El norte de Tenerife encara el próximo verano con las mayores reservas de agua para regadío de su historia. Los embalses de esta zona de la isla se encuentran a una media del 89% de su capacidad, cuando lo habitual a principios del mes de abril ha sido rondar entre el 30 y el 40%, según destaca el consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca del Cabildo de Tenerife, Javier Parrilla (PSOE), que también es responsable de la empresa pública Balsas de Tenerife (Balten). Contar con la mayoría de las principales balsas de la red al 100% no es fruto de la casualidad ni de las lluvias, ya que las autoridades insulares han apostado por seguir aportando agua a los embalses de los sobrantes de desalación, galerías y regeneración en lugar de cortar las aportaciones.

A 31 de marzo, las balsas del Norte de la isla disponían de 3.060.437 metros cúbicos de agua (un metro cúbico equivale a 1.000 litros), procedente de galerías y pozos, agua desalada, precipitaciones y depuradoras. El año 2021 comenzó en la isla con un 58% de la capacidad disponible, la mayor cantidad desde 2014, y “a finales de enero y de febrero ya se habían superado los niveles históricos de las 21 instalaciones de Balten”.

La balsa de Montaña de Taco, en Buenavista del Norte, es la mayor de Tenerife, ya que cuenta con 821.739 metros cúbicos de capacidad. Y está al 100%, como el embalse de La Cruz Santa, en Los Realejos, con 664.705 metros cúbicos. Las buenas cifras del Norte han sido posibles pese a que el embalse ramblero de Llanos de Mesa, uno de los situados a mayor altitud en toda la red, se encuentra actualmente vacío por obras, lo que implica perder una capacidad potencial de almacenamiento de 175.961 metros cúbicos.

Desaladora de La Monja

Javier Parrilla señala que en el caso de la balsa de Montaña de Taco “ya se notan los efectos del acuerdo para la aportación de los excedentes de agua de la desaladora de La Monja“, así como lo que el consejero denomina el “efecto dominó”. La reducción de la demanda del agua de galerías y pocos en zonas como el Sur de Tenerife, por la aportación a la red de más agua regenerada y desalada, “permite incorporar retales que antes iban a otras zonas. Casi todo está interconectado”, apunta Parrilla.

En el Valle San Lorenzo, en el Sur de la isla, se mueven casi 190.000 metros cúbicos de agua regenerada (aguas residuales tratadas), lo que supone que esa cantidad no haya tenido que obtenerse de pozos o galerías. “Hemos hecho un trabajo para liberar agua en unos puntos de la isla, por ejemplo con agua desalada en la costa, y generar excedentes para aliviar la situación de otros, como las medianías. En el Norte podemos estar tranquilos en estos momentos”, apuntó. Ese sistema ha permitido, por ejemplo, que la balsa de Trevejos, en Vilaflor, se haya llenado “por primera vez” y esa localidad, acostumbrada a penurias hídricas en los últimos años, puedan contar con un embalse al 93% de su capacidad, que son 258.099 metros cúbicos disponibles.

“Dar tranquilidad”

Balten recibe aguas para regadío que provienen de galerías. Ante la buena situación de este año, una posibilidad hubiera sido reducir esa compra para ahorrar costes. Sin embargo, Parrilla recalca que no se ha querido bajar la aportación de agua prevista hasta lograr tener las balsas al cien por cien. Su intención ha sido “garantizar el suministro” para los meses más secos del año y “dar tranquilidad a los agricultores, ya que eso generará más confianza, más inversiones y un mayor impulso económico. Si alguien tiene la posibilidad de poner en producción un terreno, no queremos que el agua sea un problema, aunque eso implique más inversiones por parte del Cabildo”. La decisión estratégica ha sido mantener la llegada de agua a los niveles habituales: “Pudimos decir, como estamos a buenas, vamos a quedarnos en un 40 ó un50%, que siempre hemos estado a un 30%. Pero no nos hemos conformado con eso y la idea ha sido llenar completamente las balsas y, cuando estén llenas, la idea será seguir buscando más espacios de almacenaje”.

