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Espacios naturales | El delicado equilibrio entre protección y disfrute

Los senderistas tinerfeños critican el exceso de noveleros en el monte

Habituales de los caminos forestales solicitan un debate social

para evitar que la naturaleza «se convierta en un parque temático»

Una senderista inicia un camino en subida dentro del Parque Rural de Teno.

Un amplio debate social para alcanzar una estrategia común que «elimine la idea de que se puede salir a la naturaleza como si de un parque temático se tratara». Es el sentir de montañeros y senderistas, habituales en pistas y caminos, respecto al debate sobre la masificación de los espacios naturales de Tenerife y el delicado equilibrio entre su protección y el disfrute de paisajes únicos como los de la Isla. Hacer entender, en definitiva, que ese placer debe ir unido a la conservación y la sostenibilidad de un entorno frágil. Y que el exceso de noveleros puede ser muy perjudicial.

El debate se ha abierto después de que el Cabildo de Tenerife anunciara medidas para poner coto a los daños causados por los vehívulos de motor en los parajes naturales. Los montañeros federados recuerdan en primer lugar que «existe una regulación para el uso deportivo y de ocio de los espacios naturales». Valoran en este mismo sentido que «cuando caminamos por la naturaleza, observamos, que en un número importante de estos espacios, especialmente en aquellos gestionados por el Cabildo, solemos encontrar paneles explicativos donde se indica el lugar en el que te encuentras, el recorrido que puedes hacer con la dificultad añadida, la distancia a recorrer y el esfuerzo a desarrollar derivado de los desniveles de la orografía».

Añaden que «también suelen incorporar estos carteles una breve reseña del interés que puede tener el sendero, ya sea desde el punto de vista natural, histórico, y/o etnográfico». Subrayan las fuentes que «además de estos aspectos, que son importantes para orientar a los que transitan por el monte o la costa, se indica también, a través de una serie de pictogramas, quiénes pueden ser los usuarios». Quiere decir que «por ejemplo, si además de senderistas, pueden pasar también bicicletas, motos, caballos o vehículos 4X4, entre otros. Algo fundamental». Quieren dejar claro que «a veces ni siquiera estas medidas son suficientes».

Un monte masificado

Chano Gil es miembro de la junta directiva de la Federación Insular de Montañismo, presidente del club Montañeros de Nivaria y perfecto conocedor de los senderos de Tenerife. Parte de una base: «Cada vez son más los ciudadanos que desean echarse al monte y disfrutar de nuestras bellezas naturales, pero existen una serie de inconvenientes derivados de esa masificación de los espacios naturales».

Gil resume: «La población de la Isla se acerca al millón de habitantes. Esto, unido al número cada vez mayor de turistas que buscan acceder al medio natural, más allá del clásico sol y playa, hace que en muchos lugares la capacidad de carga de los senderos se vea alterada. De ahí que se produzcan molestias, no solo para quienes los transitan, sino para un medio natural muy frágil».

Entiende Gil que existe el peligro de que «la vida de la flora y fauna de estos lugares se vea modificada y en peligro». El portavoz de los montañeros añade otro factor: «Si a ello se suma el uso de medios como bicicletas, motos, quads etcétera, la situación se agrava mucho más». Todo ello, subraya Gil, «se ve incrementado por el efecto llamada que se produce en las redes sociales, convirtiéndose en moda fotografiarse en determinados lugares». «La reiteración en estas acciones provoca daños que a menudo llegan a ser irreparables», subraya.

Espacios insuficientes

Los habituales de la montaña suman argumentos a su reflexión: «Ocurre en algunos casos que los lugares por donde pueden transitar los vehículos de dos y cuatro ruedas resultan insuficientes para muchos usuarios; algunos, de forma indebida, invaden los senderos y producen un deterioro manifiesto». Desde el colectivo añaden. «Se van creando socavones, que al final hacen el camino intransitable para quienes vamos a pie, además del riesgo de provocar accidentes porque la estrechez de los senderos hace imposible que puedan coincidir los vehículos y los caminantes».

Desde este ámbito se propone que «además de incrementar la vigilancia y las sanciones a quienes incumplen la normativa, es imprescindible acometer medidas preventivas». Estas pasarían por «aumentar la información y la formación medioambiental». El motivo es que «no solo el deportista motorizado, sino también algunos senderistas carecen de conocimientos básicos y entienden la naturaleza como si de un parque de atracciones se tratara». Chano Gil apostilla: «Sabemos que las federaciones deportivas motorizadas han tomado contacto con las autoridades para pedir más espacios destinados a la práctica deportiva pero los espacios son los que son y es muy difícil encontrar alternativas, que no pasen por una mayor afección a la naturaleza».

En base a todo lo comentado, los senderistas entienden que «se hace necesario generar un gran debate social en el que participen todas las partes que tengan algo que decir y se llegue a acuerdos a respetar por todos». Eso sí, parten de la base de que «la Isla es finita y debemos ser valientes a la hora de respetar las restricciones. Eso supone renunciar a ciertas prácticas indebidas y apostar por conseguir un equilibrio sostenible en todas las actividades en los monte».

Con respecto a la posible instalación de drones u otros elementos de control para comprobar la ubicación de personas y vehículos en la naturaleza de la Isla, Chano Gil reconoce: «No tengo una opinión formada, ya que ignoro si legalmente es posible. Pero la utilización de estos aparatos de forma persuasiva, contribuiría a reducir incidentes y accidentes.

Resulta difícil saber con exactitud cuanta gente realiza senderismo en la Isla porque muchos no están federados. Lo cierto es que la cifra de estos últimos se acerca a 8.000 personas en Tenerife, mientras en Canarias se superan los 30.000. Con respecto a Montañeros de Nivaria, un ejemplo de grupo organizado en la Isla, son cerca de 1.300 en este momento. Gil explica que «hay que diferenciar entre federados y socios». «Nosotros tenemos alrededor de 200 asociados en el Nivaria».

Recuerda el experto que «en las federaciones de montaña no es obligatorio hacerse socio para tener la licencia federativa». «Mucha gente la adquiere por las ventajas que le ofrece el seguro de accidentes asociado, que cubre incluso los rescates si llega el caso de ser necesarios». En Tenerife hay casi 100 clubes pero la mayoría no llega a los 50 federados. Hay dos que reúnen en torno a los 1.000: Grupo Montañero de Tenerife y Nivaria. Mucha gente en todo caso, de forma organizada o no, sale cada día, sobre todo el fin de semana, a los espacios naturales de la Isla. Tal vez demasiados.

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