Alberto Giacomini llegó en 1975 a Tenerife. El paisaje del Porís y Punta de Abona le atrajeron y llegó a comprar al Gobierno central lo que fue un cantón militar que alberga una leprosería inacabada. Sus nietos promueven hoy el proyecto que su abuelo no pudo iniciar y el Gobierno canario acaba de paralizar

Alberto Giacomini fundó un pequeño taller especializado en fabricar componentes de latón. Esa empresa, creada en 1951, es hoy líder mundial en su sector. Hace 46 años (1975), este empresario visitó Tenerife. Durante su estancia alquiló un taxi para trasladarse por la Isla. En el recorrido se detuvo en Porís de Abona, una localidad del Sur más árido de Tenerife: Arico. Ese paisaje «lo cautivó». Especialmente, a su esposa. A ella le prometió que en el lugar edificaría un hotel en su nombre. Para ello, Giacomini adquirió terreno situado entre el faro de Punta de Abona y las casas de Los Abriguillos. Es el germen de lo que pudo ser (por ahora, no) Punta de Abona, «el proyecto turístico ecosostenible más importante de Europa», según dijeron sus promotores durante la presentación.

El empresario adquirió suelo que recibió la autorización del Ayuntamiento de Arico para levantar un complejo hotelero para 2.900 camas «a pie de playa». El primer proyecto diseñado para esta zona por Alberto Giacomini contemplaba cinco hoteles, un campo de golf de 18 hoyos, centros comerciales y sociales, una iglesia y hasta un pequeño puerto deportivo. Un contencioso con el Ministerio de Defensa –al que adquirió la mayor parte del suelo en 2002– y la entrada en vigor de la moratoria turística desecharon esa idea, reconducida en 2012 a lo que hoy es un complejo de cuatro hoteles de cinco estrellas que albergarán casi 3.000 camas turísticas, a construir en la zona próxima a la autopista, un paseo litoral, un centro de recuperación ambiental, 1.550 empleos directos, 1.700.000 metros cuadrados de superficie y 300 millones de euros de inversión. El tabaibal, además, pasará de ocupar 23 a 50 hectáreas.

Los nietos.

El 6 de octubre de 2015 fallecía Alberto Giacomini sin ver cumplida la promesa que hizo a su esposa. Sus nietos toman el relevo y deciden desarrollar en su honor el Espacio Punta de Abona y Centro de Arte, Cultura, Naturaleza y Turismo. Una iniciativa que el Gobierno de Canarias decide paralizar. La semana pasada hizo público que desestima la modificación del planeamiento urbanístico necesaria para ejecutar el complejo turístico, si bien la empresa promotora no tiene constancia oficial alguna al respecto. Las causas: el proyecto supone «una potencial afección a especies catalogadas en peligro de extinción» como el escarabajo endémico Pimelia canariensis y la piña de mar Atractylis preauxiana, un arbusto que crece en zonas del litoral tinerfeño. En un informe de la Viceconsejería de Lucha contra el Cambio Climático también se apunta que supone una amenaza para especies vulnerables como las plantas Polygonum maritimum y Traganum moquinii, así como para los hábitats de interés comunitario de los acantilados con vegetación endémica de las costas macaronésicas, las dunas móviles de litoral y los matorrales termomediterráneos y pre estépicos.

Del sí al no.

Declarado en 2016 como proyecto estratégico por el Gobierno de Canarias (formado por CC y PSOE), lo que reduce a la mitad los plazos de los trámites burocráticos, el Cabildo de Tenerife propone, en 2018 (el gobierno insular lo forman CC y PSOE), modificar las normas subsidiarias vigentes en Arico, medida que rechaza ahora el Ejecutivo regional (lo preside el PSOE, que cogobierna con NC, ASG y Sí Podemos Canarias) ya que, argumenta, la Administración de la Comunidad Autónoma elabora actualmente el Plan General de Ordenación subsidiario (herramienta urbanística de rango superior a las normas), al que está incorporado, según se anunció el 20 de enero de 2020. A ello suma que el proyecto «incumple la determinación del Plan Insular de Ordenación relativa al ámbito de implantación de los usos turísticos». José Antonio Valbuena, actual consejero de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Ejecutivo regional, gestionaba el área de Sostenibilidad y Medio Ambiente en el Cabildo cuando esta Corporación solicitó la suspensión parcial de las normas subsidiarias. Periodo en el que Miguel Ángel Pérez, actual viceconsejero autonómico de Lucha contra el Cambio Climático y Transición Ecológica (órgano que emite el informe que tumba el proyecto), gestionaba el área de Política Territorial insular.

