La pandemia del coronavirus paralizó el mundo en 2020 y obligó a sectores estratégicos, como la navegación aérea, a adaptarse a toda velocidad para hacer frente al desafío de la covid-19. El trabajo desarrollado por el personal de AENA en los últimos 15 meses ha permitido que los dos aeropuertos de Tenerife afronten la segunda mitad de 2021 con el moderado optimismo que genera la progresiva recuperación de la actividad. EL DÍA ha conversado con los directores de los aeropuertos de Tenerife Sur (TFS), Luis López Chapí, y Tenerife Norte (TFN), Francisco Javier Osmán Hermida, quienes reconocen que el limitado tráfico internacional de pasajeros lastra, al menos de momento, la recuperación en el Sur, que trabaja apenas al 20% de lo que era habitual en 2019. En el caso de TFN, donde el protagonismo es para los vuelos regionales y nacionales, ya se ha recuperado entre el 60 y el 70% de la actividad de 2019.

Luis López Chapí, director de TFS, y Francisco Javier Osmán Hermida, director de TFN, en el exterior del aeropuerto del Sur de Tenerife. Carsten W. Lauritsen

En torno al 40% de la actividad de Tenerife Sur depende del mercado británico, de manera que su apertura definitiva marcará la diferencia y relanzará su actividad a cifras similares a las de Tenerife Norte. Para TFS, el mercado alemán también supone alrededor de un 20% del tráfico, un porcentaje similar al de los vuelos llegados desde la península.

Osmán recalca que el 2020 no puede servir de referencia respecto a la actividad aeroportuaria, así que todas las comparaciones se hacen con 2019, «que fue un año de máximos históricos de tráfico, tanto a nivel de operaciones como de pasajeros». Tenerife Norte, al tratarse de un aeropuerto con tráfico eminentemente nacional e interinsular, que tiene unas restricciones distintas al tráfico internacional, «ya ha logrado recuperar entre el 60 y el 70% de la actividad, según los días». La clave para volver a cifras similares a las de 2019 es, según Osmán, «que las restricciones sigan bajando, aumente el porcentaje de vacunación y crezca la confianza. Nosotros ya estamos preparados porque creemos que la gente tiene ganas de volar».

«Hasta mayo, de media estábamos en torno al 20% del volumen habitual de pasajeros de 2019. Lógicamente, la mayor parte de nuestro tráfico es turístico, que es el más afectado por las restricciones. A medida de que se vayan levantando, estoy convencido de que el destino Tenerife se recuperará y volveremos a ser lo que fuimos. Estamos preparados para albergar todo ese tráfico y a todos esos pasajeros cuando vengan. No seremos un cuello de botella para la recuperación turística», subraya López. Ambos resaltan que los usuarios de los aeropuertos tinerfeños pueden estar tranquilos porque son instalaciones seguras en tiempos de Covid-19. «AENA ha estado trabajando desde abril para que cuando llegara el tiempo de la recuperación del tráfico, tras aquel parón inmenso de las operaciones y de la confianza a viajar, estuviéramos absolutamente preparados, gracias al Plan de Recuperación Operativa y sus más de cien medidas sanitarias. Los pasajeros cuando transitan por nuestros aeropuertos notan esa sensación de seguridad», señala Osmán.

A juicio de López, «la mayor dificultad de esta etapa ha sido tener la capacidad de adaptarnos a un entorno sanitario y normativo muy cambiante. Habitualmente planificamos a medio o largo plazo, pero ahora hemos tenido un contexto que cambiaba casi a diario. Ha sido un gran aprendizaje y creo que ahora estamos mejor preparados que antes para casi cualquier situación». Ambos valoran la importancia de que tanto TFS como TFN cuenten con la única certificación oficial que acredita que los aeropuertos son lugares seguros. La otorga el Consejo Internacional de Aeropuertos y se denomina Airport Health Accreditation. En estos momentos sólo la tienen 19 aeropuertos de España, entre ellos TFS y TFN. Para López, «ya no sólo es la percepción subjetiva de trabajadores y pasajeros. Hemos sido auditados y, objetivamente, somos seguros».

La colaboración y el diálogo con las compañías aéreas es otra de las claves para planificar una recuperación exitosa. Según Osmán, «tenemos reuniones prácticamente semanales para conocer cómo se presenta la programación de vuelos, la venta de billetes y todo lo que marca este entorno ahora tan difícil de prever. La idea es adaptarnos para el nivel de servicios que hay que dar a corto plazo». López recuerda que cuando se han producido crisis anteriores, «siempre parece que viene el apocalipsis. Nos pasó con Thomas Cook o también con el famoso miedo a volar, pero al final el mercado se regula de acuerdo con la demanda. Tendremos que adaptarnos y AENA siempre trata de aportar su granito de arena teniendo los aeropuertos preparados, sin reducción de capacidad, y con incentivos a las compañías».