El colectivo Hostelería Unida Tenerife (HUT) escenificó ayer en el aparcamiento del Parque Marítimo de Santa Cruz de Tenerife la muerte del sector, con tumba incluida, por las restricciones a su actividad que imponen las autoridades para reducir la incidencia de la pandemia del coronavirus y “la falta de ayudas directas”. Esta nueva asociación, que asegura representar a más de un centenar de empresas del sector en la isla, exige ayudas más accesibles para todas las empresas, “sin pliegos inasumibles para un colectivo devastado por la pandemia”, y una reducción de impuestos acorde a las restricciones que sufren en su actividad económica.

En el comunicado que leyeron en su concentración en el Parque Marítimo, y junto a Presidencia del Gobierno de Canarias, subrayaron que “si hemos de cerrar, cerraremos por el bien general, pero tendrán que ayudarnos. Lo que no puede ser es que nos criminalicen y nos condenen a la ruina, sin ayudas y sin trabajo. Entonces nos tendrán enfrente: unidos y en la calle”. Acudieron a la protesta ataviados con camisetas rojas y negras con el lema SOS Hostelería y las caretas de Salvador Dalí que popularizó la serie de televisión La casa de papel.

Consideran un despropósito que “se obligue a cerrar, pero a la vez se sigan generando cobros que, al no poder abonar, se convierten en deudas que te impiden acceder a las ayudas”.

El presidente de Hostelería Unida Tenerife es Daniel Brito, quien cuenta con Ruymán Capote y Bernardo Negrín como vicepresidentes. Entienden que si no se permite abrir al menos al 30% el interior de bares, cafeterías y restaurantes, “los negocios sin terrazas no podrán resistir”.

“Nos han cerrado ya tres veces en un año y ahora nos toca en un momento previo al pago de unos impuestos que las autoridades deberían adaptar a la realidad que vivimos. Si no nos dejan trabajar, no pueden pretender que paguemos los mismos impuestos”, remarca Negrín, quien anuncia que HUT tiene previsto convocar una nueva protesta en unos días.