El antiguo caserío de El Terrero, fundado en la costa realejera en el siglo XVI, estuvo a punto de desaparecer tras años de abandono. Cuando parecía que este pedazo de la historia y el patrimonio de Tenerife estaba condenado al olvido, el Grupo Pedrana, de Los Realejos, hizo una importante apuesta para restaurarlo y convertirlo en un complejo de ecoturismo rural respetuoso con el valor patrimonial, cultural y paisajístico que atesora este viejo pago de trabajadores del campo. En unos meses abrirá sus puertas con 12 unidades alojativas independientes y capacidad máxima para 26 personas.

La Hacienda El Terrero surgió a partir de 1535 alrededor del edificio de la bodega, que aún se conserva. Tras la conquista de la isla, esta zona se dedicó inicialmente al cultivo de la caña de azúcar, por la abundancia de agua en el entorno, y posteriormente, durante más de 300 años, al cultivo de viñas de costa para producir los apreciados vinos malvasía. En su etapa final albergó plataneras hasta los últimos años del siglo XX, cuando quedó totalmente abandonada. Las casas, donde llegaron a vivir una treintena de personas, fueron surgiendo alrededor del cuerpo principal de la bodega para alojar a los trabajadores agrícolas vinculados a las tierras de Los Grimones.

Según el Gestor de Patrimonio, elaborado por el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (Cicop), “esta hacienda queda ubicada dentro de los antiguos límites de las tierras de Los Grimones, propiedades que estuvieron vinculadas al antiguo mayorazgo fundado en 1558 por Tomás Grimón, perteneciendo estas tierras por largos años al marquesado de Villanueva del Prado. La hacienda está ubicada en una de las partes más escarpadas de la costa realejera y es paso obligado en el Camino Real”. El Cicop recuerda que “la hacienda se dedicó desde el siglo XVI al policultivo, destacando por la producción de vinos. Las principales características históricas de este conjunto edificatorio es su constitución formal, ya que se desarrolla como un pequeño pago, que acogió a un importante número de población perteneciente a los trabajadores de la hacienda, al mismo tiempo que habitaron allí los de otras haciendas limítrofes. Quedó despoblado durante la segunda mitad el siglo XX, aunque sufrió la ocupación de un grupo de personas a finales de ese siglo”.

Los impulsores de este ambicioso proyecto de rehabilitación del patrimonio histórico canario para dedicarlo a la actividad turística, en época de pandemia, son Pedro Pérez García y su hijo Pedro Javier Pérez Hernández, apoyados por el resto de su familia. Estos empresarios realejeros del Grupo Pedrana han tenido que trabajar con las diferentes administraciones públicas durante casi 4 años para poder impulsar un proyecto que recupera el valor patrimonial de este rincón de la costa realejera, abandonado durante décadas. “Hemos realizado un proyecto de recuperación de una parte del patrimonio histórico de las islas, siempre coordinados con el Ayuntamiento de Los Realejos, el Cabildo de Tenerife y el Gobierno de Canarias. Además, se pondrá en marcha una actividad económica que creará nuevos puestos de trabajo, siempre respetando la historia del lugar y su vinculación con la agricultura y la ganadería tradicionales, con la intención de conservar y mantener en el tiempo, para las próximas generaciones, nuestro acervo cultural”, detalla Pedro Javier.

Cuatro años de trámites

Este pago del siglo XVI estuvo a punto de ser declarado en ruinas y de desaparecer definitivamente, recuerda, “pero con mucho esfuerzo trabajamos durante casi 4 años para convencer a todas las administraciones implicadas de que se trataba de un proyecto beneficioso para el patrimonio y viable técnicamente, siempre de acuerdo con la legalidad vigente”.

Esta iniciativa ha requerido autorizaciones favorables vinculantes de Patrimonio Histórico del Cabildo, el Ayuntamiento realejero, el Gobierno canario, el Consejo Insular de Aguas de Tenerife, el área insular de Carreteras, Policía Turística y Costas. Una carrera de obstáculos burocráticos salvados gracias al esfuerzo y colaboración de todas las partes implicadas, que culminará en breve, después de dos años de ejecución de los trabajos de restauración de las casas y calles de este caserío emblemático.

El proyecto de rehabilitación llevaba un año en marcha cuando llegó la pandemia. Pedro Javier reconoce que se plantearon parar, “pero tras analizarlo fríamente, apostamos por seguir adelante y esperamos que en dos o tres meses ya podamos abrir al público este espacio de turismo rural sostenible en medio de una finca dedicada a la agricultura ecológica en la que pensamos recuperar, por ejemplo, el cultivo de la viña para producir de nuevo un malvasía de costa, plátanos o aguacates”.

“Un gran esfuerzo”

“Ha sido un gran esfuerzo emocional y económico. Sin embargo, estamos satisfechos por poder recuperar esas 12 edificaciones tradicionales que estaban en estado ruinoso sin que pierdan su esencia”, añade Pedro Javier, quien insiste en que la idea principal es “ofrecer un lugar de paz y tranquilidad donde no habrá camas balinesas, pero sí un parral para descansar bajo su sombra, degustar frutas ecológicas, ver algunos cochinitos negros o disfrutar de una experiencia única dándote un baño en un estanque infinity con vistas al Atlántico”.

Según los datos que manejan los propietarios, en base a un estudio en profundidad realizado por un historiador del municipio, “esta finca ya estaba en explotación en 1507 y la bodega, que fue el primer edificio, se levantó en torno a 1535. Ahí se producía el malvasía que durante siglos se embarcó en la pequeña bahía de la playa de El Terrero, ya que siempre ha tenido acceso directo desde las casas”.

Este complejo de turismo rural, que se espera abrir al público antes de verano, quiere mantener la esencia y arraigo de este antiquísimo pago canario “adaptado a las comodidades del siglo XXI y comprometido con la sostenibilidad y el ecoturismo”. La Hacienda El Terrero se ubica entre el mirador de La Grimona y la gasolinera y cafetería El Mirador, y está partida en dos por la TF-5. Una de las últimas actuaciones que se están ejecutando actualmente es precisamente el acceso desde esta vía, con carril de aceleración y desaceleración, “para cumplir con todos los requisitos que marcó Carreteras”.

La Hacienda El Terrero continúa por encima de la TF-5 en una zona que se adentra en el Paisaje Protegido de Campeches, Tigaiga y Ruiz, declarado Zona de Especial Protección para las Aves y muy rico en flora y fauna. La intención de sus promotores es que este espacio ecoturístico “cuente también con acceso a la costa y al resto de su entorno natural donde será posible realizar actividades en contacto con la naturaleza, favorecer el turismo activo y potenciar la observación de aves”.