos expuestos por las empresas del sector «no generan prácticamente contaminación alguna ya que el calor o los gases (especialmente el CO2) generados en la combustión del residuo se reutilizan a su vez en el proceso industrial de producción del producto de la valorización (bioplástico, biocombustible, etc.)».

Del total de basura que recibe el Complejo Ambiental de Tenerife, 150.756 toneladas terminan en las celdas para residuos que no se pueden reutilizar, una cantidad insostenible.

El consejero del Cabildo subraya que los tratamientos térmicos incluidos en el concurso «excluyen la incineración», que aún siendo legal en Europa en unas condiciones muy controladas y bajo severas exigencias, no está contemplada para Canarias. Los expertos confirman que aunque los residuos se sometan a condiciones de mucho calor, la pirólisis, la gasificación y el plasma no se consideran legalmente incineración. Se remiten al Reglamento de Emisiones Industriales aprobado en el Real Decreto 815/2013. Define como instalación de incineración «cualquier unidad técnica o equipo, fijo o móvil, dedicado al tratamiento térmico de residuos con o sin recuperación del calor producido por la combustión, mediante la incineración por oxidación de residuos, así como otros procesos de tratamiento térmico, si las sustancias resultantes del tratamiento se incineran a continuación, tales como pirólisis, gasificación y proceso de plasma». Javier Rodríguez Medina descarta que se vayan a incinerar las sustancias resultantes. Por tanto, asegura que «no hay incineración».

Lo que sí va a haber son reacciones químicas y eléctricas en condiciones extremas que forman parte de «una tecnología en desarrollo, nueva y que se puede considerar todavía en fase de pruebas». Lo apunta Arturo Romero Salvador, profesor emérito de Ingeniería Química de la Universidad Complutense de Madrid y uno de los mayores expertos de España en valorización energética. «No conozco ninguna planta de valorización energética que haya aportado datos continuos para contrastar su rendimiento», explica, para precisar que «esta tecnología se ha convertido en una alternativa para reducir al máximo el tamaño de los residuos y obtener a cambio energía».

A Arturo Romero le resulta difícil explicar por qué unos tratamientos a altas temperaturas no se consideran incineración. «Son matices técnicos y legales. Lo cierto es que si no incineras los gases, líquidos y sólidos resultantes de estos tratamientos no se considera incineración». «Hay otras opciones mejores, como el mismo reciclaje, pero lo que está claro es que es que pirólisis, gasificación o plasma son opciones que reducen mucho el espacio de la basura que no se puede reutilizar», destaca el profesor de la Complutense. Otro experto que considera que estos procesos son «relativamente nuevos» y «no se pueden considerar incineración» es Grau Franquet Armengol, titulado superior de Química y director gerente del Servicio de Incineración de Residuos Urbanos (Sirusa) de Tarragona. «Existen pocas plantas como estas de valorización energética en España». Armengol, coautor del estudio Situación y Potencial de la Valorización Energética Directa de Residuos, realizado por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (Idae), admite que hay «controversias» alrededor de los pros y los contras de estos tratamientos térmicos, en especial de la incineración. Se remite a las prioridades de Europa: reducir la basura, reciclar, valorizar y desechar lo que no se puede reutilizar.

Sobre el hecho de ser una tecnología que se puede considerar en fase de pruebas, el consejero del Cabildo de Tenerife manifiesta que «en realidad existen varios proyectos en Estados Unidos, Europa y en nuestro propio país ya contrastados y actualmente en plena producción». «Utilizan la pirólisis y la gasificación como parte del tratamiento de los residuos. Es cierto que para el caso del plasma existen menos experiencias contrastadas pese a que sí se tiene conocimiento de experiencias piloto prometedoras». Diferentes propuestas de este tipo han llegado al gobierno insular «en los dos últimos dos años», expone Javier Rodríguez Medina. «Las empresas del sector nos han presentado propuestas de plantas de tratamiento de residuos de valorización energética basadas en la pirólisis, gasificación, plasma y/o en la combinación de varias de estas técnicas. Como prueba de ello, de las más de 20 empresas que han pedido suelo público del Complejo Ambiental para el establecimiento de plantas recicladoras, más de la mitad basan su tecnología en alguno de estos tres métodos».

La nueva planta que ha sacado a concurso el Cabildo para el Complejo de Arico tendrá que tratar al menos 76.000 toneladas al año a través del reciclaje y los tratamientos térmicos

El Cabildo no contempló de forma específica estos modelos en el concurso para la gestión de todo el Complejo Ambiental de Arico, adjudicado en marzo de este año por 15 años y un importe de 397 millones de euros. Al respecto, el consejero de Desarrollo Sostenible contesta: «El expediente inició su tramitación en 2018. En el momento de la redacción de los pliegos se enfocó el objeto del contrato a incrementar los porcentajes de recuperación de los residuos domésticos y en ningún caso a la valorización de los mismos, dejando a criterio del adjudicatario el destino del residuo recuperado como parte del propio negocio (entrega a gestores autorizados, reciclaje, valorización posterior, etc.). Sólo para el caso de la materia orgánica, dichos pliegos sí definen que ésta debe bioestabilizarse en el caso de la fracción resto o de compostarse en el caso de la procedente de recogida municipal». No obstante, Rodríguez Medina aclara que «el sistema de bonificaciones y penalizaciones incluido en los pliegos fomentan cualquier solución alternativa a la del vertido en celda lo que, indirectamente, da cabida a la utilización de cualquier otra tecnología en el reciclaje o la valorización posterior del residuo recuperado como puede ser el caso de las tecnologías basadas en pirólisis, gasificación o plasma».

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