Montaña para todos. Objetivo y nombre se funden en la ONG tinerfeña, formada por un grupo de amigos, cuyo objetivo es que cualquier persona, incluidas aquellas con discapacidad, puedan disfrutar del senderismo para gozar de los maravillosos paisajes de la geografía insular. Un ecosenderismo inclusivo. Lo último es intrínseco a la iniciativa y la ecología la llevan en el ADN. Lo define Carmen Rodríguez, Meme, secretaria de la junta directiva y responsable de formación «Tenemos mucho cuidado durante la ruta para no dejar la más mínima huella en el paisaje ni modificar el terreno».

Meme también es piloto de la herramienta clave para hacer realidad el sueño de las personas con falta de movilidad por sentir la montaña, la Joëlette: «Tenemos los artefactos, que se fabricar en serie desde 2005, y formamos a quienes los dirigen». Valora: «Los pasajeros son unos valientes porque van sujetos y se alongan a un gran vacío, mucho mayor que en una silla de ruedas». Todo el sistema está adaptado también a las rutas, según su amplitud y dificultad».

Apunta Meme que «la pandemia ha afectado, como en todo. Durante el confinamiento porque era imposible salir y luego por la necesidad de tomar todas las medidas de seguridad, lo cual garantizamos». Por cada usuario hay que mover a tres o cuatro personas y la concepción del voluntariado ayuda a lograrlo. «La mayor satisfacción es ver las caras cuando termina la ruta», apunta Meme Rodríguez. Y añade: «Los usuarios no solo son personas en silla de ruedas sino otras con carencias en movilidad. Igual pueden caminar por la avenida de Anaga pero no por el Monte de las Mercedes A eso hay que añadir las barreas arquitectónicas y las otras menos visibles». Resume: «Hemos ayudado a recuperar el monte a personas con más de un año sin salir de su casa».

Las rutas son tan variadas como la geografía de Tenerife. De subir al Teide a bajar el barranco de Masca. «Casi todo es posible aunque hay distintos niveles de dificultad», apunta Meme, quien subraya: «No se trata de batir récords ni de competir sino de disfrutar de la naturaleza. Nosotros ponemos la logística y nos adaptamos a la persona. Luego depende de ella». Tiene claro que el que prueba repite y si la primera vez nadie se conoce luego ya se hace grupo. Hay quien lleva muchos años nosotros. Casi todos de aquí».

Encuentro solidario

La ONG tiene como bases la solidaridad y el encuentro de personas, con y sin discapacidad, para compartir actividades de ocio en la naturaleza a través del senderismo adaptado. Por un lado, voluntarios que ponen su esfuerzo y su tiempo al servicio de otras personas. Por otro, quienes siempre imaginaron como algo imposible recorrer parajes y escenarios naturales. Un acto de generosidad y enriquecimiento mutuo.

Una larga lista de actividades queda resumida en las más recientes porque permiten entender todo el sentido de la ONG. Así el pasado 28 de junio tuvo lugar un curso de piloto de Joelëtte a Nivel 1; el 29, una salida en ruta a Teno Alto y el 30, charlas en el IES La Guacha. La práctica y la teoría unidas para dar forma a un sueño.

El mejor final es el extracto de una frase-lema que supone el primer contacto virtual con la ONG «... Te intuyo, te siento. Estás tan cerca y a la vez tan lejos. Te echo de menos, te añoro y te necesito... Hoy todo va a cambiar. Ya vienen a buscarme. Me acompañarán hasta ti. Volveremos a estar juntos. Reviviré tus colores. Me envolverá tu aroma. Sentiré tu brisa. Nuevamente soy feliz. He vuelto a la montaña. Ya no tienes límites para mí». Montaña para todos.


La ‘Joëlette’, una herramienta clave

Joel Claudel, guía de montaña francés, veía como su sobrino Stephane, con discapacidad –una enfermedad muscular, la miopatía y en silla de ruedas, no podía salir a la montaña. Su creatividad y perseverancia para hacer realidad el sueño del niño dieron origen a la Joëlette. La historia se remonta a 1987 y su idea era poder transportarlo por los senderos. Ante la dificultad de manejar la silla clásica por terrenos de montaña, imaginó una de manos mono-rueda que permitiera subirlo de forma segura por todo tipo de caminos y sendas. Y, además, que pudiera ser manipulada entre pocas personas. El concepto principal de silla, rueda central y cuatro brazos para los dos acompañantes (piloto y copiloto), sigue siendo la base de la Joëlette. Stéphane pudo descubrir así la belleza de Isla Reunión, el Atlas o los Alpes.