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La última reactivación volcánica tuvo lugar en 2004 entre Icod y Vilaflor

La última reactivación volcánica en Tenerife comenzó en abril de 2004 con un enjambre sísmico localizado entre Icod de los Vinos y el Norte de Vilaflor. Más de 200 terremotos de la serie pudieron ser localizados y cuatro de ellos fueron sentidos en los pueblos más cercanos. También se observaron señales sísmicas relacionadas con la presencia de fluídos en la corteza, como unos pocos eventos de largo período y un tremor sísmico tal y como muestra el artículo científico de Almendros y colaboradores en el Journal of Volcanology and Geothermal Research en 2007. A partir de junio de 2004, la sismicidad fue disminuyendo gradualmente y alcanzó el nivel de base anterior a la crisis a finales de 2005.

A partir de esa fecha, la actividad sísmica anual en la Isla se mantuvo casi estable durante más de 10 años, hasta finales de 2016, cuando comienzan a ser detectadas nuevas series sísmicas. El 2 de octubre de 2016 se produjo un enjambre de más de 800 terremotos en el interior de La Caldera de Las Cañadas, todos de muy baja magnitud, entre 0,2 y 0,9 (mbLg) y en un intervalo de apenas 5 horas. Algo similar se repitió el 14 de junio de 2019, cuando se produjo un terremoto de magnitud 1,9 (mbLg), localizado en el interior del Parque Nacional del Teide, al noreste de la población de Guía de Isora y al suroeste de Pico Viejo, que fue seguido de una serie de unos 500 sismos registrados en apenas 2 horas de muy baja magnitud (-0.2 a 0.5 mbLg).

Por último, cabe destacar la serie sísmica en la zona de Vilaflor, formada por más de 500 terremotos, con magnitudes entre 0,0 y 2,3 (mbLg) y profundidades entre 5 y 10 km y caracterísitcas puramente volcano-tectónicas, que comienza en octubre de 2017 y continúa en la actualidad.

El aumento significativo del número de estaciones sísmicas del IGN deplegadas en la isla en los últimos cuatro años ha hecho que la capacidad de detección haya aumentado considerablemente y en consecuencia, sea posible localizar actividad de fondo de muy baja magnitud a día de hoy e interpretar esta actividad en relación con el complejo activo Teide-Pico Viejo. La monitorización de esta microsismicidad es muy necesaria para la vigilancia volcánica en islas activas.

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