Andrés Muñoz de Dios (Santa Cruz de Tenerife, 1964). Ingeniero industrial y profesional del transporte ferroviario, sector donde ha dirigido proyectos dentro y fuera de España. Volvió a su tierra en 2000 para iniciar el del tranvía, inaugurado siete años después. Acaba de anunciar que abandona el cargo de director gerente de Metrotenerife, la empresa pública dependiente del Cabildo que gestiona el tranvía.

¿Desde cuando es director gerente de Metrotenerife?

Llegué, o mejor dicho, volví a Tenerife en el año 2000. Trabajaba en la empresa CAF (Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles) y había participado en proyectos ferroviarios en Hong Kong y Sacramento (California). Me llamaron antes incluso de que se constituyera la empresa. Entré como gerente en enero de 2001 y hasta la fecha. Es el lugar donde más tiempo he estado como profesional. Ha supuesto, sin duda, un reto personal y profesional muy importante. No existía Metropolitano (Metrotenerife), hubo que crearla desde cero, buscar a la gente y formar al equipo. Supuso y supone algo más que un proyecto para mí. La idea era dotar a la Isla de un sistema ferroviario, aunque desde 2009, cuando se produce la ampliación de la Línea 2, no se ha desarrollado.

Anuncia su marcha. ¿Por qué y a dónde dirige sus pasos profesionales?

Creo que es el momento de afrontar otros proyectos y, por fortuna, no me han faltado ofertas, entre ellas varias del extranjero. Sin embargo, me quedó aquí en Tenerife, donde mejor que en este paraíso. Permítame reservarme cuál será mi destino concreto porque así lo he prometido, aunque no desvelo ningún secreto que será en el ámbito empresarial.

¿Cómo ve el proceso del tranvía desde su origen a hoy, 14 años –cumplidos el mes pasado– y cinco millones de pasajeros después?

La verdad es que fueron cuatro años de obras y 14 de explotación comercial muy intensos. Incluidas dos crisis muy duras a nivel mundial, la de 2008 y la sanitaria actual por el coronavirus. Hoy se puede decir que es un proyecto muy consolidado y de éxito. Me complace, como tinerfeño, que haya permitido colocar a la Isla como un referente mundial en este campo.

¿Cómo recuerda aquellos meses y semanas previos a la inauguración en 2007?

Ya había vivido iniciativas similares en otras partes del mundo –de la Bahía de Cádiz, al Metro Ligero Madrid Oeste pasando por el tranvía de Cuenca-Ecuador, el de Haifa, en Israel, o el de Rabat– y por eso sé que siempre tienen una gran contestación inicial. En eso no se diferenció en nada con la tónica. Per esta vez era en mi casa porque en Hong Kong no había tenido ese añadido. De ahí la importancia de hacer bien el proyecto y cumplir con los plazos previstos. Un reto conseguido en medio del escepticismo de muchos. Fue un trabajo duro y complicado pero cumplimos con esos plazos. Se hicieron muchos estudios encaminados a elegir el sistema para mejorar la red de transporte público del área metropolitana. Y el más adecuado por diferentes razones, incluido el factor de la orografía, era el del metro ligero.

¿Qué le dice a quienes rechazaban entonces el tren ligero?

Pues no les digo absolutamente nada. No guardo ningún tipo de rencor a nadie. Los hechos, después de todos estos años, hablan por sí solos. Es normal porque, como dije antes, ya había vivido procesos similares. Aquí la pregunta que se hacía parte de la opinión era cómo vamos a ser capaces de hacer algo así, aquí en Tenerife. Pues sí, claro que pudimos. Y digo que en base a ello vimos es posible afrontar desde la Isla obras de este calado. Insisto, no tengo nada guardado y las críticas me parecen algo absolutamente normal.

¿Ha servido de verdad el tranvía para descongestionar el tráfico? Resuma sus aspectos positivos como transporte.

