Desde las nueve de la mañana hasta las dos de la tarde de este domingo, como ayer, una veintena de artesanos exponen y venden sus productos en la Feria de Artesanía que tiene lugar en el Mercadillo del Agricultor de Tegueste. Y hay ganas. Para la mayoría, es la primera que tiene lugar desde que fuera declarada la pandemia y transmiten una satisfacción que no quebranta ni la incertidumbre que sigue acechando al futuro inmediato de este colectivo.

“¡Por fin! Parece mentira que estemos aquí hoy”, expresa entre risas María Dolores, dedicada a la elaboración de calados. “Anoche no dormí, porque ha sido duro”. Ella se muestra consciente de que “la gente tenía gana de ferias”. Admite que “el rollo de los aforos” impide que el recinto que alberga a los 24 puestos de exposición y venta pueda recibir “a mucha gente de golpe, pero está siendo una jornada interesante”. Este reencuentro incluye una sorpresa para María Dolores: “En el confinamiento, la creatividad ha fluido en los compañeros y se ven muchas novedades, muchas cosas que llaman la atención”.

La artesana espera que esta feria sirva de ejemplo en otros municipios “y que el Cabildo nos deje trabajar, porque la realidad es que no nos han permitido hacerlo”. En todo caso, y aunque “no hay nada seguro, todavía, tengo fe y espero que no nos sigan defraudando”. La esperanza no la pierde. “Con seguridad se puede hacer una feria. Si los centros comerciales están llenos de gente, qué peligro puede haber al aire libre, como estamos nosotros aquí”.

Esta reflexión resume el sentir del conjunto de artesanos que recuperaron las ganas de seguir luchando por una actividad que forma parte del patrimonio del municipio, de la Isla y de Canarias. Este sábado, arropados por los clientes del Mercadillo del Agricultor y por otros muchos curiosos que se trasladaron hasta Tegueste por el interés de ver y comprar, en muchos casos, el producto artesanal tradicional “para los cuatro cumpleaños que me tocan en un mes”, decía Alicia. “Me enteré que estaban aquí y creo que es una forma de hacer un buen regalo y de ayudar a una gente que lleva mucho tiempo pasándolo mal”.

Aspecto que resalta María José de Armas (Taller de Nim, especializado en decoración en tela). “Llevamos quince meses sin una feria en Tenerife, pagando nuestro seguro autónomo y sin recibir apoyo ni ayuda”, una realidad que refrendan los compañeros. “El Ayuntamiento de Tegueste y la concejala han trabajado mucho para que esta feria fuera una realidad. Luego está la desidia del Cabildo que, a mi juicio, no ha hecho lo que tenía que hacer durante estos 15 meses”. Eso sí, la Corporación insular traslada a los artesanos “un listado de posibles ferias, pero ninguna con fecha exacta”.

Sin motivo para la queja

En lo positivo, De Armas habla de la “aceptación” que está teniendo la Feria de Artesanía teguestera. A pocos metros, en otro de los 24 puestos de exposición y venta, Alfredo García Fredy (Isora Alfarera, taller centrado en la alfarería tradicional canaria) tiene claro que “no nos podemos quejar” de cómo se desarrolla este encuentro. “Ha pasado gente, se han interesado por los productos y han comprado. No es para echar voladores, pero vamos bien, no nos quejamos”. Sí lo hace cuando se habla de futuro: “De momento, no sabemos que vaya a celebrarse otra feria. Seguimos con la misma y esperando a que baje la pandemia para que el Cabildo se reactive. Hace falta que nos cuidemos para volver a esa normalidad”.

Uno de los puestos más concurridos durante las cinco horas de apertura es el de Jabones Amorosos, de Mita Luis (elabora cosmética ecológica). Además de la curiosidad por la variedad de productos de aseo (incluye cremas para el cuidado de la piel y como desodorante), llama la atención el envoltorio en tela de Midori Goto, especializada en arte japonés.

