El consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca del Cabildo, Javier Parrilla, reconoce que el año pasado, el de la pandemia, ha habido un descenso en la superficie de cultivo de la Isla de Tenerife. “No tenemos datos oficiales”, valora, y añade: “El mapa de cada Isla, que debe publicar el Gobierno de Canarias, no incluye la actualización de todas y a la nuestra le correspondería el año que viene o el siguiente”. Pese a ello, sí hay datos de la producción del REA y del POSEI que marcan un descenso (en el segundo caso más acusado como consecuencia de la Covid-19) sobre todo en la viña entre 2019 y 2020, y en concreto en el Nordeste de la Isla. Aunque en otros sectores como el del aguacate “el aumento es considerable”.

Parrilla valora: “Se ha producido un abandono reciente de terrenos bastante importante que debemos valorar con los datos oficiales. No me atrevo a dar un porcentaje sin tenerlos a mano”.

Al consejero le preocupa el aguacate “si ese aumento de producción equivale a un descenso en el precio del mercado”. Por eso valora y alienta los procesos de “asociacionismo de productores” que se están dando en el campo tinerfeño a la hora de la comercialización de este producto.

Para paliar la situación en la medida de lo posible “tenemos una línea de subvenciones de unos 100.000 euros destinados a bodegas que tengan terrenos alrededor. Tegueste y las fincas dedicadas a la uva blanca serían un ejemplo”. Por otro lado, continúa Parrilla, “hay una partida de 70.000 euros para apoyar a aquellos productores que usen técnicas agrícolas tradicionales”. Pone como ejemplo la zona de La Vica, en el municipio de La Matanza, con la rotación de papas, chochos y cereales. O la de la Vega lagunera con el cronograma al cultivar de trigo barbilla, barbecho y papa.

El gofio y su precio

Comenta Parrilla el caso concreto del gofio que “va a subir de precio por la crisis en los grandes países productores de cereales como son China, Rusia o Estados Unidos”. Por eso valora las acciones del colectivo que aglutina a los productores, Acete, para luchar contra esta situación sobrevenida desde los mercados internacionales.

Una última inyección económica completa los 200.000 euros destinados por el Cabildo para afrontar la reducción de suelo cultivado en Tenerife e incentivar la producción. Son los 30.000 destinados a jóvenes agricultores que pongan en producción tierras de abandono reciente o prolongado. También se prima que sigan en sus labores sistemas agrícolas tradicionales.

Insiste el consejero en la falta de datos: “No tenemos ninguno que nos haga pensar que se haya incrementado la cifra de los terrenos de abandono permanente, algo que da motivos a la esperanza”.

Introduce Parrilla otra variable a la hora del análisis: “Medianías en el Norte no significa lo mismo que en el Sur. Distintas alturas y límites permiten diferentes cultivos y actividades agrarias en las medianías de la Isla, según la vertiente de la que se trate”.

Evolución de la tendencia

El monográfico de Agrocabildo Los cultivos de Tenerife muestra como los sucesivos Mapas de Cultivos dibujan una agricultura en retroceso, con una reducción media de superficie agrícola cultivada del 1,3% anual, equivalente a la pérdida de unas 250 hectáreas de cultivo cada año. Estas cifras parecen indicar un declive suave y sostenido. La realidad es, sin embargo, mucho más compleja. Así, la cuarta parte de la superficie cultivada en 2008 no estaba presente como tal en el mapa de cultivos elaborado ocho años antes. Esto evidencia una proporción de incorporaciones notable, si bien insuficiente para evitar que el balance global sea suavemente a la baja.

El resultado es una proporción de suelo agrícola variable. Existen grandes extensiones donde la agricultura no está presente o es de carácter testimonial, principalmente el Parque Nacional del Teide y el Parque Natural de Corona Forestal que lo circunda.

Las ocupaciones de suelo más elevadas se encuentran, por un lado, en las medianías de la vertiente Norte, cuyas condiciones climáticas y edáficas resultaron propicias para la implantación de una franja agrícola de gran compacidad y extensión. Por otro, en las plataformas costeras, donde a través de una intensa transformación del territorio se han alcanzado grandes ocupaciones de suelo. Las medianías del Sureste y el Suroeste se caracterizan por una mayor dispersión de terrenos agrícolas, con abundancia de suelos improductivos entre explotaciones.

Las zonas de más altitud

Por último, las zonas más altas de cultivos, que llegan hasta los 1.700 metros de altitud, constituyen enclaves de gran singularidad en el conjunto del agro tinerfeño.

Los agricultores de Tenerife han tenido que adaptarse a los condicionantes que impone el medio. Las técnicas empleadas imprimen un carácter propio, que define una identidad cultural. La mayoría se traducen en la preservación activa de recursos naturales esenciales, como el suelo o el agua. Otras permiten la reducción de insumos perjudiciales para el medio ambiente. Todas son parte de un patrimonio cultural con unos beneficios intangibles que la agricultura presta a la sociedad.

Bienestar Animal: asignatura pendiente

Bienestar Animal cuenta por primera vez con una partida en el presupuesto global del área. Serán, en concreto, para 2021 1.389.959 euros, el 5,40% de las cuentas totales del departamento insular. El consejero Parrilla recalca la necesidad de llevar a cabo “una política transversal y de atender a la complicada situación de abandono de animales de compañía”. Añade que, entre los centros dependientes del Cabildo (El Ravelo y Tierra Blanca) y los espacios gestionados por otras administraciones o colectivos, pueden llegar a más de 2.000 animales en esta situación cada año. Parrilla quiere dejar claro que la solución no pasa por un mayor espacio de almacenamiento de animales “por lo que acometeremos una serie de acciones destinadas a dar una mayor calidad de vida a los perros que el Cabildo tiene alojados”. De este modo, valora, “las líneas maestras van ir encaminadas al fomento de la adopción y a la concienciación, la denominada tenencia responsable de animales de compañía, y a un cambio de paradigma con lo que venían siendo las políticas del Cabildo.