Pienso que en parte sí, aunque ningún medio de transporte es perfecto. Nuestras encuestas reflejan que la gente lo que más valora es la puntualidad. Además de tener ventaja frente a otros sistemas por la movilidad en una vía libre del transporte público. Desde el punto de vista técnico, se trata de una línea de 12 kilómetros, con 21 paradas, que va desde el centro de Santa Cruz al centro de La Laguna. Además recuerdo que une los principales centros neurálgicos de las principales ciudades como son los dos hospitales, los campus universitarios, las zonas administrativas y las de comercio tradicional como la Rambla Pulido o el entorno de La Trinidad. Creo que dimos una alternativa atractiva a la gente para dejar el vehículo en casa por competitiva en precio, en tiempo, en comodidad y en accesibilidad. Añado, ahora durante la pandemia, en seguridad. Destaco, por ejemplo, la aplicación digital que permite a los usuarios consultar el porcentaje de ocupación del tranvía en tiempo real. Cuando alcanza la capacidad límite del aforo actual del 33% el servicio recomienda a los pasajeros esperar al siguiente tranvía. Si la capacidad está alcanzando los límites permitidos se muestra un mensaje de texto en la aplicación y se emite un aviso de voz en las paradas del tranvía. Contribuye a evitar aglomeraciones para mantener las recomendaciones sanitarias.

Lo han calificado de artífice, impulsor, padre... ¿El tranvía de Tenerife es casi como un hijo para usted?

Pues es cierto. Tengo dos hijos, uno de 21 y otro de 23. Más este tercero, de 20 y hecho de acero (ríe). He cumplido con el tranvía todo el ciclo de la vida: concepto, diseño construcción y realidad. Una experiencia única.

¿Orgulloso de haber exportado fuera de la Isla el modelo de tren ligero de Tenerife?

Mucho. Es algo gratificante como profesional y como tinerfeño. Orgulloso de, siempre bajo el auspicio del Cabildo, llevar el nombre de Tenerife por el mundo como referente en este tipo de transporte algo, tradicionalmente, poco habitual. Creo que también ayuda a superar ese cierto complejo que tenemos en esta Isla en el sentido de que podemos hacer cosas muy importantes. Se ha demostrado que era necesario y también para impulsar con nuestro grano de arena al sector del turismo, que es clave para nuestra economía.

¿Qué le ilusionaría más: llegar a Los Rodeos o a Las Teresitas?

En su día aparecían como posibles ampliaciones de líneas las que irían hasta el Aeropuerto de Los Rodeos, Las Teresitas o Añaza y La Gallega, además de ramales hacia La Cuesta y Tíncer (ambos dentro de la Línea 2 inaugurada en 2009). Personalmente me habría gustado cumplir con la ampliación hasta el Aeropuerto de Tenerife Norte y La Gallega. En el primer caso por una cuestión estratégica de conexión insular. Respecto al barrio de Suroeste porque considero que podríamos darle al vecino la calidad del centro d de la ciudad desde un barrio periférico. En cuanto a Las Teresitas no lo manejamos en concreto nunca porque los estudios previos determinaron que sólo hay un flujo lo suficientemente grande de pasajeros en verano, y puntualmente. No es posible afrontar u alinea e la que solo 100 de los 365 días del año hay u n número de usuarios que la justifique. La guagua resuelve la movilidad en esos entre siete y diez kilómetros de Santa Cruz a la playa y viceversa.

¿Los trenes del Norte y el Sur siguen siendo un sueño, una quimera o algo posible en su opinión a corto o a medio plazo?

Los veo tan posible en cuanto a la esfera de los proyectos como en aquellos momentos previos al desarrollo de la Linea 1 del tranvía que hoy es una realidad. Serían necesarios, como entonces, la voluntad política, con el apoyo de estado, y las líneas de financiación que garantizaran el proyecto. Hoy en día no lo tenemos, pero nunca se sabe lo que ocurrirá mañana. O pasado mañana.