Desconocimiento porque «no se han leído el Plan Director, algo imposible al no ser todavía público» y precipitación por «adelantarse a los acontecimientos» a la hora de opinar. Son los dos argumentos del Director general de Infraestructuras Turísticas del Gobierno de Canarias, Fernando Miñarro, respecto a la contestación social y política que ha tenido el anunciado Plan Director de Charcos de Marea. La opinión popular la valora «muy positiva porque demuestra el interés y el cariño que la gente tiene a sus espacios litorales». La oposición de ayuntamientos como el de La Laguna la considera «prematura» porque no han visto ni siquiera el documento. Adelanta: «Lo verán porque lo intentaremos consensuar con todas las partes y estaremos encantados de que nos hagan llegar su proyecto para el litoral e incluirlo». Y apostilla: «Intentamos localizar al biólogo marino Pablo Martín –promotor de la recogida de firmas en internet– y también le invitaremos a participar en el proceso».

Miñarro se apunta al lema de la recogida de firmas en el portal change.org, Los charcos no se tocan. Lo argumenta: «Eso es, precisamente, lo que pretendemos. No tocar los charcos sino su periferia». Anuncia un «camino largo que acabamos de iniciar» y valora el trabajo realizado: «Se ha confeccionado una ficha individualizada de cada espacio con sus características y necesidades».

Sobre el concepto de turistificar la costa, una de las acusaciones, defiende: «La iniciativa está pensado tanto para turistas como para residentes; estos últimos son, en realidad, los que más disfrutan de los charcos». Y se pregunta: «¿Qué problema hay en cambiar una escalerilla oxidada, colocar un recipiente donde depositar la basura o poner un panel informativo, precisamente para dejar claro el valor medioambiental de la zona?». Además, señala, «se trata de mejorar espacios, que ya están siendo usados». Asimismo también que «la propuesta diversifica la oferta y eso quitará presión a los charcos con más usuarios».

Valor cultural

Insiste Miñarro en la idea del «apoyo popular, que se ha demostrado aún más estos días, al valor medioambiental y, sobre todo, cultural de los charcos, un espacio público a cuidar». Cree que «la gente tiene todo el derecho a opinar y me alegro de que este asunto aparezca tan presente en el debate público». Sin embargo, considera que «algunos planteamientos que he escuchado son prematuros y poco acertados».

Arovecha el director general para afirmar: «Los 29,4 millones anunciados no son una inversión sino una proyección, una cantidad que se prevé en base al número de charcos y a una primera aproximación a su realidad y a las necesidades». Estas van desde aparcamientos a las mejoraras en el acceso. Para Miñarro, «lo que se reivindica en el argumentario de la queja ya se refleja en el Plan». Como un estudio de impacto ambiental que «esta recogido en el capítulo 7. Lo primero que hay que hacer para poder opinar de algo es conocerlo».

También se muestra Miñarro «encantado» de que La Laguna les haga llegar su proyecto «para incorporarlo al documento». Turismo tiene la intención de mostrarlo a todos los actores que tienen algo que ver con su desarrollo. Desde ayuntamientos a Transición Ecológica o Cotas, tanto estatal como provincial

Miñarro reivindica la idea de «buen mantenimiento del espacio público pero con la premisa de innovar e integrar en el medio ambiente. Para romper lo habitual que es el cemento y cerrar». Piensa que «hay otra manera de hacerlo, con una arquitectura ligera y de carácter temporal, así como materiales de la zona etcétera. Proyectos sostenibles e integrados en la naturaleza para ponerla en valor». Y, valora, «con el máximo respeto a la biodiversidad que se encuentra en ese entorno».

Pone un ejemplo. «El Parque de Interpretación del Drago Milenario de Icod ha sido clave para su buen mantenimiento y para que siga ahí. Como pasa ahí no vamos a destruir nada ni a modificar el paisaje, sino todo lo contrario». Resume: «El Plan Director de Charcos de Marea es una declaración de intenciones. No puede ir contra ningún proyecto concreto porque no lo conocen para poder opinar sobre él».

El Plan contempla medidas para mejorar instalaciones de servicios en los charcos. Para ello se han seleccionado las piscinas naturales más accesibles y visitadas, así como las mejor equipadas y con mayores valores paisajísticos. Es una guía «para mejorar los accesos y los aparcamientos, con actuaciones destinadas a minimizar el impacto de la intervención urbanística ya realizada o por hacer», detalla el responsable de la Consejería de Turismo.

«Una experiencia diferente»

«Lo que buscamos es sencillamente poner en valor estos rincones extraordinarios de nuestra costa, que aportan una experiencia diferente y única, al mismo tiempo que garantizamos su preservación», detalla Miñarro. En Canarias hay 492 charcos catalogados, repartidos por todo el litoral. Una gran mayoría no son recomendables desde el punto de vista turístico, por la inseguridad frente al mar o un acceso peatonal y en coche complejo.

El Gobierno de Canarias trabaja en un proyecto que pretende actuar en los 117 charcos «de interés turístico». Para potenciar su valor como atractivo natural, pero, según Miñarro, «siempre con el máximo respeto el medio ambiente».