La Cueva del Viento está de vuelta. El mayor tubo volcánico de Europa, situado en el subsuelo del municipio de Icod de Los Vinos, volvió a poner en marcha ayer las visitas guiadas por su interior. Once meses han tenido que transcurrir desde que el estado de estado de alarma y el confinamiento paralizaron España entera y, con ello, también la posibilidad de conocer esta cavidad. Un grupo de turistas italianos y polacos fue el primero en adentrarse en el conducto tras este tiempo de parón, que ha sido aprovechado para realizar una reforma integral en el Centro de Visitantes Cueva del Viento y trabajos de seguridad en la gruta y para preparar los nuevos protocolos anticovid.

“Estábamos con ganas de volver”, admitía en la mañana de este sábado Francisco Manuel Mesa, uno de los guías del espacio, mientras preparaba el equipo en el centro de visitantes. El recinto se encuentra en Los Piquetes, un barrio de los altos de Icod que ha sonado más que nunca en los últimos meses gracias al éxito de ventas de la novela Panza de burro. A la linterna, el casco y el botiquín, Mesa y sus compañeros tienen que sumar ahora como parte del instrumental el gel hidroalcohólico. No es esta la única novedad. Al menos inicialmente se ha reducido el número tanto de visitas como de personas que participan en cada una de ellas. Por un lado, se ha empezado con dos rutas diarias y la intención es pasar a cuatro y acabar alcanzando las ocho; por otro, los grupos está previsto que se vayan incrementado desde las seis personas establecidas en la actualidad hasta recuperar las quince de antes de que llegara la pandemia y lo cambiara todo.

Desde el Centro de Visitantes hasta la boca de la Cueva por la que se efectúa la entrada –tiene siete accesos en total– se puede llegar caminando o en vehículo. La primera modalidad de visita es nueva. “Ha nacido como una necesidad por la covid y ha venido para quedarse”, expone Mesa, que detalla que esta durará tres horas y cuenta con una dificultad media-alta. Se trata de un recorrido hacia la entrada de 1,1 kilómetros en cada dirección y con un desnivel de 200 metros (positivos en la ida y negativos a la vuelta). La otra opción, y que continuará siendo la oficial, es el desplazamiento en furgoneta. Esta última será la que más frecuencias tendrá de salidas diarias, con una duración de dos horas y media y dificultad media-baja, dado que en este otro caso prácticamente se comienza desde la boca de la Cueva.

Incluso en esa última modalidad, la visita no se queda en el recorrido por el túnel volcánico. “Se visita una zona rural de medianías, zonas agrícolas activas, un camino real y una era”, destaca Francisco Mesa, que añade que también se pueden ver los restos de casas tradicionales canarias. Y en todo momento con una vista privilegiada del Teide y Pico Viejo, ayer nevados. En el recorrido previo se pueden encontrar diferentes lavas y una gran biodiversidad de especies, desde la vinagrera al brezo, pasando por el verode y el helecho batatilla. Este sábado se podía escuchar incluso el sonido característico del pico picapinos, uno de los pájaros carpinteros más populares.

Los primeros en once meses

“First visit after eleven months. Congratulations!”, felicitó Mesa al grupo de turistas que salía de la cavidad junto a otro guía. En la entrada hay un bote de gel hidroalcohólico y, tras bajar unas escaleras, comienza el recorrido. Aunque la Cueva tiene 17 kilómetros oficiales (a los que hay que añadir 1,5 más que en 2011 descubrieron un grupo de espeleólogos canarios e ingleses), lo que está habilitado para la visita son 250 metros lineales, con un desnivel del 30 metros. El suelo algo puntiagudo se combina con zonas en las que se transita sobre rejas metálicas. Al no tener luz, el trayecto se realiza con la iluminación que aportan unos cascos con frontal lumínico. Su denominación Cueva del Viento se debe a las corrientes de aire provocadas por la inversión térmica, más apreciables en primavera y verano.

De la actividad se encarga la empresa pública Ideco, del Cabildo de Tenerife. Esta institución informo en los últimos días que, durante los meses en los que ha estado cerrada la instalación, se han llevado a cabo diferentes actuaciones, como la referida reforma integral del centro de visitantes y las acciones en materia de seguridad. Se encuentran ahí la revisión de toda la bóveda de la zona visitable de la Cueva. En esta se pueden localizar tres niveles diferentes de tubos volcánicos –superpuestos en algunas partes y separados en otras– y fenómenos geomorfológicos como simas, terrazas y otras formaciones de lava.

