El pasado miércoles fallecía el sacerdote José Ventura. No era un cura cualquiera y menos en Granadilla, su pueblo natal, y en todo el sur de la Isla. Porque Pepe, el cura, como se le conocía, dedicó buena parte de su vida a la restauración del espacio religioso de la cueva del Santo Hermano Pedro.

José Ventura González era natural de Granadilla de Abona. Nació, en concreto, en la zona de El Cantillo el 19 de marzo de 1930. Cursó Bachillerato en la primera academia que hubo en el citado municipio y en 1950 se trasladó, con 19 años, a Roma, donde ingresó en la Congregación Palotina. Se licenció en Filosofía y Teología en la capital italiana y ejerció de profesor y formador en León y en el País Vasco.

En 1957 fue ordenado sacerdote y con 42 años, tras conocer la noticia de que su padre había enfermado, regresó a su tierra. Durante su ministerio estuvo a cargo de diferentes parroquias dentro del municipio granadillero: San Isidro, El Médano, Los Abrigos, El Salto.... A él también se debe la restauración y la declaración de BIC de la ermita de San Isidro. Promovió la construcción del Nuestra Señora de la Merced en el núcleo de El Médano. Tras retirarse continuó ofreciendo sus servicios en el Aeropuerto del Sur, El Salto, Atogo, etcétera.

El Convento Franciscano San Luis Obispo había acogido el pasado 25 de abril su homenaje en vida. En este caso, la presentación del libro José Ventura González, la historia de un hombre bueno. Recoge la vida y la labor del párroco granadillero está escrito por el cronista oficial, Emiliano Guillén. Ahí estuvo don Pepe, como se le conoce popularmente. Descase en paz.