155.000 tinerfeños están en paro o ERTE y la cifra sube de manera exponencial

La cifra de desempleados en Tenerife ha aumentado en 1.488 personas en un solo mes, del 31 de enero al 28 de febrero de este año. En ese intervalo, siempre según los datos del Observatorio Canario de Empleo (Obecan), se ha pasado de 122.335 a 123.823 parados. Un aumento exponencial que se cifra en el 38,02% al analizar los datos entre febrero de 2020 y febrero de 2021 cuando 34.115 personas más engrosaron las listas del paro. Eso sin incluir los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que afectan aproximadamente a otros 32.000 tinerfeños. Conclusión: la pandemia arrasa con el empleo.

La base del análisis es que, según dato del ISTAC, la población de Tenerife era de 928.604 habitantes en 2020. Con el cálculo aproximado para los ERTE porque el Gobierno de Canarias no ofrece cifras por Islas, ahora mismo en Tenerife unas 155.000 personas sin trabajar. La tasa de paro estaría, por lo tanto, sobre el 26%, pero si se añaden esos ERTE, rondaría el 33%. Es decir, una de cada tres personas en edad de trabajar y que quiere conseguir un empleo, no lo tiene. Añádase a este cóctel un paro juvenil que ha subido más de un 70% en el último año. Hay más de 10.000 jóvenes menores de 25 años en paro en Tenerife, en concreto 10.114 a 28 de febrero pasado. A esa cifra hay que añadir los menores de 25 años que están en ERTE. En cuanto al paro femenino, la Isla tiene 66.812 mujeres desempleadas, la cifra más alta de la última década. Y hay que añadir las mujeres en ERTE.

El análisis.

El profesor de la ULL Fernando Sabaté es geógrafo y fue consejero del Cabildo. Valora que “los datos no se pueden calificar sino de dramáticos”, tanto los de ”personas desempleadas (muy en particular los jóvenes), como de quienes escapan gracias a los ERTE”. Sabaté parte de “un muy deficiente desarrollo real del estado del bienestar” y como consecuencia de “un grave subdesarrollo social”. Considera que “al margen del debate sobre el modelo económico, tenemos un inmenso nicho de empleo en el desarrollo de unos servicios sociales infradotados”. Cree que “su desarrollo progresivo crearía empleos juveniles y femeninos –los dos colectivos más afectados– en labores como la prestación de servicios domiciliarios a personas ancianas y dependientes, entre otros”. Un sector, según su tesis, “demandante en potencia de mucho trabajo humano, difícilmente robotizado y susceptible de crear empleo estable y decente, expresión que emplea la Organización Internacional del Trabajo (OIT)”.

“El desarrollo de los servicios sociales crearía empleo para jóvenes y mujeres”

Fernando Sabaté

— Geógrafo

Un proceso.

Sabaté subraya que “transitar hacia un mayor desarrollo de los servicios sociales es un proceso, pero tiene que empezar algún día”. El avance será más o menos rápido “en función de las circunstancias socioeconómicas”, pero “lo importante es caminar en la dirección correcta”. Para el profesor “haría falta otro modelo fiscal que permita mayor recaudación a un Estado benefactor, mucho más control del fraude fiscal actual y otra política económica distinta a la que ha imperado en España”. Pero, asegura, “ese es el modelo que tienen desde hace mucho y que, con altibajos, mantienen Francia, Dinamarca, Noruega, Finlandia, Alemania, etcétera. No estamos hablando de Venezuela o Cuba”. Canarias, señala Sabaté, “es una de las comunidades con más desempleo”. Desde siempre valora y, añade, “ahora más por haber quedado noqueado el subsector turístico, del que tanto dependemos”. A eso se suma el hecho de ser “una comunidad con los servicios sociales más deficientes y subdesarrollados”. Para Sabaté “alguna relación debe haber entre estas dos variables”.

La guerra de la pandemia.

En “una nueva y gravísima crisis” derivada de la pandemia de la Covid-19, el geógrafo considera que “estamos en una especie de guerra, cuyo límite vendrá marcado por el avance de la vacunación”. Hasta entonces, cree que “hay que aplicar medidas excepcionales, que no resultarían aceptables, ni tal vez convenientes, en tiempos de paz”. Propone entre ellas “mantener los ERTE todo el tiempo que haga falta”. También “debe incurrir el gobierno en deuda pública; ayudar a las personas y empresas de los sectores más afectados por las restricciones, así como aplicar medidas de colchón social tipo limitación de los desahucios o de los cortes de suministros básicos por impago”.

Cambio de modelo.

Sabaté insiste en una idea: “Antes o después habrá que aumentar la inversión social en servicios básicos del estado del bienestar, los cuales crearán muchos empleos potencialmente estables y decentes”. Apunta que “a la administración no le corresponde la tarea de hacer los cambios, sino en todo caso de facilitarlos con incentivos, ayudas, desgravaciones en algunas cosas y más impuestos en otras “. Por contra, “ese cambio de modelo le corresponde protagonizarlo a las personas, a la gente emprendedora, a las empresas o a los colectivos sociales”. Entiende Sabaté que “el cambio, en parte al menos, ya ha empezado y recorrido camino” porque “hace tiempo que desaparecieron, por ejemplo, los delineantes, los afiladores o quienes pasaban a máquina trabajos y tesis doctorales; pero han proliferado cientos de establecimientos donde venden o reparan un móvil. Hay mucho más que agricultores, en declive, o trabajadores de hostelería, en alza hasta 2020”.

Protección.

La reflexión final del experto es que “si hemos declarado como espacios naturales protegidos casi el 50% de la superficie de Canarias y vendemos como el principal recurso turístico junto al clima, tendríamos que potenciar que hubiera personas empleadas, cooperativas y pymes en cientos de iniciativas vinculadas a la conservación, gestión, divulgación y explotación sostenible de ese patrimonio natural. Lo contrario es una estafa. Ahí podría ayudar mucho la controvertida, pero necesaria en mi opinión –cuando salgamos de esta, claro– ecotasa”.

El confinamiento generó reflexiones profundas sobre el devenir personal y laboral. Sabaté lo ejemplifica para concluir: “Una pareja que decidió salir de la urbe e instalarse en las medianías de Agache a montar una pequeña explotación ganadera. Alguien que aprovecha el ERTE para aprender masajes y proyecta ser profesional de terapias alternativas. O quien arregla una casa vieja y aspira a comercializarla en alquiler vacacional. Iniciativas a estimular desde el ámbito público. No poner muchas trabas, ya sería de mucha ayuda”.