ARTESANÍA | Un ejemplo de la crisis del sector

La eterna crisis de un artesano

Juan Núñez busca un lugar donde guardar el material de un trabajo de años porque antes de fin de mes debe dejar su taller

José Domingo Méndez

Santa Cruz de Tenerife

Juan Núñez ejemplifica la profunda crisis del sector de la artesanía en Tenerife. Reconoce que la pandemia del coronavirus ha agudizado el problema y casi ha dejado sin ingresos a las algo más de 600 personas censadas en la Isla como profesionales del trabajo manual. Pero este chileno luchador, que reivindica la cultura del aguerrido pueblo mapuche, aclara que “estar en crisis es algo casi permanente en nuestros oficios. No queda otra que reinventarse de nuevo”. Lo dice quien antes de final de mes debe dejar su taller del Polígono lagunero del Padre Anchieta por no poder pagar el alquiler. Ahora busca donde depositar un material reunido durante años que valora en unos 15.000 euros. En lo sentimental, no tiene precio.

Entrar a Mapuarte –el nombre es otro guiño a la cultura indígena–, la sede del trabajo de Juan, es hacerlo a un santuario. Materiales de todo tipo conforman varios espacios en apenas 25 metros cuadrados. De la madera al cristal pasando por la joyería, tarea por la que tiene su carnet. Explica que “son muchos años de esfuerzo para tener este humilde taller”. Ahora lo tiene que dejar. Agradece a su casera “lo bien que se ha portado conmigo porque me ha permitido ampliar los plazos de pago pero ella quiere dedicarlo a otra cosa y me parece muy bien”. Ahora busca un lugar donde guardar el estocaje que incluye algunos objetos de tanto valor, unos 10.000 euros, como los dos hornos,

Juan está casado y tiene tres niños pequeños, el menor de cuatro meses. Reside actualmente en la zona de Las Canteras pero lo ha hecho antes en otros lugares como el pueblo de Tejina. Ahora, a esta chileno inquieto no le queda otra que reinventarse. Ya lo ha hecho otras veces porque, como él dice, “yo llevo cinco años prácticamente sin ferias porque desde 2010 cuando protesté ante el Cabildo casi no me han dado opciones de estar en ellas pese a inscribirme siempre. He sobrevivido por las organizadas desde el sector privado”. Siempre rebelde ha presentado quejas y denuncias por varias situaciones al propio Cabildo o al Diputado del Común.

La eterna crisis de un artesano

La eterna crisis de un artesano / José Domingo Méndez

Rebeldía mapuche

La capacidad de regenerarse la demuestra el periplo vital de Juan. Cuando sale de Santiago para conocer el norte de su país; cuando da el salto a Bolivia, una nación en histórica rivalidad con la suya, para recorrer los caminos del Che Guevara o cuando llega a Tenerife en el 2000 para participar en una Feria Tricontinental. En 2001 se traslada a Gran Canaria donde durante casi siete años trabaja en proyectos sobre Identidad Canaria. Posteriormente, en 2007 retorna a Tenerife.

Primero trabaja en la construcción, donde su interés por la cultura boliviana y el conocimiento del país andino le lleva a contactar con muchos nativos de allí que le ayudaron. Luego con el carnet que saca el mismo año de su vuelta, 2007, retorna al camino del trabajo con el oro y la plata, su especialidad, que inició en la infancia.

“Empecé con las joyas a los 13 años y era como un juego que luego se convirtió en profesión”, apunta. Su espacio de trabajo abarca hoy hasta cuatro talleres en un único recinto. El de madera, con material reciclado; el de vitrofusión, que tiene el cristal como base, y el de joyería forman hace años este universo muy personal”. Desde el pasado septiembre incorpora dentro de su reciclaje profesional el trabajo con el cobre para, entre otras cosas, suministrar pulseras a las farmacias. En poco tiempo ha buscado un rincón para dedicar a esta nueva tarea. Su preocupación ahora es donde guardar el material para que no se estropee.

Juan también valora de manera global la situación real del sector “para que mi caso no vuelva a pasar.” Entiende que “la crisis de la Covid-19 ha sido el detonante y los artesanos nos encontramos en una situación desesperada”. Es crítico con el Cabildo porque “no ha atendido nuestras peticiones ni demandas dejándonos sin ferias ni lugares donde exponer nuestros oficios. Pedimos trabajo y espacios donde comercializar con seguridad”. Argumenta, además, que “para el Cabildo sólo cuentan los autónomos o aquellos que se dedican a los oficios tradicionales. El resto no existimos. Pido respeto para todos los de la Isla, pero debo nombrar especialmente a los cuarenta de La Laguna”. Insiste en que “por la inacción institucional algunos, como mi caso, nos vemos ahogados de deudas y tenemos que cerrar los talleres, la forma de ganarnos la vida y sacar adelante a nuestras familias”.

Ejemplifica lo que ocurre en Las Palmas “donde se dan ayudas para promocionarnos a través de vídeos. Aquí ni visitan los talleres y cuando lo hacen es para sacarse la foto los políticos”. Y resume casi con rabia: “Sólo pedimos poder seguir haciendo lo que amamos, Y no olvidemos que los artesan@s formamos parte del patrimonio cultural de la Islas y de Canarias”.

Una frase resume el espíritu indomable de este chileno heredero de los mapuches: “El que no lo intenta no cruza el río; o mejor el barranco en Canarias”.

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