La empresa, a la espera.

Este varapalo al proyecto Punta de Abona sorprende no solo al alcalde de Arico, Sebastián Martín, sino a la propia empresa. Fuentes próximas a la misma transmitieron su extrañeza por una decisión que conocen solo a través de los medios de comunicación, por lo que Playa de Arico S.A., promotora de este complejo turístico, se muestra prudente a la espera de disponer de una comunicación oficial y elaborar el estudio urbanístico y jurídico de la misma. De hecho, la decisión del Gobierno canario llega después de que en el proyecto se llevaran a cabo modificaciones solicitadas por el propio Ejecutivo regional, hace escasos meses. Si bien desde diversos sectores de la sociedad tinerfeña se aplaude la medida adoptada por la Viceconsejería de Lucha contra el Cambio Climático, entre los defensores del proyecto se recuerda que Europa dio el visto bueno a estudio ambiental.

La arena.

«Atentado urbanístico» es una de las expresiones utilizadas por grupos ecologistas para definir esta iniciativa al considerar que produciría «un gran cambio» en el paisaje y un impacto paisajístico sobre la zona costera. Sí Podemos Canarias, grupo que apoya de forma externa al gobierno del Cabildo de Tenerife, también se opone porque pone en riesgo un ecosistema de dunas que se retroalimenta de norte a sur suministrando arena a las playas de la zona, entre ellas Los Abrigos, Los Abriguitos, Abades o Los Cardones. Sin embargo, el autor del estudio aportado por los promotores de la urbanización sobre la dinámicas de las arenas, el doctor en Geografía por la Universidad de Las Palmas Antonio Ignacio Hernández Cordero, llega a otras conclusiones, como apuntó el digital Planeta Canario. Según Cordero, esas tres playas no tienen relación entre sí y el proyecto no modificaría el trasvase de arena en esta zona de gran valor natural de la costa de Tenerife. En esta misma línea, el alcalde ariquero, Sebastián Martín, no ve peligrar el movimiento de arena que alimenta las calas con estos cuatro hoteles y el resto de construcciones.

Las cifras.

Punta de Abona es un proyecto valorado en más de 300 millones de euros que dotaría a Arico de casi 3.000 camas turísticas distribuidas en cuatro hoteles de cinco estrellas, generador de 1.550 empleos directos (más cientos indirectos), de los que entre el 50% y el 70% ocuparía el mercado local. La superficie para su desarrollo es de 1.700.000 metros cuadrados, de los que 300.000 (el 17%) tienen uso hotelero (cada hotel ocuparía entre 62.000 y 81.000 metros cuadrados); más de 400.000 servirían como paseo litoral; 560.000 metros cuadrados albergarían un espacio de regeneración ambiental y otros 50.000 se proyectan para plazas y parques públicos, además de equipamiento comercial y recreativo. En la presentación oficial del proyecto m(20 de enero de 2020), sus promotores destacaron que el complejo utilizará energía renovable eólica (a través de canales, «no con molinos»), solar, hidráulica, geotérmica, mareomotriz y aerotérmica combinadas con sistemas de gestión y control. Todo ello aportará tasas de autoconsumo de entre el 70% y el 90%. Además, empleará sistemas de generación de energía vanguardistas, como un campo fotovoltaico general, vidrios fotovoltaicos, marquesinas y paneles de fachada, que derivarán en paredes y techos radiantes. «Será el primer complejo del mundo en obtener la calificación Platinum» por uso energético, concluyeron. Hoy eso es un sueño truncado.