Las asociaciones de cazadores de Tenerife, junto con las del resto del Archipiélago, mantendrán su batalla contra la propuesta del Gobierno de Canarias de declarar al conejo como especie exótica invasora y han acordado crear un frente común de todas las organizaciones para defender las actividades cinegéticas, según informó su portavoz, Rodolfo Marrero, quien aseguró que la erradicación total del conejo en las Islas supondría «el fin de la caza».

Dos meses después de la primera reunión para crear una plataforma en defensa del conejo, mas de una veintena de representantes de los cazadores se conectaron por videoconferencia durante caso tres horas para establecer los próximos pasos del colectivo en relación a la futura Ley de Biodiversidad y Recursos Naturales de Canarias que prepara la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias.

Marrero aseguró la plataforma de cazadores «ya está trabajando en equipo, de manera consolidada y global, para hacer un frente común a la modificación en la normativa de caza y de protección de los animales que pretende llevar a cabo el Gobierno autonómico». En esa asamblea on line, resaltó el portavoz, participaron miembros de Sociedades de Cazadores de varias islas, directivos de los Consejos Insulares de Tenerife, La Palma, La Gomera y Gran Canaria, así como el nuevo representante de los cazadores de los Consejos Regionales de Caza.

Estuvieron también presentes las asociaciones de cazadores a nivel autonómico (ACEC), las asociaciones de nivel insular (ACSA), la Asociación Hunters de La Gomera, las Federaciones Insulares de Tenerife y Gran Canaria, la Federación Cinegética de Tenerife, la Federación Canaria de Caza, representantes de los cotos, el presidente de la Federación Nacional de Guardas Rurales, veterinarios, asesores, cetreros, arqueros y «muchas entidades que se irán incorporando a medida que esto vaya avanzando, pretendiendo contar, si fuese necesario, con otros sectores como los ganaderos, agricultores, gallistas, pastores, palomeros, así como con la Asociación de la Reserva de la Biosfera y todo el mundo rural, dónde varios de ellos ya nos han tendido la manos», apuntó Marrero.

En el encuentro se abordaron cuatro puntos y al final hubo un coloquio para que todos aportaran sus ideas. En primer lugar se trató la presentación de alegaciones generales al proyecto de ley, una labor asignada a dos técnicos que se encuentran ya trabajando en equipo. «Serán ellos quienes tomarán las medidas urgentes y precisas para defender nuestra actividad cinegética», precisó el portavoz.

El segundo punto se dedicó a las aportaciones de otras entidades o personas, coordinando ya las vías para hacerlas llegar a los técnicos. Como tercer punto se acordó la elección de un portavoz de la plataforma para que actúe ante los medios de comunicación. Será uno de los técnicos. Por último, se acordaron las estrategias y otras propuestas del colectivo.

«Sin duda, y lo primordial, es que todos los participantes somos cazadores y estamos de acuerdo en enfrentarnos con firmeza y oposición a la declaración del conejo como especie exótica invasora y también a no identificar a los hurones con el microchip», declaró Marrero, quien detalló que una vez que los técnicos de la plataforma avancen con los 188 artículos de la Ley, se decidirá si es necesario lo ven necesario apoyarse en un bufete de abogados para coordinar la parte jurídica.

«No se lo vamos a poner fácil y vamos a defender con pundonor los intereses generales de todos los cazadores canarios, con firmeza y unidad de criterios, y exponiendo las razones culturales, históricas, económicas y el alcance que podría alcanzar esta Ley de Biodiversidad; queremos tener la confianza de que se pueda llegar a hablar de manera sería y estricta con nuestros políticos y manifestarles las soluciones, a fin de que eviten perjudicar a todos los cazadores, familias y sectores que coexisten en torno al mundo de la caza y al mundo rural», advirtió.

Antonio Porras, presidente de la Federacion de Gestion Cinegetica de Tenerife, asegura que de salir adelante la declaración del conejo como especie invasora, «los ejemplares estarían condenados a erradicación». «Esta especie es una de las autorizadas como cinegética en Canarias y si desaparece habrá unas repercusiones enormes no solo entre los cazadores, sino en otras especies silvestres y domésticas», señala.

A finales de febrero, cuando se empezaron a conocer los borradores de la Ley de Biodiversidad, una treintena de entidades cinegéticas, encabezadas por la Federación Canaria de Caza, remitieron un escrito al consejero regional de Transición Ecológica, José Antonio Valbuena, para manifestar la «gran preocupación y rechazo por determinados artículos de la misma, en especial a la disposición final cuarta, donde se modifica el Artículo 4 de la actual Ley de Caza de Canarias (las especies de caza), clasificándose al conejo silvestre como especie invasora en la Comunidad Autónoma de Canarias».

En ese escrito a Valbuena también se criticaba la intención de declarar a la perdiz moruna y a la perdiz roja como especies cinegéticas exóticas, aunque no invasoras, y se expresaba el rechazo al tratamiento al hurón en dichas disposiciones de la Ley de Biodiversidad. Las asociaciones de cazadores, en su defensa de esta actividad, sostienen que el conejo silvestre (Oryctolagus cuniculus subespecie algirus) «es una especie naturalizada en Canarias, probablemente introducido hace más de 500 años, interactuando con la flora autóctona desde aquel entonces».

También advirtieron que «el conejo se encuentra en abundancias ínfimas comparativamente a los datos históricos, afectado por las enfermedades víricas, la pérdida de hábitat, el abandono de la agricultura tradicional, los predadores domésticos y la fragmentación del territorio». La consecuencia principal de declarar al conejo como especie exótica», resaltó ayer Marrero, es que «desaparecerían las granjas cinegéticas que mantienen ahora el equilibrio y se eliminaría a este animal en todo el Archipiélago, lo que supondría de facto la desaparición de la caza».