Javier Martínez (Dedos Cerámicas) se muestra más cauto. El primer día de la Feria de Artesanía de Tegueste deja un resultado del que “no nos podemos quejar”, teniendo en cuenta que se trata de la primera después de mucho tiempo. “Me pasa que soy del pueblo y conozco a la mitad de la gente que viene. No sabría decir si hay muchas ganas de feria o no, pero vender estamos vendiendo algo. Incluso esperaba que la cosa estuviera más floja”. Tirando de memoria, la feria anterior a la que asistió tuvo lugar el pasado septiembre, en El Sauzal, “la única que el Cabildo sacó adelante en el año 2020, antes de que empezáramos con las otras olas (del covid)”. Poca cosa parece haber cambiado desde entonces: “Aquella también fue una feria flojita, flojita; una feria rara, en septiembre... Rarilla como para hacer comparaciones”. El cualquier caso, no tiene claro el futuro de la actividad: “No me atrevería a hacer un vaticinio, según están las cosas. La intención de la administración parece ser que es empezar a celebrar las ferias, pero será Sanidad la que determine las cosas”. Aún así, “espero que todos vayamos retomando la normalidad, entre comillas, poco a poco”.

Otro año casi a cero

En el puesto de lo tradicional dentro de la tradición, el dedicado a los turrones, la feria se percibe “flojilla, pero bien”. Hasta el punto que a Yuli (Turrón artesano de Tacoronte Yuli) le sale la vena optimista: “Mientras se vayan abriendo caminos así, que vayan viendo que aplicamos correctamente las medidas de seguridad, más posibilidades habrá de que se nos abran más puertas”. Y bastan dos segundos para retornar al pesimismo. No espera a que el periodista termine de preguntar por las próximas ferias para pronunciar un rotundo “no (otros dos segundos de silencio). Hasta el próximo año no hay. En varios ayuntamiento nos han dicho que no se celebrará nada. No hay nada que hacer”. Su análisis aporta otra perspectiva que induce a señalar la existencia de discriminación en este aspecto: “Lo que pedimos es que nos dejen hacer lo mismo que hacen en todos los municipios desde el Puerto de la Cruz hacia el Norte, donde están trabajando los turrones, autobares y perros calientes, por ejemplo. En el resto de la Isla, nos encontramos con el no según pisamos la puerta del Ayuntamiento”.

Enfrente, para María del Cristo Alonso (Campo Canario, especializado en licores y mermeladas elaboradas con fruta natural) el día “va muy bueno”, aunque no puede ofrecer una degustación de sus productos, porque lo impiden las normas vigentes. Vende habitualmente en los mercadillos, pero “se ha notado mucho la falta de ferias. Esta es la primera desde hace tiempo y no sabemos cuál será la próxima. La de Los Silos está programada, pero puede ser que ocurra como en el caso de Pinolere, que se suspendió el día anterior”. Espera que la vacunación tenga alguna consecuencia positiva para el colectivo artesanal. “Pagamos como cualquier autónomo y así no podemos seguir. Nos tienen que echar una mano. Aún así, vamos escapando”.

Pedro Baussou (Agüita! Cerveza artesanal) tampoco puede dar a probar sus cerveza: “Estamos acostumbrados a traer un grifo para ofrecerle a la gente en las ferias, que es nuestro fuerte, más para que nos conozcan que para la venta. Hoy no teníamos mucha esperanza, pero para ser un sábado está funcionando bien”. Con cuatro años en el mercado, “apostamos solo por el producto local con 11 variedades” ajustadas a frutas de temporada, en algunos casos, y a la climatología, en otros. “Nuestro hobby es hacer cerveza y esto también es artesanía”.

La culpable de la feria de Tegueste lleva por nombre Eladia María López. Concejala de Fiestas, Artesanía y Bienestar Animal, ayer parecía tener el don de la ubicuidad. Atenta en todo momento al funcionamiento correcto del encuentro, resaltó “la responsabilidad y el respeto a las normas. Sobre todo por parte de los artesanos, que lo llevan con mucho cuidado porque han pasado mucho tiempo sin trabajar”. Se emociona cuando rememora el esfuerzo que requirió convocar la feria y, especialmente, “conocer lo que han vivido en este tiempo. Escuchar su vida ha sido muy duro. Lo están pasando muy mal”. Tegueste tiene 19 artesanos que protagonizan una guía a modo de publicidad durante este tiempo de pandemia. “Gracias a esa guía han vendido bastante”. La concejala resalta el escenario del Mercadillo de Tegueste, “un proyecto de éxito rotundo en el que se vende mucha producción local y unos 3.000 visitantes semanales”, con puestos de artesanía incluidos, destaca el concejal de Desarrollo Local, Manuel Martín.