Francisco Mesa detalla que la Cueva del Viento cuenta con 27.000 años, mientras que este tipo de formaciones volcánicas alcanzan los 500.000. “La Cueva del Viento tiene su secreto, que no desvelamos”, señala en una invitación a visitarla. “Yo siempre digo que la Cueva es antiestrés”, expresa este veterano intérprete, con titulación de biólogo y guía oficial de Turismo de Canarias, que desarrolla su actividad en este espacio desde hace trece años, antes incluso de que el 20 de junio de 2008 comenzasen las visitas.

Rutas en varios idiomas

Para disfrutar de uno de esos recorridos por el interior del espacio –las rutas guiadas son la única forma de hacerlo– se requiere ropa y calzado adecuados. Estas visitas se pueden realizar en español, inglés, alemán o francés, y tiene un precio de 20 euros para adultos y 8,5 para niños mayores de cinco años, aunque para los residentes canarios el precio se reduce a 10 y 5 euros, respectivamente. Las reservas se pueden hacer a través de www.cuevadelviento.net.

“Es la cueva volcánica con mayor biodiversidad del planeta”, contextualiza Mesa, antes de entrar en los invertebrados que habitan en su interior, de los que uno es propio del lugar. “Hay restos paleontológicos de especies extintas como la rata gigante (Canariomys bravoi) y el lagarto gigante (Galliotia goliath)”, indica acerca de otros de los atractivos con los que cuenta la Cueva del Viento, de la que dice que es el sexto tubo volcánico más grande del mundo. Este lugar ya era conocido por los guanches hace más de 2.000 años, pues, según recoge la página oficial del recinto, se han encontrado restos de enterramientos en la cavidad, si bien hasta 1776 no se tenía ninguna referencia de la misma. “En este mismo año, los hermanos Bethencourt de Castro y Afonso Molina la citan en su descripción de la Cueva de San Marcos”, recoge la web previamente mencionada.

“La historia de los últimos descubrimientos se inicia en 1969 con la exploración profunda y con la publicación en 1970 de la primera topografía, de poco más de seis kilómetros, realizada por la sección espeleológica de La Guancha del grupo Montañero de Tenerife”, continúa el portal. En 1973, espeleólogos del Shepton Mallet Caving Club descubren el que posteriormente se llamó, en su honor, Pozo de los Ingleses, que conecta el piso tercero con una gran galería de cerca de cuatro kilómetros de desarrollo en el nivel más bajo. “Este importante hallazgo permitió ampliar considerablemente la cavidad, pasando a tener el complejo diez kilómetros”, plantea la plataforma.

Posteriormente, comienzan a realizarse estudios biológicos por parte del Departamento de Zoología de la Universidad de La Laguna y se descubre una gran variedad de fauna cavernícola. A su vez, por parte del Grupo de Espeleología de Tenerife Benisahare, se descubren y topografian nuevas galerías en la cavidad. Ya en 1989, este mismo grupo conecta la Cueva del Viento con la del Sobrado a través de estrechas gateras, pasando el complejo a tener un desarrollo total de 14 kilómetros. “Este descubrimiento da aún más importancia al gran complejo volcánico, planteándose la necesidad de retopografiar la totalidad de las ramificaciones”, agrega la web. En 1994 empezaron las obras de acondicionamiento para hacer visitable el tubo volcánico, coordinadas por el Museo de Ciencias Naturales, centro integrado en el Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife. Una de las primeras actuaciones fue la de desescombrar la boca donde terminaba uno de los ramales, lo que llevó a localizar en el enclave una sima de 17 metros de profundidad.

Otro dato destacado sobre los avatares del lugar es que el Gobierno de Canarias aprobó en 1998, para garantizar su conservación, un Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de la Cueva del Viento, paso previo a su declaración como Reserva Natural Especial. “El Plan nació para frenar las actuaciones que dañan a la Cueva, como nuevas construcciones, alteración del suelo o cualquier tipo de vertido. Además establece medidas de mejora, como una red de alcantarillado que evite el vertido de aguas negras y el apoyo a la investigación científica o a la educación ambiental”, afirma www.cuevadelviento.net acerca de la historia de este lugar.