El Cabildo tinerfeño ha destinado 663.000 euros a la impermeabilización de la balsa de Llanos de Mesa, en la zona alta de San Juan de la Rambla, donde se ha instalado un pequeño depósito móvil de 450 metros cúbicos para garantizar la presión y el riego a unas 420 agricultores de la zona. Además, sirve para ayudar a distribuir el agua que siguen aportando las galerías, que ahora va hacia los depósitos de La Florida, La Tabona o Buen Paso. Cuando termine esa actuación, el Cabildo prevé mejorar la balsa de Benijos, en los altos del Valle de La Orotava, “a donde podrá llevarse ese depósito auxiliar, que también ejerce un efecto tranquilizante, para que cumpla la misma función que en San Juan de la Rambla. Se trata de una gran bolsa que, una vez utilizada, se puede doblar y transportar”.

Respecto a la situación de las diferentes cuencas del Norte, Parrilla detalla que la Isla Baja, acostumbrada a llegar a abril con una media del 30%, tiene ahora la gran balsa de Taco al 100% y los depósitos auxiliares también en buenas cifras: un 70% en El Palmar, un 95% en Teno Alto y hasta un anecdótico 106% en Los Partidos, en El Tanque. En la zona de Icod de los Vinos, las tres balsas están al 100%: La Florida, La Tabona y Buen Paso. En el Valle de La Orotava, La Cruz Santa llega también al 100%, con 664.705 metros cúbicos y en el resto de embalses las cifras son también muy positivas.

Nuevo embalse en Santa Úrsula

La balsa de San Antonio, en La Matanza, es la más importante para la comarca de Acentejo, y también está muy cerca del 100% de su capacidad. El consejero Javier Parrilla avanza que en esa comarca se necesita un apoyo importante en la zona de Santa Úrsula, donde está previsto construir una nueva balsa reguladora, “que ayudará a incorporar más cantidad de agua regenerada desde Valle Guerra, en el nordeste de la isla”.

Parrilla considera que pese a las buenas cifras, hay que ser prudentes, “ya que no podemos confiarnos por tener unos episodios concretos de lluvias. Los datos de la última década no son buenos. Abril ya no son aguas mil”. En su opinión, la clave es apostar por el agua residual regenerada, como ya ocurre en el Noreste, con la depuradora de Valle Guerra. “Esa es la apuesta de futuro del Cabildo de Tenerife, con una inversión de 170 millones de euros en cinco grandes sistemas de depuración que nos darán mucha más agua para reutilizar. Queremos aprovechar ese recurso en lugar de tirarlo al mar y, además, se apuesta por lograr un equilibrio energético, ya que queremos cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Los resultados se están viendo, el agua regenerada da soluciones. El año pasado suministramos más de 20 millones de metros cúbicos de agua, de los que 5 millones fueron de agua regenerada, que se almacena en lugares con capacidad para apenas 700.000 metros cúbicos, en constante rotación”.

Prudencia y moderación

El responsable insular de Balten y del área de Agricultura sentencia que estas cifras de acumulación de agua para riego son “una estupenda noticia para el campo”, aunque insiste en “pedir prudencia y moderación al sector en el consumo”. Además, anima a los agricultores a que apuesten también por el almacenamiento propio en la medida de lo posible, y por un uso responsable del riego.

La regeneración es el futuro

El consejero insular de Agricultura del Cabildo de Tenerife, Javier Parrilla (PSOE), tiene claro que la depuración de aguas residuales para destinarla a riego agrícola es la mejor garantía de que nunca falten recursos para los cultivos. A su juicio, “el agua regenerada es el futuro del regadío”, y en esa línea avanzan los planes del Cabildo. Uno de los objetivos a largo plazo es crear una conexión que permita llevar el agua regenerada de la depuradora del Valle de La Orotava, situada en Punta Brava, hasta la Isla Baja, que es la comarca con más problemas con el agua de riego. “Ya hay una conexión que llega hasta La Guancha y ahora estamos con la redacción del proyecto para llevarla desde La Guancha hasta la Isla Baja, una actuación que costará 14 ó 15 millones de euros”, avanzó. Se trata de actuaciones complejas, como demuestra el coste de la redacción del proyecto: 140.000 euros, financiados por el Gobierno canario.