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Ganadería | Deportes tradicionales de Canarias

El arrastre niega el maltrato

El presidente de la Federación Canaria, Santiago Cacho, critica que «a 3.000 kilómetros de distancia algunos emitan juicios sobre tradiciones que desconocen»

La vara en las competiciones no llega aguijón y sólo sirve de guía. Carsten W. Lauritsen

La Federación Canaria de Arrastre rechaza las acusaciones de maltrato animal vertidas por el senador Carles Mulet, del partido valenciano Compromís, miembro de la Asociación Parlamentaria en Defensa de los Derechos de los Animales, y defiende la importancia de su actividad para el sostenimiento de la actividad ganadera tradicional y la conservación de una raza autóctona considerada en peligro de extinción. Este político valenciano ha trasladado al Gobierno de España la postura de la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal, que sostiene que estas competiciones «son un ejercicio de maltrato animal, absolutamente inaceptable como justificación para mantener razas autóctonas bovinas, que de ninguna manera fueron creadas y seleccionadas para desarrollar este tipo de actividad».

Una yunta en una competición de arrastre de ganado. | | CARSTEN W. LAURITSEN

El presidente de la Federación Canaria de Arrastre, Santiago Cacho, lamenta que «a 3.000 kilómetros de distancia algunos emitan juicios sobre tradiciones que desconocen». El concurso de arrastre de ganado, que este año cumple 33 años, sólo incluye cuatro pruebas al año y una gran final. En cada prueba, el tiempo máximo de competición es de tres minutos, por lo que Cacho recalca que «una yunta sólo puede competir al año un máximo de 12 minutos». Además, insiste en que las carreras tienen una duración media de unos 30 segundos, por lo que la mayoría de los animales no compiten más de dos o tres minutos cada año. Las mejores, capaces de bajar de 20 segundos, compiten menos de dos minutos en 12 meses.

Cacho no esconde su enfado y lamenta que un senador valenciano, «que no se ha preocupado por preguntarnos ni por conocer esta tradición, nos meta en el mismo saco que las corridas de toros». Y plantea que «ya puestos, se podría preocupar de solicitar la prohibición de las mascletá (exhibiciones pirotécnicas típicas de su comunidad), por el sufrimiento que ese ruido causa a los animales».

«Los ganaderos cuidan de sus animales las 24 horas del día y los 365 días del año. No quieren que sufran ni hacerles daño, pero son animales de trabajo, de entre 1.200 y 1.400 kilos de peso, a los que hay que poner un narigón (arigón en Canarias) en la nariz para poderlos manejar de forma segura. La humanización de los animales hace mucho daño y parece que si alguien quiere tratar a una vaca como una persona la respeta más que el ganadero que la cría, la alimenta, la limpia y le hace la cama todos los días», explica Cacho.

El presidente de esta federación defiende el respeto por los animales en las competiciones de arrastre y recuerda que el propio reglamento impide el maltrato y prevé castigos para las personas que en algún momento puedan excederse. Defiende la importancia clave de las competiciones para dignificar la labor ganadera y hacer posible la conservación de una raza que «sin arrastre ni romerías, se extinguiría». A su juicio, «hay animalistas que se comportan como talibanes y no plantean ninguna alternativa que no sea hacer lo que ellos consideran adecuado».

La competición de arrastre de ganado incluye cuatro pruebas al año, con un tiempo máximo de 3 minutos, por lo que estos animales no pueden competir más de 12 minutos cada año

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«El arrastre es un deporte tradicional en el que participan unas 200 personas en Canarias. Tenemos una liga infantil en Tenerife y en La Palma estamos integrando a personas con discapacidad», subraya Cacho. En este deporte las parejas de vacas o toros arrastran pesos colocados sobre una corsa de madera, «adaptados a las características físicas de los animales». Hay seis categorías, tres de vacas y tres de toros, que dependiendo de su corpulencia arrastran durante 70 metros unos 600, 700, 900 o 1.100 kilos. Existe una categoría especial de 1.500 kilos que en la actualidad sólo cuenta con una yunta en Tenerife. «Pero hay que tener en cuenta que dos toros pueden pesar unos 2.600 kilos y arrastran mucho menos que su peso corporal», resalta Cacho.

María Eugenia Rodríguez, valoradora de la raza bovina canaria y trabajadora de la Federación Canaria de Arrastre, insiste en que los ganaderos no hacen daño a sus animales: «La vara que se usa en las competiciones no tiene aguijón, y sólo se usa como guía, y los arigones, que se colocan en la nariz, sirven para controlar a unos animales que tienen una gran fuerza, no para maltratarlos».

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