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La Orotava y Vilaflor, dos pueblos hermanados por un camino

Ambos municipios hacen honor a siglos de unión a través del Camino Real de Chasna

Representantes de las corporaciones de La Orotava y Vilaflor en el acto de hermanamiento El Día

La Orotava y Vilaflor son ya dos pueblos oficialmente hermanados. Localidades distantes, una al Sur y otra al Norte, pero unidas durante siglos a través del histórico Camino Real de Chasna. El Auditorio Teobaldo Power acogió ayer el acto institucional de hermanamiento, que tendrá su réplica pronto en Vilaflor, que da firmeza a unos lazos forjados durante siglos de trasiego por la cumbre, desde los tiempos de los menceyatos de Abona y Taoro.

En un sencillo y emotivo acto, la alcaldesa de Vilaflor, Agustina Beltrán (PSOE), subrayó que ambas corporaciones se sienten «con el deber de perpetuar ese nexo de unión entre ambos pueblos», que en los siglos XVI y XVII obligaba a estos vecinos del Sur a desplazarse hasta la Villa para resolver cuestiones básicas con la administración y la justicia. Para el mandatario orotavense, Francisco Linares (CC), este hermanamiento es un acto de respeto a lo que ha unido a ambos pueblos «durante más de 500 años, en la etapa hispánica y también en la prehispánica».

Son dos pueblos unidos por un camino que atraviesa la cumbre, ahora senda para deportistas y peregrinos que viajan del Norte al Sur por devoción al Santo Hermano Pedro y la Virgen de Candelaria. Antaño, una ruta ganadera y comercial que mantuvo lazos económicos y sentimentales, en forma de matrimonios surgidos a raíz de esa vía de encuentro e intercambio, ahora incluida en la red de senderos del Cabildo Insular.

Esta unión institucional ha sido posible gracias a una iniciativa del PSOE villero, en el año 2017, que fue acogida con entusiasmo por ambas corporaciones locales y que se plasmó, tras detallar los argumentos históricos, culturales y sociales, en los acuerdos plenarios del 14 de junio de 2021.

Los chasneros se desplazaron durante dos siglos a La Orotava a resolver asuntos judiciales y administrativos

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El Consistorio villero recuerda que «el principal fundamento de este hermanamiento está en la conexión a través del Camino Real de Chasna, una ruta histórica que comunica desde hace más de 500 años las comarcas del Norte y del Sur de la isla, y que fue una vía de comunicación mercantil, territorial, burocrática, social y cultural. Esta vía se utilizó inicialmente por los aborígenes isleños para la trashumancia del ganado, cruzando los terrenos que hoy forman el Parque Nacional del Teide, las antiguas cañadas. Tras la conquista castellana y hasta las primeras décadas del siglo XVII, se generó una gran vinculación administrativa, ya que Vilaflor dependía del partido judicial orotavense, por lo que los vecinos de Vilaflor de Chasna tenían que desplazarse hasta La Orotava, a través de la cumbre, para poder resolver sus asuntos legales o administrativos. Este Camino Real de Chasna fue también esencial para las relaciones comerciales y sociales entre ambos pueblos en siglos posteriores».

El camino fue, además, «un auténtico laboratorio de experimentación científica desde el siglo. XVIII». Naturalistas, científicos y viajeros dejaron escritas muchas de sus observaciones y conclusiones en numerosas obras para las que el trayecto entre Vilaflor y La Orotava ofreció «aportaciones fundamentales».

La evolución socioeconómica experimentada por la isla a partir del siglo XX y la culminación en 1947 de la carretera que comunica La Orotava con Vilaflor a través de Las Cañadas del Teide provocaron el abandono de este camino real como principal arteria de comunicación entre el Norte y el Sur. Perpetuar su memoria y garantizar su conservación son dos objetivos compartidos por estos pueblos hermanados.

Linares recordó en el acto la figura clave de un exalcalde villero, tan vinculado a Vilaflor que fue nombrado Hijo Adoptivo. Se trata del abogado Agustín Hernández Hernández, nombrado alcalde en 1910, 1916, 1922 y 1934, y artífice en 1909 de un hecho histórico que será recordado próximamente: la visita de la Banda de Música de La Orotava al pueblo de Vilaflor, con motivo de las fiestas de San Agustín y San Roque. Los músicos se desplazaron entonces en mulas, y Linares se comprometió a hacerlos regresar. «Esta vez no irán en mulas por la cumbre, pero volverán a Vilaflor», anunció.

Aquella visita de la banda villera gozó de un gran recibimiento de los vecinos de Vilaflor de Chasna, que fue reflejado en la prensa de la época. Fue gracias a Agustín Hernández Hernández, político al que se deben proyectos como la dotación de una red pública de agua potable con chorros públicos, la fundación de la primera Academia Municipal de Dibujo o el impulso de la Mancomunidad del Valle de La Orotava. Durante sus gobiernos, en 1910, 1916-1917, 1922-1923 y 1934-1935, se construyó el quiosco de la plaza de La Constitución y se remodeló la plaza de San Juan, en la Villa de Arriba. En Vilaflor de Chasna no sólo le nombraron hijo adoptivo, también le regalaron una réplica del bastón de mando y le rotularon una calle en su honor.

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